viernes, 17 de noviembre de 2017

Rectificar sin exclusiones


 Simon Garcia

Hemos llegado a un aglomerado de crisis en todas las dimensiones y en sus fases ultradestructivas. Se extiende la confusión, el pesimismo y la desesperación. Esperamos en la antesala de una fuga al exterior o una huida al nihilismo. El acuchillamiento entre integrantes de la MUD hirió gravemente la esperanza de la gente y fragmentó una voluntad de cambio que no encuentra orientaciones claras para encausar sus rechazos y sus rabias.
Los líderes y partidos de la oposición se envuelven y son envueltos en oleadas de falsas acusaciones, campañas de descrédito y exigencias de sustitución. Empiezan a aparecer nombres que, por no estar expuestos directa y cotidianamente al fuego endemoniado de la política, son ungidos como salvadores.
Hemos pagado costos altos por sostener viva la lucha en defensa de la Constitución, evitar la democracia arrasada y lograr una justicia social sin subordinación al rentismo ni sumisión al Estado. No somos un pueblo manso ni un país callado: son invenciones para rebanar la autoestima de una oposición con eventos admirables.
La valoración de los líderes de la oposición y de los jefes de los partidos debe balancear éxitos y fortalezas, fracasos, carencias, errores y perspectivas para las redefiniciones. Dedicar mas y mejor reflexión al por qué, al para qué y al cómo seguir luchando.
Esta dirección, legitimada por los votos y el asfalto, ha demostrado que el régimen no es invencible y que es posible ponerle fin a la confiscación cuasi totalitaria del poder. Ha sabido resistirse a las tentaciones insurreccionales, a la trampa de la violencia y a las aventuras golpistas, situándose en el lado civilista de la historia. Existen ambiciones y egos encabritados porque  razonan la política desde sus pasiones humanas.
Puesto que las generalizaciones suelen ocultar la verdad, sería pertinente recordar que tenemos una oposición plural. Es decir, integrada por actores, formaciones y visiones diferentes. La MUD no es una oposición sino el encuentro tenso y crítico de varias oposiciones. Ahora, como ocurre después de toda dolorosa derrota, estas oposiciones están arrebatadas por los ataques entre y contra sí misma.
Pero no es momento para yoísmos, depuraciones, exclusiones o solicitudes de inexistentes nuevas direcciones. Hay un relevo que se está cultivando desde todos los lugares donde está predominando el interés de emprender una acción, por pequeña que sea, para debilitar y contener el plan de consolidar una dictadura. Existe para ampliar y democratizar la vertebración dirigente.
Entre temores e incertidumbres hay motivos para rehacer esperanzas. Los factores internacionales están moviendo bien las piezas y en el plano institucional y electoral hay sectores partidistas y sociales realizando esfuerzos para que el gobierno no se quede solo en la cancha.
La elección de Alcaldes reflejará las divergencias y omisiones de la oposición. Remachará la posibilidad de una prolongación de Maduro en el poder. Un susto que debería obligar a los partidos a volver a un cauce común y a los actores sociales a exigir una recomposición de la unidad con una sinergia más solidaria, inclusiva, inteligente y eficaz.
@garciasim

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