martes, 21 de noviembre de 2017

La pared y el muro
 
Luis Manuel Esculpi

La insoportable inflación hace estragos. El gobierno es incapaz de adoptar decisiones para controlarla. La ineptitud es manifiesta. En sus discursos pretenden soslayar la realidad. La evade aferrándose a gastadas formulaciones supuestamente revolucionarias. El mal llamado socialismo del siglo XXI no es otra cosa que la repetición del modelo fracasado en la Unión Soviética, Europa Oriental y Cuba. La vida se hace cada vez más agobiante. La búsqueda desesperada de alimentos y medicinas constituyen la rutina cotidiana. Los aumentos y los bonos se disuelven. No son ni siquiera paliativos. Las colas para adquirir desde el pan hasta el efectivo forman parte del paisaje. Eso también fue característicos de los regímenes del denominado “socialismo realmente existente”.
En Rusia no hubo celebración oficial, aquí si, con la parafernalia decadente la anunciaron y marcharon celebrando los cien años de la revolución bolchevique, este mismo mes ,el nueve exactamente, se cumplieron veintiocho años de la caída del muro de Berlín, que simbolizó el derrumbe del modelo impuesto en el mundo a partir de la revolución rusa. Por supuesto en Venezuela ese histórico acontecimiento el régimen no lo conmemoró, en su trasnochada predica y actuación lo ignoran. Prefieren mantenerse apegados a los viejos dogmas, con toda su liturgia y salmodia para justificar con la fraseología seudo-revolucionaria su ineptitud e incompetencia.
Esporádicamente recibo el reclamo de un lector aparentemente “imparcial” señalando que mis artículos solo se dedican a criticar al gobierno, no reconociendo ningún aspecto positivo en su gestión. Cuando reflexiono sobre ese señalamiento confieso lo difícil que resulta detectar varios logros de tal gestión, en todo caso al identificar alguno queda absolutamente disminuido ante el desastre y la tragedia que vivimos en la actualidad.
El pasado domingo mientras veía el programa de televisión de José Vicente Rangel, pensé: ojalá nuestro amigo el crítico lector, haya tenido la oportunidad de sintonizarlo, para escuchar las duras frases que uno de los más afamados defensores del régimen profirió sobre la situación que confrontamos los venezolanos.
Sabemos el inmenso descontento que siente el pueblo que respaldó alguna vez al oficialismo, las protestas por el incumplimiento de las cajas del CLAP se acrecientan, en La parroquia Sucre del Municipio Libertador (Catia) adquieren dimensiones masivas, en ellas participan centenares de personas; el flamante Ministro Freddy Bernal declara: “Solo le quiero pedir a los CLAP de todo el país, paciencia, porque no hay capacidad de llegar a todos los CLAP al mismo tiempo, el mismo día, la misma semana, esos es progresivo”.
El mecanismo ideado por el gobierno es apenas una gota de agua en el mar de la crisis. José Vicente por su veteranía y astucia se hace ahora portavoz del clamor popular -esta vez de pie- afirma: “Insoportable el costo de vida, imposible callar ante el fenómeno que azota a por igual a todos los habitantes de este país, sin excepción, sin distingo sociales y político, los venezolanos estamos contra la pared”.
Añadiendo en su intervención: ” lo que sucede en el país no tiene explicación, y lo confirma el silencio que existe a la hora de ensayar algunas, cada vez más retorcidas y forjadas en el universo de la fábula, ninguna convence ni las que dan los voceros del gobierno, ni las que dan los empresarios”
Al final agrega: “Que sorpresa nos deparará el futuro inmediato, si no hay una repuesta a lo que ocurre, si no hay políticas claras… A estas alturas de la crisis resulta imposible vivir de ilusiones provenientes de promesas reiteradamente frustradas”.
He reproducido estas extensas citas, por su contenido y por provenir de quién proviene, tendría que ripostar: cierto José Vicente “estamos contra la pared” por el intento de imponer en nuestro país un modelo que fracasó en todos los lugares donde se implantó y tu has sido uno de sus más acérrimos defensores. La evidencia más elocuente de ese descalabro fue el derrumbe del famoso muro. Cuya caída ignoran los capitostes del régimen y quienes aún los amparan.

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