ENTREVISTA A MARÍA CORINA MACHADO
KISAI MENDOZAY
"No podemos seguir de rodillas y con la mano extendida"
María Corina,
Ya oficializadas sus aspiraciones presideniales, sostienee que los venezolanos están ávidos de protección y desesperados de amor.
llegó María: "quiero ser la primera mujer presidenta de Venezuela porque tenemos un desafío transformador que supone encarar el modelo que vivimos e incorporar a toda la sociedad".
En un comando de campaña lleno de afiches, pendones y pancartas, muy de mañana, María Corina Machado oficializa su decisión, lista para, a partir de hoy mismo, reiniciar su peregrinación por el país bajo el signo de la madre buena y protectora que puede asimilarse a todas las madres venezolanas en el reino del matriarcado. ¡Oh María!
-¿Cuál es la diferencia entre tus ambiciones y tus ideales?
Sin ambición no es posible ganar y sin ideales todo se reduce a buscar el poder por el poder.
¿Para qué quiere ser presidenta una niña que lo tiene todo?
-Lo importante es que ambos factores estén alineados. Que tus ideales te movilicen con la fuerza suficiente para plantearte logros y servicios. Esta decisión, la más importante de mi vida, tiene contenido emocional, racional y existencial. Pero es esencialmente espiritual. Dedicar la vida y arriesgarlo todo porque adoro a mi país, lo amo con pasión y quiero que nuestros hijos crezcan con las mejores oportunidades en una sociedad de hombres y mujeres libres.
-¿Cuándo te nació la idea? ¿Es una decisión impulsada por la situación del país o sentiste que estabas predestinada? A juzgar por el lema de campaña ("Viene María") pareciera lo segundo.
-La que vivimos los venezolanos es una experiencia única. Muchos de quienes teníamos planes de vida en áreas como la profesional, los cancelamos por la pérdida progresiva de nuestras libertades. Luego, ante la humillación que sufrimos como individuos y nación, reaccionamos. Es cuestión de valores. La terrible destrucción material (las carreteras se caen, los hospitales no curan, las escuelas no enseñan), no se compara con la crisis moral del país. Piensa en las miles de mujeres que hacen cola en Mercal y luego de marcarles los brazos y esperar horas a la intemperie, consiguen vacíos los estantes. Piensa en los pensionados a quienes se les quita lo suyo, en los empresarios despojados de su propiedad, los empleados públicos obligados a bajar la cabeza. Nuestro dilema es entre la humillación y la dignidad. Por eso debemos reaccionar y decir "ya basta".
-Si dices que debemos reaccionar es que no hemos reaccionado. Incluso, según las encuestas, al menos la mitad de la población está feliz de que la "humillen".
-Eso no lo indican las encuestas, pero tampoco observo mi país a través de ellas. Entender a Venezuela es más complejo.
El presidente ganó las elecciones apoyado por un país deseoso de una transformación profunda y tuvo ingresos sin precedentes que debían haberse traducido en un mejoramiento sustancial de la vida de los venezolanos. Pero lo que se generó fue mayor subordinación al Estado y al partido de gobierno. Y eso es intencional porque se busca tener una sociedad de rodillas y con la mano extendida, en la consumación de un chantaje político y social.
-¿Montó el gobierno una fábrica pobres?-
Este modelo quiere a los pobres, pero los quiere más pobres y se ha dedicado a multiplicarlos como mecanismo de control social. En paralelo, ha desarrollado la política de exclusión, discriminación e intimidación más feroz que se pueda imaginar en un régimen seudo democrático.
Si no eres rojo no existes, el justo está preso, el culpable es premiado. Hay una terrible inversión de valores que lleva a la desesperanza. Y si la inmensa mayoría del país está ávida de liberación para construir, también existe un sector que necesita profunda y amplia protección.
Esa gente no está de acuerdo con lo que ocurre en el país, pero teme ante lo que un proceso de transformación represente para ella.
-Criticas un modelo, pero ¿qué propones?
-Quiero un país donde haya convivencia, podamos dormir tranquilos y tu familia esté segura Los venezolanos requieren oportunidades para desarrollar su proyecto de vida. Que todos puedan superarse. Que regresen quienes se fueron.
Durante estos años se ha acumulado una energía creadora que va a desbordarse cuando haya señales de confianza. Para eso necesitamos un gobierno que trabaje para tus hijos, que diga la verdad por dura que sea y tenga reglas de juego claras.
-Una cosa es decir la verdad siendo gobierno y otra cuando eres candidato(a).
-Si actúas así cometes una violación de valores esenciales como la integridad y el respeto. Esa es una de la causas que destruyó el sistema de partidos previo a la llegada de Chávez. Se perdió la confianza en las instituciones, la perdimos entre unos y otros y la perdimos en nosotros mismos.
-El problema de los candidatos es que cuando dicen la verdad, pierden.
-Lo que más anhelamos los venezolanos es tener alguien en quién creer. Cuando recorro el país me llega al corazón la frustración de quien se siente engañado, traicionado, burlado. La gente tiene urgente necesidad de referentes éticos. A punta de golpes maduramos para procesar la verdad y decir con transparencia que vienen momentos duros, de trabajo y esfuerzo.
Esa es la vía segura para construir un nuevo modelo de sociedad que permita revisar y corregir no sólo prácticas de ahora, sino de vieja data, exacerbadas por este gobierno.
-¿Cómo cuáles?-
Rentismo, clientelismo, populismo, centralismo y autoritarismo porque estamos ante un choque de modelos y de valores.
Mientras hoy se pregona la lucha de clases y la liquidación de la familia, yo creo en ésta y en las redes de apoyo y de solidaridad. Aquí se plantea el colectivismo (en el fondo se trata de que el gobierno es dueño de todo), yo creo en una sociedad donde la gente es la propietaria y creadora de riqueza.
Este modelo es centralista y personalista, yo predico una descentralización de verdad. Se trata de pasar de una relación estado-sociedad, basado en el populismo, a una donde prive el desarrollo humano y las capacidades. Es el Estado al servicio del individuo y no al contrario. Hablo de una ruptura, un cambio radical en el modo de vida y de la sociedad. -Un chavista diría que planteas un estado liberal.
Alguien de la MUD advertiría que se trata de un modelo socialdemócrata.
-Planteo una sociedad libre, digna y solidaria, donde haya corresponsabilidad y un nuevo modelo de inclusión social.
La pobreza no es sólo un tema de ingresos, sino de ausencia de oportunidades y de capacidades personales para aprovecharlas.
Ampliar la clase media y erradicar la pobreza no es monopolio del Estado, es una responsabilidad compartida.
Ahora, yo creo en la economía de mercado, la competencia y la promoción de las inversiones. El Estado debe concentrarse en la producción de lo que los economistas llaman bienes públicos: educación, seguridad, infraestructura. Los privados, incluyendo extranjeros, deben dedicarse a desarrollar el potencial extraordinario del país a través del talento, la creatividad, la innovación y la productividad, términos excluidos del lenguaje oficial.
-¿Cómo garantizar la gobernabilidad que permita cumplir ese cometido?
-Con el diálogo y el respeto entre los distintos sectores. Vendrá un momento muy complejo de transición donde para garantizar la gobernabilidad debe haber una amplia y profunda coalición y no sólo de partidos, sino de todos los sectores de la sociedad. La situación venezolana es particularmente adversa, dados los niveles de violencia generada por grupos irregulares y del crimen organizado que han ido permeando las instituciones.
-¿Qué haría un gobierno presidido por ti con las propiedades de particulares tomadas por el gobierno?
-Cuando el Estado roba comercios, fincas, fábricas, medios que funcionaban con criterios de competencia y productividad, el resultado es la destrucción y la corrupción. Uno de los grandes desafíos es establecer una relación con quienes sufrieron el despojo de su propiedad y buscar una solución justa.
Tanto para el próximo gobierno como para los propietarios originales. -Una reprivatización. -
No, porque la propiedad siempre estuvo en los propietarios originales a quienes ni siquiera se les pagó. Además, la expropiación es una garantía constitucional para proteger la propiedad de quienes han hecho inversiones y confiado en el país. Ellos fueron víctimas de un robo por parte del Estado.
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