Nadie tiene derecho a expropiarnos a la Vinotinto
La Vinotinto ha sido la nota más refrescante, alegre, promisoria y estimulante que hemos podido recibir todos los venezolanos, en este momento tan particular del país. La Vinotinto nos ha hecho sentir tanto orgullo, tanta satisfacción y alegría; como pocas veces. Todos la hemos aplaudido, todos hemos rezado por ella, todos nos hemos sentidos jubilosos de alegría cuando logra lo que ha logrado; todos nos sentimos tristes cuando perdió; y todos queremos que siga cosechando éxitos gracias al trabajo duro de su director y de sus jugadores.
Habíamos logrado escaparnos de la terrible polarización, y nadie hablaba que si Chavez, que si la oposición, que si los ni-ni. ¡Nadie! todos confiamos en la Vino Tinto, sin tintes políticos, sin comentarios agresivos, sin críticas al gobierno o a los gobiernos anteriores. Hasta nos olvidamos de los intentos de algunos voceros oficialistas de cambiarle el color vinotinto a la franela y al nombre del equipo, y en su lugar, seguramente ponerlo rojo o qué se yo! Todos apostamos y seguimos apostando por ese equipo y esos jóvenes maduros, serios, disciplinados y responsables, que hablan sin estridencias, sin insultos, sin amenazas a nadie, solo prometiendo dar lo mejor de si mismos por Venezuela.
Pero esta felicidad no podía durar demasiado. El alacrán pica porque está en su naturaleza, no lo puede evitar. ¡El ministerio del Deporte, ha organizado un acto de recibimiento al equipo Vinotinto y la caravana arrancará desde el aeropuerto de Maiquetía, entrando por Catia, la avenida Sucre, la avenida Bolívar hasta la Plaza Venezuela! No pasará por Las Mercedes, sitio de reunión de los fanáticos de esa parte de Caracas, ni por Chacaito, ni por la avenida Francisco de Miranda, ni por Petare! Para los burócratas del ministerio de Deporte Caracas llega hasta la Plaza Venezuela!
Nunca imaginamos que tanta pequeñez fuera posible. Ya hemos visto manifestaciones horribles de ese espíritu de secta que hace que haya dos tipos de venezolanos; los chavistas y los que no lo somos; la lista de Tascón (o de Chávez) fue el ejemplo más nefasto nunca visto en Venezuela. Los que organizaron este recibimiento, seguramente con instrucciones del alto gobierno, no se resignan aceptar que la Vino Tinto compite y avanza desde hace algunos años gracias al esfuerzo de los miles de fanáticos que acuden a los partidos, de la Federación Venezolana de Fútbol, de los clubes, de los miles que juegan fútbol, de los medios de comunicación, de numerosas empresas privadas y públicas que los han patrocinado; en fin, de todos!
¡No importa! Superaremos esta nueva muestra de mezquindad y de estupidez humana. Esperemos que respeten a los jugadores y no los fuercen a situaciones contrarias a su espíritu y deseos. Esperemos que respeten a todos los venezolanos y no nos obliguen a presenciar un acto de vulgaridad propagandística como hicieron en el bicentenario.
Les guste o no les guste, lo acepten o no lo acepten, la Vinotinto es de todos los venezolanos. Todos tenemos derecho a celebrar su regreso triunfante, su mérito es de este pueblo y de este país. Nadie tiene derecho a expropiarnos a la Vinotinto. ¡La Vinotinto es de Venezuela!
Manuel Guevara B. Caracas, 22 de julio de 2011
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