sábado, 30 de julio de 2011

HUMALA Y EL PICAO DE MACAGUA


Tomó posesión Ollanta Humala y su discurso inicial podría ser tranquilizador para algunos. Ningún desplante, no hay amenazas ni a propios ni a extraños, muy conciliador. Lució prudente, comedido, sosegado, lejos de ser pugnaz.

Por otro lado, después de leer la conformación que tendrá su gabinete ministerial, se podría pensar de manera apresurada que como a Pablo de Tarso de camino a Damasco, él haya tenido una visión que lo convirtió de militar golpista de pensamiento colectivista y salpicado de indigenismo fascistoide, a demócrata liberal y partidario ferviente del capitalismo.

No obstante, el optimismo, el posibilismo y hasta la ingenuidad de algunos no debería llegar a tanto.

Resulta muy difícil creer que un hombre con las ideas que conocemos ampliamente haya sufrido una mudanza de 180 grados en su visión de las cosas en tan corto tiempo.

Ciertamente, los nombres que han sido publicitados para estar al frente de las carteras más importantes en ese gobierno gozan de la confianza de los mercados. Los factores económicos no los ven con malos ojos; al contrario, los reciben como una buena señal de la administración próxima a estrenarse. Incluso Keiko Fujimori ha manifestado su complacencia con algunos.

Según los parte de prensa, el primer ministro o presidente del consejo de Ministros será Salomón Lerner, empresario de origen judío, fue funcionario en el gobierno de Velasco Alvarado, amigo del ex presidente Toledo, con notoria participación política en los últimos años y de quien dicen hizo cambiar las orientaciones económicas en el programa y el discurso de Humala; el de Economía será Luis Miguel Castilla, viceministro de Hacienda de Alan García, graduado en John Hopkins, ex funcionario del Banco Mundial y de la CAF, dicen que es neoliberal; de Relaciones Exteriores, Rafael Roncagliolo, profesor universitario, sociólogo, fue Presidente de las Juventudes demócrata cristianas de América; de Defensa, Daniel Mora, general retirado, del partido de Toledo, y quien había sido designado hace poco vocero de la bancada de ese partido en el parlamento; de Comercio Exterior, José Luis Silva, empresario del sector exportador; del Trabajo, Rudecindo Vega, miembro del partido de Toledo, y Julio Velarde, actual presidente del Banco Central, continuará en estas funciones, entre otros.

Este cuadro ministerial podría cambiar la percepción que muchos tenemos de Ollanta Humala y esperar un gobierno distinto al de Chávez o Correa. Sin embargo, la trayectoria del peruano a cualquier venezolano que ha vivido la pesadilla chavista de la última década, lo pone en guardia; o como se dice por estos pagos: "el picao de macagua cuando ve bejuco se le paran los pelos".

Obviamente, las condiciones político-económicas peruanas no son las mismas que las de Venezuela o Ecuador, y transpolar estas experiencias a Perú sería un despropósito.

Humala ganó la presidencia con un apoyo electoral que está alrededor del 30 % de la población. No dispone de mayoría parlamentaria, y para remate, la publicitada visita de negocios de su hermano a Rusia, le quitó a éste, de un sólo tajo, 20% de la popularidad que había logrado después del triunfo.

Por otro lado, el poder económico del estado peruano no es igual que el del venezolano. La situación económica no es la que tenía Chávez al llegar al poder. Las condiciones sociales tampoco son similares. Para lograr el triunfo, Humala se vio obligado a coaligarse con otras fuerzas políticas en la segunda vuelta electoral. así las cosas, la gobernabilidad no es de su exclusivo control.

Asimismo, el entorno internacional ha cambiado en los últimos años. Aliarse a un gobierno como el de su amigo Chávez, hoy debilitado y aislado, y enrolarse, por ejemplo, en las huestes de la ALBA, son opciones que en el Perú actual están muy lejanas. Pareciera, más bien, que el papel del hegemón del patio suramericano, BRASIL, será decisivo en las estrategias que siga Perú en sus relaciones internacionales. La participación activa de los brasileños en la campaña de Humala refuerza esta idea.

Algunos han señalado que estos primeros nombramientos de Humala fueron tomados como primer paso calculado para más adelante sacar las garras, toda vez que sus intenciones totalitarias soterradas saldrían a flote cuando estén dadas las condiciones. Quién sabe. El ejemplo de Chávez sería aleccionador al respecto. Si sacamos la cuenta de los políticos, empresarios y medios que lo apoyaron en 1998, muy pocos se salvan. Fue saliendo de ellos progresivamente. Sus “compañeros de ruta” iniciales han sido apartados y execrados para gobernar él solo, autocráticamente, según el plan trazado en la logia militar que lo ha acompañado durante 3 décadas o más y conforme a una ideología que camufló varios años.

¿Es Humala su émulo?

A mi juicio, es probable que en el fondo las intenciones de Humala sean parecidas a las de Chávez. Su pensamiento se inscribe en esa corriente confusa y anacrónica llamada “socialismo del siglo XXI”; de allí que este opinador no crea en conversiones repentinas al credo democrático. La realpolitik lo constriñe, lo obliga a hacer lo que que no desea. No tiene las fuerzas propias suficientes para llevar a su país adonde él cree que debe ir; afortunadamente, por ahora.

Fue a EEUU y ha sido recibido por Obama; cosa lógica, éste es el presidente del país más poderoso de la tierra y del hemisferio, socio comercial de Perú. Pero también fue a visitar a Fidel Castro. ¿A santo de qué?

Está claro que el curso de los acontecimientos políticos en el Perú dependerá de los contrapesos y salvaguardias políticas que las fuerzas democráticas pongan para impedir cualquier desnaturalización del régimen vigente de libertades y de economía de mercado.

Que la amarga experiencia venezolana sirva de ejemplo -¡de mal ejemplo¡- a los peruanos para evitar equivocaciones que abran paso a la destrucción de su democracia desde adentro, utilizando las propias instituciones para la vil tarea, tal y como lo ha hecho el autócrata venezolano.

De repente por mal pensados nos equivocamos, y el gobierno de Humala transcurre como otro más de una democracia liberal cualquiera. Ojalá sea así. Ver para creer.

EMILIO NOUEL V.

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