JULIO CESAR MORENO: “No tenemos Constitución, tenemos un cementerio constitucional”
JULIO CESAR MORENO
Manuel Felipe Sierra
ABC DE LA SEMANA
Desde muy joven asumió la militancia política en la Juventud Revolucionaria Copeyana, donde llegó a ejercer la llamada tendencia de los “Avanzados”. Cuenta con una larga experiencia como parlamentario y además, ha ejercido como embajador en Chile y Guatemala. Pertenece al equipo promotor de AP, encabezado por Oswaldo Álvarez Paz. Estas son las reflexiones de Moreno para los lectores de ABC de la Semana.
— El país vive una situación muy compleja porque pese a la muerte de Chávez, aún existe un clima de polarización. Se ha impugnado la legitimidad de Maduro y algunos sectores plantean la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente. Incluso, tú has escrito varios artículos sobre el tema. ¿Cuál es el momento ideal para promover una consulta de este tipo?
— Yo no entiendo a veces las dudas que puedan tener algunos sectores de la oposición en relación a la Constituyente. Nosotros fuimos a una elección presidencial, ganamos la elección, ganó Capriles, le hicieron fraude, el candidato, su comando de campaña y la MUD denunciaron el fraude. Cuando tú denuncias un fraude eso no tiene retroceso. Si tú dices que el gobierno de Nicolás Maduro es un gobierno ilegítimo, no puedes ahora quedarte callado y empezar a aceptar la legalidad de ese gobierno, o es ilegítimo o no lo es.
— Esta es una situación que se ha denunciado incluso internacionalmente.
— Sí, es una denuncia que se ha hecho y que se sigue haciendo. Por ejemplo, María Corina Machado ha señalado que el gobierno de Maduro es ilegítimo en su origen y también en su desempeño, lo cual incluso es mucho más grave. Entonces tenemos un régimen fruto de un fraude y una Constitución que permite relegitimar los poderes públicos. La oposición ha dicho siempre que nuestra vía es una vía legal y constitucional ¿entonces por qué no activamos ese mecanismo para provocar el próximo año, a través de una decisión que tome esta Asamblea Nacional Constituyente, una nueva elección presidencial? Y lograr además designar por ejemplo un nuevo TSJ, una nueva Contraloría, una nueva Fiscalía, una nueva Defensoría, es decir, los mecanismos institucionales que estamos denunciando como ilegítimos. La oposición debería estar orientada en la gran idea de convocar al país a una nueva Asamblea Constituyente.
Poder Soberano
— Ahora, en Venezuela (y esto es una objeción que se hace y es cierta a la luz de la historia) las Constituyentes se utilizaban para legitimar Golpes de Estado y también como mecanismos para prolongar en el poder a los gobernantes, por lo que se ha creado en torno a ella una especie de mala fama. ¿Qué diferencia tendría esta Constituyente de las anteriores?
— Hay una diferencia muy importante y es que esta Constituyente sería promovida por iniciativa popular y esto es posible de acuerdo con el texto constitucional. Es decir, esta Constituyente no la está solicitando un Presidente de la República que quiere legitimar una dictadura o que quiere legitimar el continuismo, como pasó con Pérez Jiménez o como hizo Chávez, quien lo hizo ilegal e ilegítimamente a pesar de que la Corte Suprema de Justicia le terminó dando la razón, pero lo hizo para modificar la Constitución, para establecer un período presidencial de 6 años con reelección, lo cual le permitió en 12 años dominar el resto de los poderes públicos y establecer la reelección indefinida.
— Esa es una diferencia fundamental con la Constituyente que propones.
— Claro, esta vez sería una iniciativa absolutamente democrática y popular que sale de las entrañas del país, de todos los sectores que tratarían de imponer de nuevo el sistema democrático a través de un cambio constitucional que pudiera ser una nueva Constitución o una reforma constitucional; eso lo tendría que decidir el poder soberano. No es lo mismo, por ejemplo, la Constituyente del año 45, que fue fruto de un Golpe de Estado que derrocó a Isaías Medina Angarita y que a pesar de ello dejó un saldo histórico positivo porque le abrió el camino a la democracia a través del voto universal, secreto y directo, de los poderes públicos, también le dio vida a los partidos políticos, etc. Esos principios, a pesar de que ocurrió el Golpe de Estado, no se perdieron, se recogieron luego en la Constitución de 1961 y son los que han quedado vigente hasta este momento. En todo caso, pudieron ocurrir muchos episodios históricos que no tienen nada que ver con lo que está pasando ahora, nosotros estamos hoy frente a la destrucción de la República, se está desmoronando todo y no considero que la respuesta de la oposición sea sólo las elecciones municipales. Sin duda son importantes, pero no van a impedir que Nicolás Maduro siga saqueando el país.
— Es más, una votación victoriosa para la oposición sería paradójicamente un factor de estabilidad para Maduro, porque representaría una manera de compartir el poder en un área que no toca las decisiones políticas centrales, pero que comprometería a la oposición en funciones de gobierno.
— Exactamente. Cuando la gente que han visitado algunos diputados, incluso Capriles en el exterior, vean que la oposición está celebrando el triunfo de las elecciones municipales dirán que estamos locos, porque denunciamos que el sistema es ilegítimo pero prácticamente estamos fortaleciendo ese sistema y garantizando la legitimidad de Maduro. En cambio, si a la par de las elecciones municipales llevamos la propuesta de la Constituyente, tenemos incluso la justificación teórica y lógica para seguir avanzando en la recuperación del proceso democrático.
— ¿Por qué la MUD no ha reaccionado frente a una propuesta como esta?
— Yo creo que lo está ocurriendo en el país tiene que hacer despertar a la MUD, tienen que romper los esquemas tradicionales del partidismo (que de paso ha perdido mucha vigencia en Venezuela) y todos tendríamos que reactivarnos en ese proceso Constituyente que a lo mejor cambia radicalmente las cosas y algunos intereses van a ser afectados, pero si no lo hacemos vamos a permitir que se establezca en Venezuela una dictadura totalitaria como la que está avanzando.
Mecanismo universal
— Fíjate que incluso hay un antecedente importante para derogar la Constitución perezjimenista del 53. En el año 58, para no convocar a una Constituyente se convocó un Congreso con mandato para elaborar una Constitución y que sirvió de base a 40 años de democracia.
— Y además, fue el Congreso electo con mayor apoyo popular. Es decir, en esas elecciones del 58 creo que hubo un 4% de abstención. En cambio, en la Constitución que hizo aprobar Hugo Chávez en 1999, hubo una abstención cercana a más de cincuenta y tanto por ciento, en el referéndum consultivo que convocó Chávez más de la mitad del país se abstuvo. Es decir, Chávez logró con un 32% reformar la Constitución venezolana. La diferencia es radical. Nosotros creo que pudiéramos llevar al CNE cinco o seis millones de firmas exigiendo que vayamos a una Asamblea Constituyente para restablecer el orden jurídico.
— Además que las Constituyentes, pase lo que pase en cualquier parte del mundo, son un mecanismo de relegitimación universal. Colombia la está planteando de nuevo, y Rousseff lo hizo recientemente en Brasil ante el auge de las protestas. Y es que es la única salida pacífica en la que además participan los ciudadanos.
— Claro. Fíjate que incluso en el caso chileno, que es un caso bien interesante ahorita, se está planteando la posibilidad de una Asamblea Nacional Constituyente porque Chile todavía se rige con la Constitución de Pinochet, con algunas modificaciones importantes que se le han hecho. Entonces, la Constituyente no tiene que ser un tema radical, como lo tratan algunos sectores de la oposición. No hay nada más democrático que una elección en la que el pueblo decida y designe a sus representantes. Además, esa decisión tiene que ser sometida a un referéndum popular. Lo que estamos pidiendo es que por la vía electoral se salve el proceso democrático que se está hundiendo. Con esta bandera la oposición recupera la confianza y a nivel internacional sería un tema demasiado importante.
— También cuando el Golpe de Estado de 1992 y después del “Caracazo” en 1989, había un clima de inestabilidad y se planteó la necesidad de una Constituyente. En aquel momento hasta Carlos Andrés Pérez dijo que era una salida. Pero se escogió la vía de la reforma constitucional, que no quedó en nada, pero había una necesidad política de cambio. Hay que ver las Constituyentes también como un instrumento político para resolver crisis, cuadros de ingobernabilidad y en este caso, ello sería lo que está planteado en Venezuela.
— Sí. Yo me pregunto qué ocurriría en Venezuela si simplemente vamos a las elecciones municipales y vamos a suponer que ganemos las mayorías de las alcaldías, pero qué va a pasar con el gobierno central, qué va a pasar con este Tribunal Supremo de Justicia y con todos estos organismos, qué va a pasar con el tema de la política económica, de la seguridad. Es decir, ¿vamos a esperar 3 años para el referéndum revocatorio? Que es otra opción que se está planteando pero que es mucho más compleja.
— ¿Cuáles serían los cambios que plantearía la Constituyente?
— En mi opinión, uno de los temas fundamentales es el del continuismo. Tenemos que volver a una Constitución que establezca la no reelección, pero la no reelección definitiva porque yo creo que el error de la Constitución del 61 fue colocar la posibilidad de una reelección 10 años después, y buena parte de lo que está ocurriendo es consecuencia de ello. También hay que fortalecer el sistema federal concebido en términos convenientes para la unidad de la nación, ya la gente se está acostumbrando a la idea de la autonomía de las gobernaciones. Y fortalecer del mismo modo mucho más el poder municipal. Pero estas son sólo algunas de tantas ideas.
— También es importante desmontar la estructura de poder que fue instalada por el proyecto chavista que es antidemocrática, porque ni la propia Constitución del 99 le sirvió a Chávez para consolidar su proyecto y tuvo que utilizar leyes habilitantes para crear una especie de Constitución paralela.
— Yo considero que nosotros no tenemos Constitución, tenemos un cementerio constitucional. Es decir, una Constitución en donde reposan una cantidad de artículos muertos que son los que garantizan precisamente el sistema democrático. Y otro tema que sería importante en una nueva Constitución, es devolverle el poder al mundo civil sobre el mundo militar, porque Chávez logró reservarse para sí el ascenso de los militares, sacó del control del Congreso o de los organismos civiles el mundo militar y eso ha sido perverso, porque ha permitido que se politice y se corrompa la institución militar. Yo creo que el tema de la Constitución abre espacio para la discusión y para plantear muchas ideas nuevas que pueden plasmarse allí y que van a permitir que el país mejore.
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