sábado, 15 de abril de 2017

LA OPINIÒN DE POMPEYO

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“El fin del poder”
 
La cúpula gobernante y Maduro, su barniz civil, está sumamente equivocada si cree que puede burlarse del resto del mundo precisamente cuando existe una situación de la actual geopolítica donde no hay ninguna potencia hegemónica, y para decirlo con las palabras del venezolano Moisés Naim, estamos ante una situación que él la califica de “el fin del poder” y que se puede resumir en que los gobernantes de este periodo tienen menos poder que los caudillos de los siglos XIX y la primera mitad del XX.
Ello lleva a Naim a considerar un panorama radicalmente distinto al del siglo XX, el poder de los gobernantes de hoy –así como de los gerentes de las grandes transnacionales–, tienen limitado su poder gracias a la tendencia mundial del predominio de las soluciones jurídicas en los asuntos políticos y sociales, que limita a los gobernantes en el ejercicio del poder, lo que se expresa en las cláusulas democráticas de los convenios –y en lo que respecta a la OEA en la “Carta Democrática Interamericana”–, aprobada en sesión extraordinaria en Lima el año 2001 y firmada por Chávez. Los condicionamientos de la “Carta Democrática”, de acuerdo con nuestra Constitución, pasan a regir en una suerte de supranacionalidad sobre las arbitrariedades, masacres, genocidios que los tiranos del mundo quieren desconocer.
Hay otro aspecto que es la imprescritibilidad de dichos crímenes, que no fenecen y que pueden derivar en sanciones a escala mundial. En fin el aprendiz de dictador no podrá salirse con la suya e incluso algunos Estados del Caribe le dan la espalda a su régimen y a su modelo económico.
Maduro ve el mundo al revés, lo que es blanco lo ve negro, y lo que es negro lo ve blanco. Es así que en parte por su mentalidad totalitaria, y de la cúpula que lo gobierna, estima en plena era del conocimiento, del internet, de las redes sociales y otros avances tecnológicos en las comunicaciones, del mundo interconectado, que puede actuar impunemente como si vivieran en una isla al estilo de Robinson Crusoe.
Seremos los venezolanos los que superaremos este dramático momento que vive nuestra patria, pero la presión internacional no debe ser subestimada y la aplicación de las clásulas de la Carta Democrática Interamericana, o las sanciones que se consideren pertinentes, tendrían importantes repercusiones que podrían contribuir al cese de la autocracia y a la integración de una Venezuela democrática y en libertad.

Venezuela será democrática
 
Integré un grupo de compañeros quienes decidimos romper con el MAS cuando este partido resolvió respaldar a un convicto y confeso golpista poseído por la megalomanía y el culto a la personalidad, quien valiéndose de los altos precios de los hidrocarburos se trató de erigir en una “referencia” en nuestro continente, alterando por completo los mecanismos integracionistas, creando organismos a su imagen y semejanza, hasta implantar en el país una dictadura con los ribetes que el mundo de hoy impone.
Maduro, el “ungido” por Chávez, ha escenificado recién un sainete tragicómico violentando el poco vestigio de institucionalidad que quedaba, porque es tan inepto que apenas alcanza a hacer payasadas respaldado por una cúpula militar corrupta que le sirvió a Chávez en vida y que constituye el verdadero poder detrás de ese barniz de “civilismo” de un ignorante como él, acompañado de un Teniente ascendido a Capitán como Cabello, de Padrino López –que se dice es el verdadero poder detrás del trono– y de El Aissami.
El espectáculo presentado por los ya calificados “4 jinetes de la apocalipsis” no tiene parangón a lo largo de la historia republicana venezolana. Mikel Moreno, como dice El Nacional, le cayó del cielo para llevar adelante los grotescos hechos que colocan ante el mundo a nuestro país en un lugar de desvergüenza, hechos que ni siquiera en la repúblicas bananeras se han vivido. Tal como se ha venido alertando, la permanencia de Maduro y de su cúpula militar viene a agudizar la situación hasta llevarla a extremos insoportables para un Estado y para un pueblo.
Todas las formas de lucha son válidas para salir de esta dictadura. La resistencia de los factores democráticos de la sociedad ha impedido que la esperanza no se pierda. Nuestro pueblo ha demostrado ser corajudo, valiente, y mediante la unidad más amplia y la lucha indoblegable por conquistar la libertad hará posible salir del “cuarteto de la muerte” ya mencionado, cambiar de presidente, de régimen, de modelo económico y abrirle nuevos horizontes a los venezolanos de esta generación y de las venideras, convivir en paz bajo el amparo del “contrato social” simbolizado en la Constitución vigente. El camino se ha iniciado con el apoyo internacional y la valiente posición de Almagro y cancilleres dignos como el de México, entre otros. Ahora nos toca a nosotros hacer nuestra parte.
La firma del Acuerdo Nacional debe ser lo más pronto posible para acceder a un gobierno de transición mediante elecciones para restablecer la paz, el desarrollo con equidad y la vigencia plena de la Constitución que citamos una vez más proclama:¡Venezuela es y será para siempre democrática! ¡Si se puede!

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