martes, 4 de abril de 2017

La ruptura del orden Constitucional democrático en Venezuela



Edmundo González Urrutia

    Miembro del Grupo Àvila


Las sentencias de la Sala Constitucional números 155/2017 y 156/2017 del 28 y 29 de marzo respectivamente, consumaron la ruptura del orden Constitucional en Venezuela al desconocer las bases del Estado Democrático de Derecho. El camino autoritario iniciado por Nicolás Maduro desde hace un largo tiempo, y denunciado en numerosas oportunidades, llegó a su incontestable final: en Venezuela se dio un auto golpe de Estado.

Por mucho tiempo se utilizaron diversas expresiones para calificar la naturaleza del régimen de Nicolás Maduro: democracia autoritaria, autoritarismo competitivo, régimen híbrido, autoritarismo electoral, neo dictadura, autocracia electoral, militarista, entre otras. Con las sentencias antes citadas no caben dudas de que en Venezuela ocurrió un quiebre democrático y una alteración del orden constitucional.

En los dos informes presentados por el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos sobre la crisis en Venezuela, de fechas 30 de mayo de 2016 y 14 de marzo de 2017, se hizo una cruda descripción del creciente deterioro de la democracia en nuestro país. Se describieron con detalle y amplia sustentación las recurrentes violaciones a la Constitución, el irrespeto a los derechos humanos, la ausencia de separación e independencia de los poderes públicos, la corrupción generalizada,  para concluir que el gobierno de “Venezuela viola todos los artículos de la Carta Democrática Interamericana”.

La comunidad internacional ha respondido de manera muy firme y solidaria con la democracia venezolana, exigiendo la restauración del orden constitucional, el respeto por los derechos humanos, la restauración del estado de derecho, la restitución de las competencias de la Asamblea Nacional, en suma el rescate de la institucionalidad democrática y la vuelta a la legalidad constitucional.

No se trata de un “impasse” como ligeramente lo ha tratado de banalizar el propio Maduro.  Lo ocurrido es muy peligroso.

La gravedad de la crisis exige acciones concretas e inmediatas de parte de los gobiernos democráticos del hemisferio y del mundo para recuperar la democracia y el estado de derecho en Venezuela. Los instrumentos del sistema interamericano de protección a la democracia señalan un camino para la restitución del orden constitucional. Las conclusiones del informe de Luis Almagro marcan algunas de las medidas concretas para alcanzarlo. La propuesta del Mercosur también ofrece un camino para darle una oportunidad al restablecimiento de la democracia.

Tales recomendaciones están en sintonía con el clamor de la comunidad internacional expresado en los numerosos comunicados, y declaraciones en las que se pide el restablecimiento de las facultades constitucionales de la Asamblea nacional; el respeto al Estado de Derecho, la urgente adopción de un cronograma electoral y la liberación de los prisioneros políticos.

No obstante, la responsabilidad de asumir la restauración de la legalidad democrática corresponde a todos los venezolanos que debemos cerrar filas en la defensa de los valores y principios democráticos.




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