jueves, 3 de diciembre de 2009

Sensación de poder

Diego Bautista Urbaneja
El Universal

Seguramente es cierto que el respaldo popular de Hugo Chávez está disminuyendo, corroído por los bordes por la ineficacia cada vez más evidente de sus políticas, y por todo el cortejo de corrupción que rodea a tal ineficacia y la hace más llamativa e insoportable de lo que a lo mejor lo sería por sí sola.

Tal carcoma pone un cerco al núcleo duro del apoyo a Chávez, y va comiéndose los diversas capas que han venido sustentando ese respaldo. Se ha escrito mucho sobre las bases del apoyo popular que el comandante ha recibido a lo largo de estos años. Clientelismo financiado con renta petrolera, reconocimiento de los desposeídos por parte del hombre que gobierna el país, reorientación del gasto público hacia los sectores populares, identificación "telúrica", carisma, habilidad comunicacional...

Por mi parte me figuro el asunto en la forma de círculos concéntricos, que van de los fundamentos menos profundos hasta los más profundos, de manera tal que el comején de la ineficacia y la corrupción devora primero los círculos más externos y avanza, con grados crecientes de dificultad, hacia los más centrales.

Las políticas clientelares, la reorientación del gasto hacia programas sociales que benefician a los sectores más pobres, la repartidera de real en sus diversas formas, constituyen los círculos más exteriores y los que más sufren el efecto de la ineficacia gubernamental. El dinero se acaba, los programas sociales se resquebrajan al mismo tiempo que la gente los llega a sentir como un derecho adquirido cuya satisfacción se interrumpe.

Adhesión carismática Luego viene toda esa zona donde se ubica el tema del reconocimiento, de la identificación afectiva, de la adhesión carismática y cuasirreligiosa. Esta región es más resistente a las decepciones materiales, pero al cabo del tiempo la ineficacia termina por hacer mella también allí. El carisma y la devoción religiosa necesitan ser confirmadas por realizaciones. Un profeta que fracasa cada vez más pierde, quizás con un poquito de retraso, la fidelidad ciega de sus seguidores. En cuanto al reconocimiento del que los desposeídos se sienten objeto después de mucho tiempo y a la vinculación afectiva que con el líder desarrollan sus partidarios, hay que decir que son elementos que una vez que se producen están sujetos a sufrir el impacto de la costumbre, de la rutina y de lo adquirido, si no son renovados por éxitos que constituyen siempre novedosas pruebas por parte del dirigente.

El núcleo Así nos vamos acercando a lo que es a mi juicio el núcleo central de todo el armazón, el más resistente a todo fracaso. El sentido político central de toda la gestión, el mensaje, la conducta, de Chávez, ha sido el de transmitir a sus seguidores en los sectores populares una sensación de poder. La sensación de que ahora son ellos los que están arriba. Aquellos que van a ser atendidos primero, mientras que quienes siempre estuvieron antes que ellos ahora son los que van a tener que esperar su turno. Aquellos ante cuyas demandas o necesidades, pasan a segundo lugar las de quienes siempre tuvieron la primera fila. "Estar arriba": en realidad no encuentro mejor expresión que esa para transmitir lo que creo fundamental. De ahí la advertencia subyacente, por la cual se es capaz de tolerar cualquier ineficacia : "si Chávez se va, volveremos a estar abajo".

Este círculo central abarca a una minoría de la población venezolana. La corrosión de los círculos más externos se ha ido llevando antiguos seguidores a los terrenos del desencanto y la búsqueda y la espera de quien pueda reemplazar al caudillo abandonado. Pero este núcleo del que hablo no deja de irradiar también a esas franjas con sus advertencias estrictamente políticas: estar arriba y estar abajo, simplemente. Apuntala así lo poco que allí pueda ir quedando de firme, mientras las termitas del fracaso gubernamental derriba las columnas de aquellos apoyos que en otro tiempo parecían tan sólidos.

Lo arriba escrito puede lucir muy esquemático o mecánico. Entre los niveles que hemos expuesto hay múltiples interrelaciones y lo que pasa en uno de ellos remite a, o repercute en, lo que ocurre en otro. Pero si lo aquí expuesto captura en lo esencial la estructura del respaldo popular a Chávez, se deduce de ello que el mensaje de las fuerzas democráticas que aspiran a ser gobierno tiene que tener como uno de sus componentes centrales una idea muy simple y muy fuerte: que aquí más nunca nadie va a estar "abajo".

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