miércoles, 2 de abril de 2014


Unidad, unidad y más unidad

Fernando Rodríguez – Editorial de Tal Cual, 2-414
Nadie puede ignorar que existen serias divergencias entre los sectores que forman la Mesa de la Unidad, más allá de las alharacas que suelen armarse en el tumultuoso vecindario de las redes. Grosso modo se podría decir que esos sectores distintos, no necesariamente contradictorios, serían los partidarios de la salida expedita del actual Presidente y los que no creen que esa "salida" esté planteada por los momentos y apuestan por un diálogo con el gobierno que serene el país, al menos que evite más sangre en las calles de nuestras ciudades, y le practique alguna traqueotomía a nuestra asfixiada economía. Se trata de dos maneras y dos tiempos tácticos diferentes. Un ahora decisivo, pero que pocos pueden pensar como muy obvio, ni democrática ni insurreccionalmente. Otro más pausado que apunta a consensos nacionales más amplios, a una relativa reconciliación nacional y a poner el énfasis mayor en modalidades pacíficas y con objetivos precisos y jerarquizados de acción. 

Habría que recordar que aquello que nos une esencialmente, la vocación democrática y la racionalidad económica con sentido social, están ahí como siempre y por ende el rechazo sin ambages de este despotismo fracasado en todos los ámbitos. Aunque bien sabemos que en política, no pocas veces, lo pequeño e inmediato suele pesar más que lo principista y permanente.

Y, a pesar de los pesares, en una situación coyuntural muy difícil, las partes han sabido mantener la debida sindéresis y la decisión unitaria. 

Y quizás sea bueno aclarar antes de seguir adelante que cuando hablamos de sectores o partes no nos referimos únicamente a partidos de la MUD, aunque estos cuenten y mucho, sino a conglomerados sociales más amplios que participan en esta hora de luchas. Por ejemplo, sería difícil encajonar el movimiento estudiantil o los ciudadanos iracundos por las colas de la escasez en una casilla muy determinada. 
Pero a lo que vamos es que la unidad, puesta en cuestión como hemos dicho, es paradójicamente hoy más necesaria que nunca, para todos. Para el sector mayoritario de la Mesa, que lidera Henrique Capriles, sería muy duro querellarse con el ala más agresiva de ésta porque, hay que decirlo, sus líderes han jugado un papel primordial en esta ya larga marcha que si bien ha engendrado muy dolorosas situaciones, también ha sido el despertar de una respuesta cívica al régimen sin precedentes y ha obligado a retroceder a éste hasta hacerlo invocar con patetismo el diálogo, así como ha evidenciado sus lados represivos más oscuros, para empezar sus grupos paramilitares, de los que hablábamos ayer, y su crueldad represiva. Sería poco noble, además. Y ese sector más radicalizado en su estrategia debe entender que se aislaría y debilitaría enormemente si se pierde la unidad y se separa de un grupo determinante que aspira al diálogo, es un decir, sin ceder a sus peticiones, entre otras la libertad de los presos políticos y el castigo a las desmesuras represivas del gobierno. Proceso de reencuentro, además, dicen las encuestas de ayer y de antier, lo avala una muy amplia mayoría de los consultados. 

De manera que si suele ocurrir que la audacia puede vender más que la prudencia, ésta es una virtud capital de la vida política, mirar más allá de este domingo, sopesar nuestras fuerzas y posibilidades y encontrar los consensos y tiempos precisos para la acción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario