ENTREVISTA A INÉS QUINTERO
"El diálogo es una puerta que no debe cerrarse nunca"
ROBERTO GIUSTI,
El Universal lunes 17 de noviembre de 2014
Rigurosa a la hora de evitar interpretaciones fáciles o establecer paralelismo forzados, Inés Quintero hace gala de su apego a la verdad histórica, a veces tan escurridiza, en su biografía de Francisco de Miranda, "El Hijo de la Panadera". Provista de un verbo animado, reconoce la tremenda complejidad que implica adentrarse en una existencia tan abigarrada y turbulenta como la del Generalísimo que logra condensar con brillo y profundidad. Pero historiadora al fin, discurre con crítica prudencia a la hora de analizar el presente.
-Tú has dicho que las revoluciones se consideran tales cuando se hacen irreversibles y que en el caso venezolano la gran revolución fue la de la independencia porque salió de la monarquía. ¿Sigues pensando lo mismo?
-No he cambiado de opinión. Estamos ante un intento de desmantelar la cultura política del venezolano, para encaminarla hacia propuestas como la del Estado Comunal, que se han pretendido instaurar, no desde la sociedad sino por la fuerza política de ese Estado convertido en Gobierno. Así, muchos de los vicios que cuestionábamos en los gobiernos previos a 1998, como el clientelismo, la dependencia del petróleo o las debilidades institucionales, siguen allí y se han exacerbado. Eso ocurre con el sistema clientelar, donde el Estado pretende ser el único dador de bienestar. Es, como decía Cabrujas: "toma, toma, y dame, dame".
-Pero la fuente dispensadora se está secando.
-Hasta ahora ha habido una línea de continuidad de ese modelo. Ellos no han planteado un ruptura que implique otro esquema.
-Según eso el sistema es el mismo que hubo durante los gobiernos adeco-copeyanos.
-Sigue habiendo una cultura política en nuestra sociedad que hace las mismas críticas, solo que con mayor profundidad, ante la falta de correspondencia entre lo que se ha establecido y lo que se está haciendo. Yo antes fui crítica de la corrupción y sigo siéndolo ahora. Me siento identificada con la necesidad de fortalecer un sistema republicano efectivo. Entonces, no diría que estamos en lo mismo porque vemos muchísimos de los vicios, exacerbados, pero ninguna de las virtudes. Sin haber sido adeca nunca, (todo lo contrario), encuentro diferencias sustantivas entre el pluralismo político del pasado y la actual ausencia de aceptación de la disidencia.
-Al final se trataba de un bipartidismo. O uno o el otro.
-Pero no era solo el bipartidismo. Había una vida política donde las diferencias y contradicciones se expresaban libremente. Además, quienes no estábamos vinculados directamente con el Gobierno, teníamos espacios legítimos de acción, aun siendo críticos. Existía un Estado de Derecho y si bien se gobernaba a nombre de un partido, había diálogo y un reconocimiento del otro.
-¿Está plantado el diálogo en este momento?
-Esa es una puerta que nunca debe cerrarse de manera definitiva. Ahora, lo más importante es la disposición del que tiene las riendas del poder. Es este el que debe dar demostraciones efectivas en ese sentido.
-¿No comienza el diálogo por reconocer al otro?
-En la medida en que haya una continuidad de descalificación permanente de quien no está con el proyecto del Gobierno, el proceso se hará cada vez más difícil. Es necesario reconocer las diferencias y convivir con ellas. Quien maneja el poder desde una posición hegemónica debe dar demostraciones de convivencia. Lo que desea el venezolano común es vivir en paz, estar tranquilo, ir al mercado, encontrar sus bienes de consumo, salir a la calle y que no lo maten. Ni siquiera hablamos de proyectos macro sino de la vida cotidiana. Y a partir de allí las demandas y expectativas de la sociedad comenzarán a crecer logro tras logro.
-A propósito de la necesidad de diálogo, en "El Hijo de la Panadera", das por descontado, como hecho verificado, que Bolívar traicionó a Miranda, lo aprehendió y lo entregó a los españoles. ¿No marca eso la historia republicana hacia el futuro, que es el presente?
-Ese es un hecho inmodificable. Lo que puede variar son las apreciaciones, pero Bolívar, con Miguel Peña y otros, fueron a buscar a Miranda para entregarlo a las autoridades españolas en La Guaira. Incluso el mismo Bolívar lo confirma y sin nombrar a nadie afirma que ese fue un hecho necesario.
-¿No generó eso unas consecuencias que se han prolongado en el tiempo si tomamos en cuenta que el primer beneficiado de ese hecho fue el propio Bolívar?
-Eso es fácil decirlo ahora porque hemos visto toda la película y sabemos que Miranda terminó prisionero y muerto en La Carraca. Pero creo que el juicio de la gente sobre la ocurrido no se resolverá de manera unívoca y eso es lo saludable de la historia. De manera que siempre habrá tomas de posiciones acerca de la interpretación que se tenga sobre la capitulación de Miranda y el fin de la Primera República.
-Sin embargo, hay hechos que confirman la veracidad de esas posturas. Giovanni Meza, por ejemplo....
-El libro de Giovanni es un alegato serio y sólido. Pero desde la primera línea se monta en el caballo de que Bolívar, quien traicionó a Miranda, es el malo de la película, lo cual es absolutamente legítimo.
-Pero también dice que a partir de esa acción de Bolívar se puso fin a un proyecto democrático (el de Miranda) por uno centralista y caudillista que es el de el Libertador. Algo que parece repetirse a lo largo del tiempo.
- No podría sostenerse que la Constitución de 1811 es el proyecto de Miranda, quien no se siente representado en ese texto e incluso le hace fuertes críticas. Sí creo que fue derrotada la república, pero no porque Bolívar entregara a Miranda, que es un hecho posterior.
-Hay quienes atribuyen esa derrota, como causa original, a la pérdida de Puerto Cabello, que estaba en manos de Bolívar.
-Estoy lejos de ser la abogada de Bolívar, pero creo que no se debe forzar interpretaciones ex post. Allí no es lo que Bolívar decidió o lo que quería Miranda, sino la convergencia de algunos hechos porque no solo eran Bolívar y Miguel Peña quienes estaban contra la capitulación. Había una reacción de parte de quienes interpretaban que Miranda se había adelantado. Estaba de por medio, además, un elemento polémico: Miranda montó un dinero en el barco en el que pensaba huir. Pero hay que leer las cartas de Bolívar a Miranda, luego de la caída de Puerto Cabello, que son el ayayay absoluto cuando semanas después lo entregaría. Miranda termina siendo el único culpable.
-Sin embargo, atribuyes el sino trágico de Miranda al rechazo que fue objeto su padre por parte de los "criollos principales", algunos de los cuales, 40 años después, lo entregarán a los españoles.
-Lo que pretendo establecer es que el desenlace resulta coherente con la historia del personaje. Miranda nunca fue medallita de oro. Desde su regreso es incómodo porque luego de 40 años de ausencia es un arrogante e incómodo desconocido que quiere ser Presidente. Al final termina encargándose de la dictadura ante el mutis de un Marqués del Toro que era una calamidad. Le toca, así, cargar el muerto de una república que va directo a la derrota.
-¿Compartes la tesis de que ese fue el primer golpe de estado ocurrido en Venezuela?
-La concepción de golpe de Estado es anacrónica para la época. Algunos dicen que el primer golpe fue el 19 de abril. Ahora, lo ocurrido se desarrolla en medio de un conflicto bélico. Hay un Estado de excepción en el cual vale todo y con eso no digo que sea legítimo.
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