Javier Ayuso
“Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo recibe un empuje hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja”, reza el principio de Arquímedes. Este enunciado sirve para varios cuerpos que flotan sobre el agua y que son desplazados por la irrupción de otro y aunque Pablo Iglesias no sea matemático ni haya nacido en Grecia, está interpretando a la perfección a Arquímedes para hacerse un hueco entre el Partido Socialista e Izquierda Unida; al menos en el terreno económico.
El líder de Podemos, acompañado de su socióloga de cabecera Carolina Bescansa y de los economistas Vicenç Navarro y Juan Torres, hicieron como que presentaban el jueves el documento Un proyecto económico para la gente(explicaron algunas cosas pero no lo distribuyeron hasta el mediodía de este viernes), lanzando un mensaje de moderación de tinte europeísta y socialdemócrata. Como principal reclamo anunciaban el aparcamiento de las propuestas de impago de la deuda exterior y de renta básica universal, algo que caía por su propio peso.
Sin embargo, leyendo las 68 páginas del documento se puede comprobar que las propuestas destacadas el jueves, aun siendo ciertas, son esencialmente instrumentales para ofrecer una imagen moderada a la sociedad, a los empresarios y a los inversores. Y, lo que es más importante, con esas propuestas-reclamo pretendían, y parece que lo han conseguido, ocupar públicamente el espacio que hay entre el PSOE e IU.
¿Solución? Una de cal y otra de arena. En definitiva, mantener el fondo y la filosofía de un partido claramente de izquierdas, con un envoltorio más agradable, adaptando el gusto de los nuevos posibles votantes. Una nueva estrategia de marketing político que consiste en poner una careta de Olof Palme al proyecto populista que subyace en la música del documento.Un catedrático universitario lo explicaba el martes en una reunión. Podemos puede pensar que ya ha conseguido en torno a un 22-23% del electorado según las encuestas, algo realmente importante teniendo en cuenta que sólo tiene nueve meses de vida. Sin embargo, para llegar al poder, que es su objetivo declarado, necesita acercarse al 30% que le permita convertirse en la primera fuerza política en noviembre de 2015. ¿Cuál es el problema? Que para intentar llegar a ese porcentaje tiene que dar un mensaje más centrado, buscando al socialdemócrata desencantado por el PSOE; pero ese giro al centro puede hacerle perder parte del 22% ganado con una posición más de izquierdas.
El programa se inicia con una presentación y un diagnóstico verdaderamente dramáticos sobre la situación de la economía y la política española. Insiste varias veces en que España está en “una situación de emergencia” y que hay que desmontar el sistema que nos ha llevado hasta ahí. Sin embargo, y ya en la página 6, afirman sus autores: “Creemos que en una coyuntura tan grave y difícil como esta hay que actuar con una gran dosis de pragmatismo”. Frase que repite en la página 20, en el capítulo titulado Actuar con realismo sin renunciar a los sueños, en el que aclara que este pragmatismo es el “mal menor” y que más adelante vendrán los “cambios estructurales”. Y para que no quede ninguna duda, dice en la página 58: “Hay que tener en cuenta que un cambio político como el que supondría la llegada de Podemos al Gobierno produciría una reacción de los mercados [...] Una de las prevenciones más importantes que debe tener Podemos es garantizar la mayor estabilidad política, generando la máxima certidumbre y confianza en la gestión”. Poco más que comentar.
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