lunes, 1 de julio de 2013

SOBRE PODER, ECONOMÍA Y CORRUPCIÓN


                                                


Con ocasión de la visita que realiza Nicolás Maduro a Rusia, el tema que nos ocupa en estas líneas no podría ser más pertinente.
En varias ocasiones, he escrito sobre la existencia, a mi juicio, de una suerte de “internacional” que he denominado “Corruptos sin fronteras”, cuyos miembros, gobernantes y sus testaferros, se apoyan y protegen mutuamente.
He querido llamar la atención sobre este fenómeno político-económico-delictivo que trasciende los límites territoriales de los países, pero que guarda una cierta organicidad, por los múltiples lazos que unen a los distintos actores mundiales que allí operan.
Los linderos entre la política y el delito se han ido desdibujando cada vez más, teniendo que cargar la primera con un desprestigio muchas veces injusto.  
El venezolano Moisés Naím escribió hace algunos años un valioso y bien documentado libro, “Ilícito”, en el que, entre otros asuntos, subraya precisamente los vínculos crecientes entre el mundo criminal y la política.
Como país de ingentes recursos petroleros, Venezuela no ha escapado a la acción de grupos que actúan como mafias alrededor del poder y de los negocios que se derivan de éste.  
En el ámbito internacional, el ruso Vladimir Putin y su grupo “El Lago” son el ejemplo más visible de este tipo de mafias en los tiempos que corren. 
La trayectoria meteórica de esta camarilla hacia la toma del poder político total y el apoderamiento de  miles de millones de dólares ha sido una sola operación simultánea. Nunca habría tenido tanta razón Lord Acton, como en esta saga de corrupción completa y redonda.
Gobiernan a su antojo y son inmensamente ricos. Manejan las empresas más importantes del Estado y del sector privado. Casi el 25 % del PIB ruso está en sus manos.
Sólo un puñado de hombres de Volodia Putin controlan todos los puestos claves politicos y de la economía (Sechin, Shuvalov, Zubkov, Gref, Timchenko, Abramovich, Yakunin, Kovalchuk, Fursenko, Medvedev, Miller, Arkadi y Boris Rottemberg, Tokarev, Chemezov): gas, petróleo, medios de comunicación, construcción, industria de armas y el sistema financiero. Así, además del gobierno, dominan Gazprom (gas), el Banco de Rusia, Gazprom Bank,  Rosneft (petróleo), Rusal (aluminio), Gunvor (comercializadora de petróleo), Novatek (gas), Transneft (oleoductos), Rosteknologi (tecnología, defensa), Canal NTV, radio Eco Moscú, el periódico Izvestia y el equipo de futbol Chelsea, por sólo mencionar las más importantes empresas.
Todos estos hombres forman parte del grupo El Lago, que así se llama por el lago Komsomolsky, a cuyas orillas han construido grandes mansiones y se suelen reunir.  Todos, amigos de “Volodia”; de la infancia unos, pero en su mayoría, excompañeros de la tenebrosa KGB.
De modo pues, que la de este gobierno, es hoy la máxima expresión de corrupción política, modus operandi que se reproduce en algunos países, como Argentina o Venezuela, cada uno con sus matices propios, pero con iguales resultados letales.
En nuestra atribulada Venezuela, una muy similar relación perversa de poder y economía la hemos venido observando en los últimos años. No queremos decir que antes el fenómeno no se haya dado entre nosotros.
Sin embargo, lo que en nuestro caso sí resultan nuevos son las formas, dimensiones y los vínculos externos que está exhibiendo el fenómeno en Venezuela, sobre todo, con un poder autoritario de vocación totalitaria como el que padecemos. 
Personajes oscuros e inescrupulosos, cuyas credenciales más importantes son las de haber pertenecido al sector militar o estar relacionado con éste, ligados con grupos radicales violentos y terroristas, el narcotráfico, el contrabando, lavado de dinero  y otros delitos, están al frente o tienen sus fichas en muchas oficinas públicas, con capacidad para obtener negocios ilegalmente, mediante el tráfico de influencias y el peculado. 
Y esto lo saben quienes desde dentro del chavismo decente empiezan a ver que la podredumbre se extiende y amenaza con barrerlos a todos ellos, justos por pecadores.
En torno a PDVSA, las finanzas públicas, el negocio de los seguros colectivos, las compras de alimentos, la construcción de grandes obras, la aduanas, las empresas del Estado y el narcotráfico, se ha construido una armazón de relaciones a cuya cabeza está un estado mayor de forajidos cívico-militares, carentes de todo escrúpulo a la hora de hacerse con los dineros públicos y cometer todo tipo de tropelías.
Los “Volodias” mafiosos criollos son conocidos por todos. Son amigos del Volodia ruso y se identifican en el modus operandi. Están muchos al frente de Ministerios, empresas públicas y en el parlamento, aparecen en la “Lista Clinton”, y sus fortunas súbitas, vidas dispendiosas y extravagancias de nuevo ricos, son notorias.   
Es posible combatir y reducir esta grave calamidad que nos afecta a todos, especialmente, a los más pobres. En nuestro país, es un problema adicional al político de fondo. El poder y su brazo económico están hoy al servicio de una camarilla política corrompida, como en la Rusia que visita el inefable Maduro.  
La ardua lucha que nos corresponde no es solamente contra una corrupción extendida como nunca, es también contra el autoritarismo militar de vocación totalitaria, que persigue erradicar todo vestigio de democracia y de libertad.

EMILIO NOUEL V.
@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com 

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