Inflación y escasez de alimentos
CARLOS MACHADO ALLISON
EL UNIVERSAL
16 de julio de 2013
Un elevado porcentaje de la población venezolana destina la mitad o más de sus ingresos a la comida, alcanzando en el estrato más pobre cerca del 60%. Para ellos es absolutamente irrelevante para dónde se va ir Snowden, cuántas paradas hizo Evo de regreso a La Paz o a quién nombraron embajador en Haití. La inflación en alimentos sí que les interesa, así como la disponibilidad de harina de maíz, aceite y papel sanitario.
En los primeros seis meses del año el índice inflacionario total ha crecido 21%, pero el de los alimentos supera el 28%, es decir, que de mantenerse la tendencia actual el precio de los alimentos aumentará 56% durante el año 2013. Pero, ¿cuántos venezolanos percibirán un incremento salarial o de sus ingresos de 56% en este año? Pues no serán muchos.
La inflación es el peor impuesto que pagan los habitantes y es el resultado perverso de una mala administración. Tiene varias causas, pero la más importante es la fractura en la relación entre la demanda y la producción. En Venezuela la demanda fue estimulada por un elevado gasto público y endeudamiento interno y externo que aumentó el dinero circulante sin aumento en la producción. En el caso de los alimentos la inflación es mayor porque la producción ha disminuido demasiado. Tal cosa es percibida por el consumidor tanto por el aumento de los precios, como por la escasez continua o esporádica de algunos productos que, según el BCV, se ubica cerca del 20%.
La factura
Hace una década Venezuela destinó unos 1.500 millones de dólares en la importación de productos agropecuarios, el año pasado la factura fue de 8.100 millones de acuerdo a las cifras oficiales. En esa factura destaca el crecimiento en la importación de carne, arroz, azúcar, aceite y alimentos para animales (maíz, torta de soya). Hace cinco años la producción agropecuaria nacional se acercó a 19 millones de toneladas y en la actualidad no llega a 15, con el agravante que en 5 años el número de personas ha aumentado en 2,5 millones. La caída en la producción fue marcada por la nacionalización de Agroisleña, importante proveedor de insumos agrícolas; la captura de más de 3 millones de hectáreas por parte del Gobierno, el control de precios y las dificultades de acceso a las divisas para adquirir maquinaria, semillas y otros insumos. La intervención del Gobierno sobre las tierras, acompañada por discursos y tropas, mostró que los derechos de propiedad podían ser borrados de un plumazo.
El interés por invertir desapareció, muchos productores decidieron prudentemente dedicarse a otra actividad. Hace poco algunos funcionarios se dieron cuenta del tamaño de la torta que se había fraguado e iniciaron negociaciones tardías para tratar de elevar la producción.
Pero lo que se destruyó por una década no se puede enderezar en un año, así que el 2013 será, como el precedente, uno de escaso crecimiento en la producción agropecuaria nacional. Sólo un vigoroso cambio de rumbo la podrá estimular.
cemacallison@gmail.com
En los primeros seis meses del año el índice inflacionario total ha crecido 21%, pero el de los alimentos supera el 28%, es decir, que de mantenerse la tendencia actual el precio de los alimentos aumentará 56% durante el año 2013. Pero, ¿cuántos venezolanos percibirán un incremento salarial o de sus ingresos de 56% en este año? Pues no serán muchos.
La inflación es el peor impuesto que pagan los habitantes y es el resultado perverso de una mala administración. Tiene varias causas, pero la más importante es la fractura en la relación entre la demanda y la producción. En Venezuela la demanda fue estimulada por un elevado gasto público y endeudamiento interno y externo que aumentó el dinero circulante sin aumento en la producción. En el caso de los alimentos la inflación es mayor porque la producción ha disminuido demasiado. Tal cosa es percibida por el consumidor tanto por el aumento de los precios, como por la escasez continua o esporádica de algunos productos que, según el BCV, se ubica cerca del 20%.
La factura
Hace una década Venezuela destinó unos 1.500 millones de dólares en la importación de productos agropecuarios, el año pasado la factura fue de 8.100 millones de acuerdo a las cifras oficiales. En esa factura destaca el crecimiento en la importación de carne, arroz, azúcar, aceite y alimentos para animales (maíz, torta de soya). Hace cinco años la producción agropecuaria nacional se acercó a 19 millones de toneladas y en la actualidad no llega a 15, con el agravante que en 5 años el número de personas ha aumentado en 2,5 millones. La caída en la producción fue marcada por la nacionalización de Agroisleña, importante proveedor de insumos agrícolas; la captura de más de 3 millones de hectáreas por parte del Gobierno, el control de precios y las dificultades de acceso a las divisas para adquirir maquinaria, semillas y otros insumos. La intervención del Gobierno sobre las tierras, acompañada por discursos y tropas, mostró que los derechos de propiedad podían ser borrados de un plumazo.
El interés por invertir desapareció, muchos productores decidieron prudentemente dedicarse a otra actividad. Hace poco algunos funcionarios se dieron cuenta del tamaño de la torta que se había fraguado e iniciaron negociaciones tardías para tratar de elevar la producción.
Pero lo que se destruyó por una década no se puede enderezar en un año, así que el 2013 será, como el precedente, uno de escaso crecimiento en la producción agropecuaria nacional. Sólo un vigoroso cambio de rumbo la podrá estimular.
cemacallison@gmail.com
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