jueves, 25 de julio de 2013


EL VIAJE DE CAPRILES

                 Ramón Guillermo Aveledo

Vengo impresionado por el impacto político y noticioso del viaje de Henrique Capriles a Chile y Perú. Estuve allí, sus liderazgos y en la calle, la gente sencilla que quiere a Venezuela, entienden la naturaleza de nuestra lucha, que es la de David ante un Goliat con plata y sin escrúpulos.
Habló con todos los sectores y los medios siguieron paso a paso sus actividades. En Santiago conversó con líderes del Gobierno y la oposición, del presidente de la República, Sebastián Piñera, a la alcaldesa de Santiago, Carolina Toha, hija del ministro socialista de Interior y Defensa de Allende José Toha, asesinado cuando era preso de la dictadura. Los ex presidentes Aylwin y Frei, los principales dirigentes de la democracia cristiana, UDI y Renovación Nacional, el titular del Senado y el arzobispo de Santiago. En Lima se vio con la asociación Amigos de Venezuela, encabezada por el aprista Jorge del Castillo, los ex candidatos presidenciales Lourdes Flores y Pedro Pablo Kucinsky y el ex primer ministro Luis Solari, entre otras personalidades políticas e intelectuales. El ex presidente Alan García lo recibió por más de una hora. Oficialmente, el Gobierno de Humala (quien estaba en Puno) le dio la bienvenida y así lo declaró en comunicado oficial de Cancillería.
El punto de más alta emotividad fueron las reuniones con los venezolanos residentes en esos países. En la elección presidencial, Capriles superó 90% del voto en ambas comunidades. El Salón de Honor del Congreso se llenó de venezolanos el jueves. El Aula Magna de la Universidad de Lima se puso tricolor el sábado.
El Gobierno venezolano, que no entiende ni quiere entender, dedicó insultos a Capriles y a sus anfitriones. En dos puntos de Santiago y dos de Lima, militantes de extrema izquierda movilizados por la Embajada hicieron coro a la grosería oficialista y, en el caso austral, agredieron a venezolanos. En Maiquetía, un grupo organizado y uniformado nos esperaba en el mismo plan, pero la gente espontáneamente le respondió con saludos y vivas. La más clara reacción la leí en un diario santiaguino cuando, a raíz de la infeliz declaración de un ministro rojo, el jefe de los senadores socialistas de Chile dijo: "Cuando un canciller no encuentra mejor manera de referirse al diálogo entre autoridades de distintos países que términos llenos de descalificaciones, llenos de intolerancia, llenos de odio, la verdad es que uno se preocupa, se cuestiona qué tipo de democracia es la que existe hoy en Venezuela".

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