Ha sido un año difícil. La inflación y la escasez han hecho estragos en la calidad de vida de los venezolanos. Las cifras macroeconómicas no logran traducir la angustia de los ciudadanos quienes han visto cómo sus ingresos cada vez compran menos y ni siquiera saben si podrán encontrar en los anaqueles los bienes básicos
Es hora de que, entre el Gobierno Nacional y la sociedad venezolana, revirtamos la dirección que los asuntos económicos han tomado en Venezuela.
A principios de este año que termina nos tocó alertar que el modelo económico y regulatorio establecido por el Gobierno Nacional estaba ahogando a la producción nacional, sin la cual, la escasez y la inflación se agravarían. Nos tocó alertar que el incumplimiento de los compromisos adquiridos por CADIVI con el empresariado afectaría la cadena de suministros de materias primas e insumos. Y que, en consecuencia, se perjudicaría a la producción. Nos tocó alertar que la intervención estatal en los precios comprometería también a la producción nacional, al no permitir la recuperación de costos y la reinversión.
También a comienzos de año una misión de alto nivel de la Organización Internacional del Trabajo, a la cual Venezuela pertenece, visitó nuestro país. El informe de la misión fue concluyente: los ataques a los líderes sindicales y empresariales por parte del Gobierno Nacional no sólo han sido injustificados, sino que además afectan la posibilidad de que en Venezuela se inicie un verdadero diálogo social necesario para retomar un clima de confianza.
Para que la recuperación económica sea posible se requiere un sector privado vigoroso, formado por muchas empresas pequeñas, medianas y grandes que comprometan su talento y su capital en inversiones de largo plazo, compitiendo entre sí para satisfacer las necesidades, las preferencias y los deseos de los venezolanos.
Sólo habrá recuperación económica si se entiende que el empresario no es el enemigo, sino un factor aliado que, junto a los trabajadores, produce bienestar. La evidencia histórica es abrumadora: no hay ningún país que haya podido superar la pobreza y entrar en una senda de desarrollo sostenible sin la inversión del sector privado.
Y esto debe quedar claro: cuando hablamos de sector privado, hablamos de empresas que invierten y producen, empresas de verdad, con bienes y servicios para mostrar, con empresarios que arriesgan su capital. No hablamos de personajes que medran oficinas con un maletín en busca de prebendas para desfalcar a la Nación ni esos que sólo existen para capturar una parte de la renta petrolera, en perjuicio de los venezolanos pero sobre todo de aquellos que menos tienen.
FEDECAMARAS participó en la Conferencia de Paz Económica convocada en febrero de este año por Nicolás Maduro Moros, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Allí tuvimos la oportunidad de proponer una agenda de trabajo, enmarcada en los principios económicos de la Constitución y que tenía como único objetivo crear las condiciones para el incremento de la producción nacional al superar importantes cuellos de botella. Allí propusimos trabajar en las áreas centrales para la actividad económica venezolana: el sistema de precios, las fiscalizaciones y trámites, las relaciones laborales y el acceso a las divisas para la producción, entre otras. La agenda propuesta, lamentablemente, no fue atendida de forma adecuada y los desequilibrios económicos y los obstáculos a la producción privada siguen vigentes. Y hoy debemos decir, con preocupación, que amenazan con agravarse, afectando el bienestar de las familias venezolanas.
En junio de este año presentamos el documento Compromiso con Venezuela, un diagnóstico de la situación que vivimos junto a propuestas viables y concretas para una reactivación de la economía. Son ideas que continuamos discutiendo en toda Venezuela. Y hemos hecho este esfuerzo porque sabemos que un diagnóstico no es suficiente: ésta es la hora de las propuestas, con el mejor de los ánimos y con la humildad necesaria. Es el momento de atender las ideas de los trabajadores, de los centros de conocimiento y de cualquier venezolano que pueda aportar soluciones en un gran diálogo constructivo.
Todo indica que el 2015 será un año complicado. Los precios del petróleo han caído y eso afecta con fuerza a un país que se ha hecho cada vez más dependiente del precio de los hidrocarburos. Y así lo han reconocido, incluso, los voceros del Gobierno Nacional. Sin embargo, las dificultades no deben paralizarnos, sino más bien convocarnos. Es momento de trabajar juntos para construir entre todos esa Venezuela que aspiramos. Es momento de las decisiones que reviertan las difíciles circunstancias económicas que viven los venezolanos.
No se puede resolver un problema sin comprenderlo y es imposible ganar una guerra que no existe. Los ataques personales e institucionales sólo nos distraen de los problemas que enfrentamos. La ecuación es sencilla: mientras más obstáculos a la producción existan, menos producción habrá. Y lo que queremos los empresarios es producir, porque eso es lo que sabemos hacer y es lo que requiere Venezuela.
Nos toca de nuevo alertar sobre la situación que se aproxima en 2015. Alertar sobre el hecho de que aquellos obstáculos a la producción que identificamos desde principio de este año se están agravando. Pero más allá de sonar las alarmas, lo que deseamos y necesitamos es que todos, el Gobierno Nacional, los trabajadores, la sociedad civil y la empresa privada trabajemos juntos para solucionar los problemas que afectan a los venezolanos.
En FEDECAMARAS creemos que una Venezuela sin inflación y con anaqueles llenos es posible. Muchos países lo han logrado, incluso sin contar con los recursos que dispone el nuestro. Creemos que todos debemos trabajar en el impulso de una Venezuela productiva.
Creemos que Venezuela sí puede superar el modelo rentista. Creemos que Venezuela puede superar la pobreza y convertirse en un país de oportunidades y progreso para quien decida trabajar y emprender.
Creemos en Venezuela, porque creemos en los venezolanos_______________
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