EL INFIERNO INSTITUCIONAL
DE LA REVOLUCIÓN CHAVISTA
Emilio Nouel V.
Desde hace ya unos cuantos años venimos machacando el tema
del deterioro progresivo y acelerado de la institucionalidad del país, hasta el
punto alarmante en que hoy estamos.
Los aprendices de brujo que nos gobiernan han querido
levantar una nueva estructura política inspirados en lo que algunos llaman una
utopía regresiva o anacrónica, que no es otra cosa que un batiburrillo de ideas
y creencias a cual más descabellada.
El resultado ha sido el desquiciamiento de las anteriores
estructuras político-administrativas, que, con defectos, funcionaban, pero sin alcanzar
a sustituirlas por las que sus cabezas afiebradas e ignorantes han concebido,
ya que éstas no han podido ser puestas en práctica por ser inviables y
rechazadas por gran parte de la colectividad.
Esta labor absurda de demolición institucional se ha expresado
en todos los aspectos de la vida del Estado. Desde la concepción de una ley,
pasando por el diseño de políticas hasta el nombramiento de un funcionario
cualquiera.
Para importantes funciones estatales se designa a gente sin
suficientes credenciales, conocimientos y experiencia. Hemos visto en los 15
últimos años personas al frente de Ministerios o empresas del Estado, cuya
preparación académica o ejecutoria laboral no son mínimamente acordes con las
responsabilidades que les han sido encomendadas.
Los efectos nefastos de estas designaciones están a la vista.
La economía es una calamidad. La educación, en calidad y cantidad, es un
desastre mayúsculo. El descrédito internacional del país no puede ser mayor. La
seguridad pública, una catástrofe. La administración de justicia, de
vómito. Las cárceles, un infierno, y
paremos de contar.
Hasta ahora, los efectos de toda esta devastación inmisericorde
del aparato estatal ha podido ser amortiguada a punta de miles de millones de
dólares malversados y esquilmados por una clase política enquistada en el
poder, la mar de incompetente y corrupta.
En este entorno de caos administrativo estatal ¿cómo
extrañarse de que nulidades engreídas y osadas lleguen a ostentar cargos
públicos para los que no disponen de respaldo alguno o experiencia y formación
profesionales, incluso en política?
¿Cómo no ver en el desfile improvisado de ministros cada 3 o
4 meses, o menos tiempo, improvisación, irracionalidad, desorden, confusión y
desorientación?
Si a esta situación de fondo, le sumamos los enormes y
enconados conflictos al interior del saco de alacranes que luchan por el poder
y el dinero público dentro del chavismo, el producto final no puede ser otro
que el desmadre institucional presente, cuya gravedad se irá mostrando en toda
su magnitud a medida que los ingresos petroleros vayan mermando.
Mientras siga este disparate de gobierno, seguiremos viendo ministros
ignorantes, ministros inexpertos, ministros nulos y ministros ladrones.
Mientras siga este gobierno, nos hundiremos más y más en el hueco en que nos
metió y del cual no tiene voluntad de salir.
Éste es el infierno político-institucional chavista, del que
saldremos más temprano que tarde.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario