lunes, 15 de diciembre de 2014

Subsidio directo a la gente

Pedro Pablo Fernandez
Con la implementación de este sistema el Gobierno puede transferir directamente a la población el dinero que hoy llega a los bolsillos de los bachaqueros y las mafias que dirigen el contrabando de extracción.
Una amiga fue a la farmacia a comprar Atamel pero no había. En el establecimiento un hombre le pidió el favor de que le comprara leche de fórmula, le explicó que solo le permitían llevar un pote y él tiene cuatro hijos. Le dijo que él había comprado las últimas dos cajas de Atamel y que podía venderle una a cambio del favor que le pedía. Hicieron el intercambio y al salir de la farmacia ella se acercó al carro del señor y se encontró con que este tenía la maleta abarrotada de leche. 
 El bachaquero paga Bs. 250 por la leche y la vende en 1.000, gana Bs. 750 por cada una. Si solo lo multiplicamos por 20 da 15.000. Mi amiga, que sacó la cuenta, me dijo: “No trabajo más. No vale la pena. Él gana en un día lo que yo en tres meses”. El modelo no solo desestimula la inversión y la producción, desestimula el trabajo productivo. 
No es Fedecámaras, no es la oligarquía, no es la guerra económica. La culpa la tiene el modelo económico que en lugar de estimular la inversión y la creación de empleos productivos, estimula el rebusque produciendo un daño tremendo a los venezolanos.
Un productor debe fijar el precio de su producto sumando los costos de producción y agregando un margen razonable de ganancia. En una economía inflacionaria donde los costos de producción y reposición suben de forma permanente, el precio de los productos tiene que subir. 
Para mantener los precios de la comida y medicinas por debajo de su valor real el Gobierno tiene que pagar la diferencia. Eso no está mal. Es una transferencia de recursos a los más necesitados que no tienen como defenderse de la inflación. El problema es que esa transferencia no llega a quien debe llegar porque los bachaqueros terminan haciendo colas por todos lados para comprar barato lo que luego venden caro a la gente. La transferencia de recursos termina en los bolsillos de los especuladores del rebusque. De acuerdo con Datanálisis 70% de las personas que hacen cola en los centros de mercal y Bicentenario son bachaqueros.
Lo mismo pasa con la gasolina. 700 mil barriles diarios de gasolina se destinan para el consumo interno. De esos, 200 mil barriles se pierden en contrabando de extracción. Los recursos que el Estado invierte en producir esos 200 mil barriles es dinero de todos los venezolanos que se transfieren a los bolsillos de las mafias que dirigen el contrabando.
Hoy importamos café de Nicaragua porque la producción se vino al piso cuando el Gobierno fijó los precios por debajo de los costos de producción. La industria pesquera se ha destruido porque los barcos pesqueros hoy no cargan peces sino bidones de gasolina que son vendidos en alta mar. Los males generados por las distorsiones que crea el sistema se van reproduciendo sin parar y causan una hemorragia de recursos, estimulan la corrupción y generan especulación. 
La única manera de eliminar los trastornos que producen las distorsiones de los precios es sincerándolos. El problema es que muchas familias de los sectores populares y de la clase media comen pollo porque compran en Bicentenario tres por el precio uno. Acabar con los subsidios sería criminal con el deterioro progresivo que ha sufrido el ingreso de los venezolanos.
¿Qué proponemos? Que el gobierno deje de financiar la oferta y financie la demanda, es decir: a los venezolanos directamente. Si el gobierno deja de subsidiar la oferta y se sinceran los precios, se acaban las distorsiones y va a ahorrar muchos recursos que deben servir para financiar un sistema de subsidio directo a las personas a través de un sistema de cesta ticket o con una tarjeta que sirva para el consumo de alimentos, medicinas, ropa y útiles escolares. 
Con la implementación de este sistema para todos los venezolanos por igual el Gobierno puede transferir directamente a la gente el dinero que hoy llega a los bolsillos de los bachaqueros y las mafias que dirigen el contrabando de extracción. 
 Así el dinero que se pierde a través de la corrupción y el contrabando llegaría a las familias de clase media y de los sectores populares. El Gobierno tiene que desarrollar un plan de ajuste fiscal, monetario, y cambiario para equilibrar la economía. 
Esta propuesta busca presentar ideas para compensar los efectos sociales que esos ajustes van a producir. En el largo plazo la única forma de mejorar el ingreso de las familias es desarrollando un modelo que estimule inversiones que generen riqueza y empleo.

@pedropabloFR

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