miércoles, 29 de junio de 2016

La Hazaña que Chávez nunca logró
Bernard Horande - @BHorande

Uno puede cansarse de buscar en los últimos 25 años algún hecho o sucesión de hechos que haya significado para Chávez algún tipo de épica, y no lo encuentra.
El golpe de Estado del 4 de Febrero del 92 fue un burdo intento de tomar el poder por parte de un teniente coronel tan ignorante como megalómano.
En esa oportunidad, mientras los hombres "a sus órdenes" daban la pelea y tenían éxito en varias ciudades, el supuesto líder perdía Caracas y se atrincheraba cobardemente en el Museo Militar. Por cierto, este sitio es hoy conocido con el ridículo nombre de "Cuartel de la Montaña", en un intento desesperado e inútil de darle un aire de grandeza.
La cárcel que padeció Chávez fue de sólo 2 años, incomparable con los 10 años en prisión de Iván Simonovis, quien sigue preso en su casa. O con los más de 12 años de los policías metropolitanos.
La calidad del encierro de Chávez se parecía más a una fiesta que a una prisión. Ruedas de prensa, celebraciones de cumpleaños, visitas familiares a cualquier hora, entrevistas para todos medios.... cárcel abierta, pues. Tan diferente a lo que hoy vive Leopoldo López en Ramo Verde, donde está confinado sin derecho a visitas.
El ejercicio de gobierno de Chávez está signado por el abuso ilimitado del poder, la prepotencia, la corrupción desmesurada a todos los niveles y la absoluta falta de resultados positivos en cualquier aspecto de su gestión.
Tipos detestables como Hitler y Pinochet al menos reconstruyeron económicamente sus países, pero este ni eso. Muy por el contrario, la carraplana que vivimos es creación del gigante intergaláctico eterno.
Su proceso de deceso fue lamentable: tan oscuro y poco transparente como él mismo lo fue. Rodeado de chismes, comentarios y mentiras de todo tipo sobre su estado de salud.
Murió sin pena ni gloria. Entiende uno que hoy en día sus pobres herederos políticos quieran construirle una imagen heroica a punta de engañosa propaganda pagada.
Chávez quedará en los libros de historia como un craso y costoso error por parte de quienes votaron por él y, peor aún, por parte de los pocos que siguen incomprensiblemente confiando en su proyecto destructor.
Para mala suerte del chavismo, en la otra mano tenemos que la semana pasada sí se dio una gesta heroica por parte del pueblo venezolano que quiere librarse de la desgracia que vivimos.
Miles de ciudadanos acudieron a colocar sus huellas para validar su intención de convocar un Referéndum Revocatorio en contra de Nicolás Maduro.
El Consejo Nacional Electoral - CNE, oficina de asuntos electorales del gobierno, puso todas las trabas.
Disponiendo de 40.000 máquinas captahuellas pagadas con el dinero de todos nosotros, solamente colocaron 300 en todo el país. Además, distribuidas de forma intencional, interesada e injusta para que el proceso fracasara.
Pero los venezolanos somos más que eso. La gente cruzó ríos, sabanas, bosques y lo que fuera necesario para ir a validar sus huellas. La gente pasó 12 y más horas bajo el sol para validar sus huellas. Gente de la tercera edad tomó sus vehículos y en un país en el que ya no es seguro transitar por sus carreteras, se arriesgó a ir a sitios recónditos a reafirmar su intención.
El gobierno, usando todo su poder, intentó impedir que la gente llegara a sus destinos. Una Guardia Nacional venida a menos y ahora odiada por toda la población, se dedicó a detener autobuses y carros en sitios estratégicos, para que la gente no llegara. Colocaron palos y quemaron árboles para que los ciudadanos no accedieran a los puntos de validación.
Por más de 11 horas, jóvenes pertenecientes a la tribu indígena Waraos, recorrieron ríos, caños y trechos para estampar sus huellas en la oficina principal del CNE, ubicada en Tucupita, capital del estado Delta Amacuro.
El cúmulo de historias sobre la gesta heroica del pueblo venezolano entre los días 20 y 24 de Junio de 2016 no para.
El propio día 24, fecha conmemorativa de la Batalla de Carabobo, el estado Nueva Esparta, el único que faltaba por cubrir el 1% inconstitucional fijado por el CNE, logró la meta en medio de un país que se levantó a aplaudirlo.
No contaba el régimen chavista, de espíritu realista, así como sus aliados, que los obstáculos que aviesamente colocaron iban a ser superados uno a uno por el poder de convicción de millones de patriotas venezolanos.
Tampoco contaban conque iban a brindar en bandeja de plata al pueblo venezolano una grandiosa hazaña para la historia, una hazaña que ni Chávez y menos sus desmejorados herederos, tendrán jamás.
 

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