lunes, 19 de diciembre de 2016

FORTALECER LA ESPERANZA


MARTA DE LA VEGA


En estos tiempos tan difíciles para la población venezolana, cuando la violencia, la crueldad y el horror de la existencia parecieran prevalecer, cuando el poder dominante y sus acólitos, tanto en política como en economía, destacan por su bajeza, su mala fe, su sectarismo, su incompetencia y su ceguera ideológica y moral, cuando la crisis social ha alcanzado condiciones horribles que aprietan el corazón y acongojan el alma, cuando las más duras pruebas de resistencia y paciencia son impuestas a una mayoría sitiada por las carencias más elementales, por el hambre incluso hasta la inanición, por
la escasez hasta provocar la muerte a causa de la falta de alimentos, equipos, insumos médicos y medicinas, hay ejemplos conmovedores de generosidad, de grandeza, de solidaridad.
Irradian los testimonios inspiradores de desprendimiento y apoyo, que se multiplican en centros hospitalarios, barriadas, escuelas, espacios públicos y comunidades por toda la geografía nacional, con su bondad y sentido del logro ante tanta calamidad. Estas, recordemos, son provocadas intencional y deliberadamente por los gobernantes, a diferencia de las catástrofes naturales, que no podemos evitar sino tratar de predecir para minimizar sus peores efectos.
Las calamidades, en cambio, pululan en todos los ámbitos y son inducidas por un gobierno mezquino, rufián, repleto de odio y revanchismo, que es incapaz de resolver ninguno de los problemas de la gente.
Al contrario, con sus políticas erráticas el gobierno actual crea cada día más maltrato, más restricciones, más sufrimiento a los ciudadanos, pese a proclamar su objetivo humanista, de amor y paz, de felicidad para todos. Nunca en Venezuela se había vivido tanta frustración, tanto dolor, tanta injusticia, tanta destrucción. A pesar de que en Venezuela no hay guerra, no al menos de tipo convencional, hay sin duda una guerra de todo el aparato del Estado contra los ciudadanos, que se encuentran inermes y en completa indefensión.
Sin embargo, no ha podido ser doblegado el ánimo del venezolano que se identifica con la decencia, la bondad, la generosidad y el espíritu emprendedor. La creatividad con calidad, la excelencia con integridad, las fuerzas inventivas y el valor de hacer las cosas bien y de hacer el bien se convierten hoy en un motor formidable, en un antídoto para contrarrestar tanta penuria, tanta indigencia material y tanta tristeza en un país martirizado por la pequeñez de sus líderes.
En este sentido, queremos destacar la producción creadora en sus múltiples opciones.
Para saludar la Navidad y la despedida de 2016 nos referimos a la profusión de conciertos y espectáculos musicales. “Tenemos el arte –decía Nietzsche- para no perecer a causa de la verdad”. Meollo de su proyecto filosófico, se vuelve además respuesta a la terrible situación que todos enfrentamos en Venezuela.
Como “la verdad es fea”, la producción creadora, el quehacer creador, la invención, son la expresión de una voluntad afirmadora de la vida, que la configura, enaltece e intensifica y se despliega a la antípoda de una voluntad de poder nihilista, que quiere la nada, la muerte, que pretende imponer, dominar, someter, aplastar la vida.
Entre las artes, la más inspiradora y envolvente es la de la música, que para Nietzsche apuntaba al fondo dionisíaco de la existencia, para hacerla soportable y justificarla estéticamente. Mañana 20 de diciembre tiene lugar en el Teatro Chacao a las 7 de la noche un espectáculo maravilloso, multisensorial, “Laura Guevara en concierto”, para fortalecer la esperanza, nutrir el espíritu, despertar la alegría, despedir 2016 y cargarnos de buenas energías para seguir en la lucha hacia la luz desde la oscuridad actual ¡No se lo pierdan!

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