BBC
La respuesta simple es "sí, puede".
Pero, ¿cuáles son las probabilidades reales de que eso ocurra? Es una
cuestión sobre la cual los analistas no tienen una misma respuesta.
La encuesta más reciente de Datafolha, divulgada el jueves, estimaba que
Bolsonaro obtendría 39% de los votos válidos, lo que le coloca a una
distancia considerable de los resultados que necesita para imponerse en
primera vuelta: 50% de los votos más 1.
Una victoria del candidato de ultraderecha este domingo depende de una
suma de factores, como la intensificación a su favor del voto útil en
contra del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), así como un
alto número de abstenciones, votos nulos y en blanco. Es difícil, pero
posible.
Para la científica social y antropóloga Rosana Pinheiro-Machado,
profesora de la Universidad Federal de Santa María, quien ha estado
estudiando durante años el ascenso de la derecha conservadora en Brasil,
hay una clara tendencia a favor de Bolsonaro en las votaciones de este domingo y podría, en efecto, llegar a la presidencia sin necesidad de balotaje.
Según su análisis hay varios factores que explican el avance de este
candidato en las encuestas, incluyendo el voto de los evangélicos, de
los antifeministas y de quienes adversan al PT.
El politólogo Cláudio Couto, profesor del Departamento de Administración
Pública de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo, cree que sería necesaria una confluencia muy fuerte para que la elección presidencial se defina este domingo.
"Es improbable que Bolsonaro resulte electo en la primera vuelta. Tiene
menos de 40% de los votos válidos. Se necesitaría una transferencia
masiva de votos hacia él de todos los candidatos centristas, de los
indecisos, de la gente que vota nulo. Todo para él. Creo que es muy
difícil", señala.
1.- El crecimiento entre los indecisos
El apoyo del 39% de los votos válidos que tiene Bolsonaro, según
Datafolha, es inferior al apoyo del candidato favorito en la primera
vuelta de las elecciones presidenciales anteriores.
En 2014, Dilma Rousseff contaba con el respaldo de 46% de los votos
válidos. En 2010, ella también encabezaba la carrera con 50%, mientras
que en la víspera de los procesos previos de 2006 y 2002 Lula da Silva
tenía un 48%.
Por otro lado, la intención de voto de Bolsonaro muestra una tendencia creciente.
El viernes de hace una semana tenía 28% de los votos totales, según
Datafolha, pero el martes había crecido a 32% y el jueves a 35% (39% en
votos válidos).
Según los expertos, Bolsonaro puede haber crecido principalmente entre
los indecisos y entre quienes no habían revelado por quién votarían en
encuestas anteriores.
"La elección está muy polarizada, lo que hace que haya muchos indecisos
hasta momentos más tardíos de lo usual, pero al último momento los
ciudadanos empiezan a definirse. La migración de votos hacia Bolsonaro,
que habría tenido que ocurrir en determinado punto, ocurre ahora porque
este es el momento de las decisiones", señala Couto.
Uno de los sectores en los que Bolsonaro más creció la semana pasada fue
entre las mujeres. Para Couto esto se explica por la migración de votos
de los indecisos, dado que históricamente las mujeres son los votantes
que toman más tiempo para tomar una decisión.
"Muchas mujeres que estaban indecisas a último minuto repiten el patrón
tradicional de seguir los votos de sus padres y maridos", señala
Pinheiro-Machado.
Bolsonaro
ha usado las redes sociales para posicionarse como el candidato que
realmente está preocupado por la seguridad de las mujeres.
El candidato también se ha enfocado en los indecisos en el noreste del
país y ha suavizado su discurso contra el PT en esa región. Dijo que
Lula "tenía todo para ser un gran presidente" y que "lamenta" que se
encuentre "en esa situación", pero que "él está cosechando lo que
plantó".
Pero la caída en el número de indecisos puede estar llegando a su
límite. A finales de agosto, 28% de los votantes no sabía por quién iba a
votar. Ahora solo es el 11%.
2.- El voto útil en contra del PT
En la última etapa de la campaña, los partidarios de Bolsonaro han
aumentado los esfuerzos para conseguir más votos para su candidato. En
un acto en apoyo a su postulación en Sao Paulo el domingo pasado, los
asistentes gritaban: "primera vuelta, primera vuelta, primera vuelta".
El primer objetivo de los bolsonistas es ganar la mayor cantidad de apoyo posible del voto útil anti PT,
buscando atraer a los seguidores de otros candidatos que se oponen al
partido de Lula, principalmente Geraldo Alckmin (PSDB); João Amoêdo
(Novo), Alvaro Dias (Podemos) y Henrique Meirelles (MDB).
En ese sentido, en grupos de Whatsapp favorables a Bolsonaro ha estado
circulando un audio con información falsa que señala que las urnas serán
trucadas en la segunda vuelta pero no en la primero. Por tanto,
siguiendo la lógica de ese mensaje, la única oportunidad para vencer al
PT sería con una victoria en primera vuelta.
Pero, ¿cómo podría afectar los resultados de las elecciones una posible
transferencias de votos hacia Bolsonaro? BBC News Brasil hizo algunas
simulaciones.
Si el domingo el candidato de ultraderecha logra obtener 1 de cada 10
votos de todos sus demás competidores, además del apoyo de 1 de cada 10
personas que hoy dicen que votarán en blanco, nulo o que están
indecisos, conseguiría 41% de todos los votos. Manteniendo el nivel de
votos blancos y nulos mostrados por Datafolha, llegaría a 47% de los
votos válidos.
Si la transferencia de votos procedentes de Alckmin, Amoecido, Meirelles
y Dias fuera mayor, 3 de cada 10 votos, Bolsonaro conseguiría 44% de
los votos totales y estaría muy cerca de ganar en primera vuelta.
Esta migración de votos ha estado ocurriendo durante las últimas
semanas. Lo que no queda claro es en qué medida puede seguir ocurriendo.
"Ante la debilidad de los otros candidatos que se oponen al PT, muchos electores ya migraron hacia Bolsonaro en la primera vuelta. Alckmin, por ejemplo, está muerto como candidato", apunta Pinheiro-Machado.
3.- Los votos nulos y en blanco favorecen al candidato en primer lugar
Los sufragios válidos son todos aquellos que apoyan a algún candidato. Eso significa que no incluyen a los votos en blanco y a los nulos.
Usemos una analogía. Imaginemos un salón de clase con 20 estudiantes. De
estos 5 deciden no votar por nadie y los otros 15 escogen algún
candidato. Los votos válidos son solamente los de esos 15. Así que para
ganar en primera vuelta, sería necesario contar con la mayoría de esos
15, es decir, con 8 votos.
Pero si en la misma votación son 10 estudiantes los que deciden no votar
por nadie, el número total de votos válidos sería 10. Así, para ganar
en la primera vuelta sería suficiente con 6.
Lo mismo ocurre en las elecciones. Mientras más votos blancos y nulos
hay, menor es la cantidad de votos válidos y también es más pequeño el
número de votos totales que necesita un candidato para ganar en primera
vuelta.
En estos momentos, el porcentaje de 35% de os votos totales que tiene
Bolsonaro según las encuestas solamente le permitirían ganar en primera
vuelta si el número de votos no válidos alcanza 30%, lo que resulta
improbable.
Ahora, si
Bolsonaro sube hasta 40% del total de votos, entonces 20% de votos en
blanco y nulos podrían permitirle ganar en primera vuelta. Esto también es muy difícil.
En la última encuesta de Datafolha, solamente 6% de las personas dijeron
que pensaban votar en blanco en las elecciones de este domingo,
mientras que 5% no había decidido su voto. En total, es un nivel de
votos blancos y nulos similar al registrado en las votaciones de 2014:
9,6%.
Comicios anteriores han demostrado que un alto nivel de votos no válidos puede ser decisivo.
En 1998, cuando Fernando Henrique Cardoso fue electo presidente en
primera vuelta, los votos blancos y nulos alcanzaron niveles más altos:
18,7%. Eso permitió que el 43,1% de los votos totales obtenidos por ese
candidato se convirtieran en 53,1% de los votos válidos.
Por otro lado, en 2006, Lula obtuvo un porcentaje mayor de votos totales
(44,5%). Sin embargo, como hubo menos votos en blanco y nulos (8,4%),
el PT no logró la mayoría de los votos válidos (48,6%) por lo que fue
necesario ir a la segunda vuelta.
4.- Abstención entre los votantes del PT
Las abstenciones (el número de personas que no votan) también pueden afectar el resultado de la elección.
Al igual que los votos nulos y en blanco, estos reducen el universo
total de votos válidos, explica Lucio Rennó, profesor asociado del
Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia. Esto
termina reduciendo el número absoluto de votos requeridos para alcanzar
la mayoría en primera vuelta.
En la votación para escoger al gobierno estadal de Sao Paulo en 2016, el
candidato João Doria obtuvo 35% de los votos. Como la cantidad de
sufragios nulos y en blando (casi 17%) y la abstención (22%) fueron muy
altos, el número total de votos válidos fue menor.
En consecuencia, el 35% de los votos se convirtió en 53,2% de los
sufragios válidos y Doria ganó en primera vuelta. Sus apoyos (3.085.000
votos) fueron inferiores a la suma de votos nulos y de abstenciones
(3.096.000).
Hay otro factor que ocurrió en las elecciones municipales de 2016 que,
si se repite, podría favorecer a Bolsonaro. La abstención en Sao Paulo
fue mayor en la periferia, donde solía concentrarse el voto del PT.
En este momento, en todo el país, Rennó realizó estimaciones cruzando
las tasas de abstención de 2014 y los ingresos promedio en los estados y
halló que la tasa de participación usualmente es mayor en la medida en que aumentan los ingresos de los votantes.
Y resulta que es precisamente entre los segmentos de mayores ingresos entre los cuales Bolsonaro obtiene sus mejores resultados.
Ocurre justo lo contrario con el candidato del PT, Fernando Haddad.
"Al PT le va bien en los estados más pobres, donde la abstención puede ser mayor.
Tenemos que ser conscientes de este elemento para entender las posibles
discrepancias entre las encuestas y los resultados", destaca Rennó.
Esto ofrece pistas acerca de cómo la abstención puede favorecer a
Bolsonaro. Sin embargo, es difícil estimar el porcentaje de votantes que
no acudirán, dado que las encuestas no siempre captan bien este
fenómeno.
Según Rennó, la gente no siempre admite, al ser encuestada, que tiene intención de abstenerse.
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