MARTA DE LA VEGA
Los hechos de barbarie y robo al equipo de
la líder demócrata María Corina Machado, ocurridos en Upata con brutal
violencia, ratifican que el horror se ha convertido en política de Estado. Los
personeros del régimen construyen su poder desde el resentimiento y la venganza
social. Se aprovechan de la inmediatez e ignorancia ética y cultural de
mayorías que han crecido con la mentalidad de que el mejor líder es un guapetón
de barrio malandro y corrompido.
Histórica equivocación que ha facilitado
anomia y anarquía, que ha costado la involución hacia el desastre actual ante
los avances de una modernización e institucionalización que no se ancló en el
sentido del logro, la producción eficiente, el esfuerzo y los méritos como
palancas de movilidad y ascenso social sino en la cultura rentista dominada por
un Estado interventor y populista.
María Valiente, como se la ha llamado por
sus acciones y discursos consecuentes con una visión de país que aspira a la
prosperidad por el trabajo, la preparación intelectual, la probidad y ética
públicas, escogió luchar para construir la Venezuela deseable sin clientelismo,
forjando futuro cerca de la gente más desasistida, contribuyendo a formar una
mentalidad basada en valores y decencia, en una democracia exigente y en el
llamado a los mejores. Liderazgo sin probidad es un azote, lo sabemos. Prefirió
la lucha a favor de la dignidad de muchos y construir el poder como servicio
público en lugar de estar cómodamente, sin penurias, como un porcentaje mínimo
de gente que en Venezuela vive sin sufrir los estragos de la necesidad y del
hambre.
Desde afuera, muchos
están con el corazón en Venezuela y se preparan cada día mejor, trabajan en las
más disímiles tareas, incluso que no tienen que ver con su formación
profesional, porque siguen apostando por el país
La educación superior recibida y los valores
morales y cívicos que practican estas verdaderas élites que honran su
gentilicio, los protege frente al sometimiento y el envilecimiento atroces de
más del 80% de una población sumisa o resignada, con mentalidad inmediatista,
acostumbrada a que un Estado aún todopoderoso, concentrador del poder,
mentiroso, con una estructura amiguista a la que le es inherente la corrupción,
asistencialista y paternalista, domine a las mayorías en grave precariedad
mediante coacción económica, miedo y chantaje.
Desde afuera, muchos están con el corazón en
Venezuela y se preparan cada día mejor, trabajan en las más disímiles tareas,
incluso que no tienen que ver con su formación profesional, porque siguen apostando
por el país para volver a aportar, cuando se recuperen decencia, Estado de
derecho y democracia, en el arduo
proceso de reconstrucción indispensable en todos los ámbitos.
proceso de reconstrucción indispensable en todos los ámbitos.
En el país, muchos también siguen luchando
pese a las adversidades y a la barbarie de un Estado forajido. Contra la
demagogia, el facilismo y la mentalidad pícara y tramposa como mecanismos de
participación, toda esta gente que no pierde la esperanza a pesar de la
zozobra, constituye una gran reserva moral, intelectual, profesional, cívica,
cultural y económica, dispuesta a tomar las riendas de la responsabilidad, el
trabajo, el sentido del logro y los méritos. Se puso en evidencia con el
respaldo unánime y multitudinario a una dirigente que no se doblega.
Lamentablemente para una mayoría cada vez más despojada hasta de su dignidad,
la desolación no tiene límites y se puso también en evidencia con el ataque
bajo y vil contra María Corina Machado de grupos manipulados por un régimen sin
escrúpulos.
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