Alba enclenque
Beatriz de Majo
7 Febrero, 2012
El Alba no pasa de ser una corte de adoradores de quien mantiene la organización política engrasada a fuerza de los petrodólares de los venezolanos. Este fin de semana el tema adquirió decibeles superlativos cuando la cumbre fue sazonada con una manifestación militar que cualquiera de los mandatarios asistentes hubiera deseado protagonizar alguna vez. Una avalancha desproporcionada de fortaleza bélica, un desmedido deseo de acentuar el compromiso de lo castrense con el gobierno, fue el decorado grotesco que se les sirvió a los que venían a discutir el futuro de la enclenque organización.
El Alba no será nunca más de lo que es: un ensayo escuálido de alianza politiquera. Un ente creado para adversar y confrontar a Estados Unidos y para lanzar dardos contra los países desarrollados del mundo; un grupete de países fracasados a los que sólo aglutina una deforme y desteñida doctrina radical izquierdosa, fracasada en todas partes y que sólo promete un mediocre desempeño para sus socios, algunos de ellos depauperados ya. El otro elemento generador de cohesión y propósitos comunes entre ellos es meter la mano en la alcancía venezolana, sin la cual la mayor parte de estos países, con tres salvedades, serían naciones económicamente inviables.
De patética hay que calificar la obsequiosidad de cada uno de los mandatarios que se prestaron a aplaudir la celebración de un golpe de Estado, de una asonada criminal, de un injustificable hecho histórico. Intriga saber cómo van a regresar a sus terruños a preconizar democracia cuando han sido cómplices de la conmemoración de un hecho que enlutó a Venezuela en el pasado y que la avergüenza hoy. La alianza regional creada en 2004 no pasará de ser lo que es por el posicionamiento que han asumido no en favor de la construcción de una unidad progresista sino de constituir un ridículo frente antiimperialista.
Esta, que es su fortaleza estratégica, en un mundo que cada día se integra más, no les será útil para los propósitos para los que se reunieron: no avanzan en su objetivo de desactivar la OEA, ni mucho menos conseguirán que otras naciones se sumen a un ente equivocadamente politizado, sesgado, irrespetuoso de las instituciones y antidemocrático.
La creación de una alianza de integración económica, única decisión conjunta a exhibir, verá luz en la medida en que Venezuela continúe con el papel protector que ha sostenido hasta el presente. Las disparidades económicas entre los futuros socios hacen imposible que una alianza así produzca frutos. Un dato apenas: 3 de sus 8 socios tienen una población que, sumada, no alcanza los 300.000 habitantes.
Vinieron a Caracas a asegurarle al comandante que le seguirán siendo solidarios mientras la ayuda bolivariana continúe. Y la ayuda, gracias a la pésima administración de nuestro negocio petrolero, cada día será más exigua…
beatriz@demajo.net.ve
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