jueves, 9 de febrero de 2012


Con octubre en la mira

Además de ir unidos, hay que tratar de ir con el candidato que lleve el mayor aporte propio

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DIEGO BAUTISTA URBANEJA |  EL UNIVERSAL
jueves 9 de febrero de 2012
Se vota en febrero para ganar en octubre, y los resultados de febrero incidirán grandemente en las posibilidades de triunfo en octubre. 

No me refiero a la cantidad de votantes. Mientras más concurran a las primarias, mejor; pero no es el número de votos lo más importante de la votación de febrero. Lo que va a ser más importante es cuál candidato hayamos escogido. 

Es cierto que existe el compromiso de todos los participantes y de todos los partidos de apoyar al que resulte triunfador en las primarias, y se puede contar con el cumplimiento de la palabra así empeñada. Pero de ello no se puede sacar la conclusión de que, en cuanto a las posibilidades de ganar las elecciones de octubre, da lo mismo que gane el candidato o candidata que sea. No todos los candidatos tienen la misma capacidad de triunfar en las elecciones presidenciales.

No basta ir unidos a octubre. Esa es una condición necesaria del triunfo, pero no es una condición suficiente. Además de ir unidos, hay que tratar de ir con el candidato que lleve el mayor aporte propio, en lo que se refiere a su capacidad de penetrar en los sectores populares, donde están los bastiones de la fortaleza electoral de Hugo Chávez. 

De hecho, ese termina siendo en realidad el factor diferencial. De resto, todos son inteligentes, están rodeados de buenos equipos, cuentan con unas bases programáticas comunes, pueden mostrar buenas gestiones en diversos ámbitos. Pero no todos tienen la misma empatía popular efectiva y ese es el elemento decisivo. 

Posibilidades 

La pregunta que el votante de las primarias tiene que hacerse es cuál de los candidatos tiene mayor posibilidades de triunfo frente a Chávez. Esa pregunta no es exactamente la misma que cuál es el candidato o candidata que más me gusta. Puede que se dé la feliz coincidencia de que el que más me guste sea también el más adecuado para competir con Chávez, pero también puede que ese no sea el caso. En tal situación, tiene que privar el criterio de las posibilidades de triunfo en octubre, más que la simple preferencia personal. En realidad, apunto a una fórmula que dice: el que más me gusta es el que mejor puede vencer en octubre, y es el que más me gusta principalmente por eso. 

Con todo esto estoy poniendo negro sobre blanco lo que está implícitamente detrás de las campañas de varios de los precandidatos. Pero a veces pareciera que algunas de estas cosas no están muy claras. Hay encuestas que indican que la gente pone en cuarto o quinto lugar de sus criterios para definir su preferencia el que yo coloco de primero. Ponen antes que ese los criterios habituales para elegir candidato. Da la impresión de que dan la derrota de Chávez en octubre por segura, por lo cual pueden escoger despreocupadamente el candidato para esas elecciones. Veo las cosas de otro modo. La campaña electoral va a tener delante un adversario que va a esa contienda con muchos recursos y ventajas, de todos conocidos, y la victoria será una conquista por la que habrá que pelear muy duro. Por ello hay que ir a las elecciones de octubre, no sólo unidos, sino también con el abanderado más adecuado. 

Para vencer 

La pregunta que digo que hay que hacerse tiene para mí una respuesta muy clara. Pero no puedo arrogarme la seguridad de que la mía sea la respuesta correcta. Lo que quiero enfatizar son dos cosas muy sencillas: es que no todos los candidatos tienen la misma posibilidad de vencer en octubre, y que creo que determinar cuál es el que la tiene más alta debe ser el criterio para votar en la primarias. 

Si ese es en efecto el criterio que el votante usa el 12 de febrero, el resultado de esos comicios dirá cuál de los aspirantes la mayoría consideró que respondía a esa pauta. Si nos equivocamos, y en realidad el nombre que en realidad cumplía con esa condición era el de otro o el de otra, eso lo único que significará es que el esfuerzo que habrá que hacer para triunfar en octubre será mayor y más dificultoso. Pero en ese caso sólo Dios sabrá de quién era el nombre más correcto. 

Hay un lugar común que dice que los pueblos se labran su destino. En este caso, el pueblo somos los votantes de las primarias. Está en nuestras manos acertar, haciéndonos la pregunta correcta y respondiéndola con la mano en el pecho. 

Pues nada: que lo que he querido en este artículo es hacer mi aporte para el recordatorio de que hay que votar este domingo de febrero poniendo la mira en octubre. 

dburbaneja@gmail.com

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