domingo, 26 de febrero de 2012



ENTREVISTA A MARIANA BACALAO

Alta como una miss y tan elegante como cualquier modelo de pasarela, Mariana Bacalao no confronta el problema de que su físico llegue a empalidecer su méritos académicos, su condición de profesora y menos su capacidad de análisis en temas como el de la opinión pública. Periodista egresada de la UCV, tiene en su haber una Maestría en Campañas Electorales de la George Washington University y la seguridad de quien ha experimentado en el trabajo de campo las ideas que maneja en la teoría. 
-¿Tiene antecedentes la coyuntura que vive el país con la enfermedad presidencial? 
-Puede haber casos similares, pero manejados con transparencia. Pero este caso es novedoso porque el manejo es atípico, el Presidente es candidato y, además, la cabeza visible, padre, líder espiritual e inspirador de un modelo. No hay analogía posible porque son muchas crisis en paralelo. 
-Es decir, es imposible estudiar el caso sobre la base de experiencias previas. 
-Como tampoco se puede estudiar su política comunicacional o su gestión con el manual porque se maneja con la improvisación y un antimanual. 
-¿Puedes ejemplificar? 
-La teoría de los rumores recomienda rescatar la confianza en los voceros, pero uno observa cómo eso resulta imposible aquí porque el vocero y el único que conoce lo que ocurre es él. De allí las contradicciones de gente que, estando muy cerca (del poder), se supone debe saber mucho. Entonces uno se pregunta si es que sabe y no quiere decir…o no sabe. 
-¿Qué crees tú? 
-Que no sabe. 
-No hay antecedentes pero la historia se repite. Ya Chávez pasó por una etapa de enfermedad y de pretendida recuperación. Sobre esa base se lanza la candidatura de un hombre plenamente restablecido, vencedor del cáncer. El superhombre cuyo único destino es el poder. Pero, ¿cómo recomponer una estrategia que la realidad echa por tierra? 
-Como lo está haciendo. Con sorpresa e improvisación. Sobre la marcha. Él realmente sintió que estaba curado y esa reaparición lo sorprende. No sólo quería sino sentía que estaba curado. En esta nueva situación, sin embargo, apuesta a volver. Los anuncios sobre su comando de campaña, sin caras nuevas, y la omisión de cualquier referencia sobre un cambio de dirección, de personajes o un relevo, indican que sigue pensando que será él quien conduzca la batalla hasta la victoria. 
-Chávez ha utilizado políticamente su enfermedad. ¿Podrá, sin embargo, seguir teniendo éxito, si la gente lo observa ante una recaída que, aseguró, no ocurriría? 
-No. No es igual. En junio sorprendió con el anuncio del mal y luego vino la supuesta curación. Pero una cosa es el sentimiento que puede tener la gente ante su enfermedad y otra es que vote por él para la reelección. Ahí está el gran conflicto. La visualización de un candidato reposa sobre su plenitud de condiciones, una persona en sus cabales, con toda la energía dispuesta para asumir retos. Todo lo contrario de alguien que sufre una enfermedad terrible. 
-Sin embargo, uno no puede sino evocar a Evita Perón, muriéndose, haciendo campaña por su marido, mitineando desde un balcón apoyada en Perón, o sobre un Cadillac y sostenida por arneses para no caerse. 
-No sé hasta qué punto Evita quería estar ahí presionada por su compromiso con su marido o el peronismo. Pero en este caso parece claro que el Presidente actúa así porque quiere. Por eso, teniendo todas las oportunidades de declinar en favor de un sucesor, no lo hace. 
-No sólo no lo hace sino que anula a sus eventuales delfines: Maduro y Jaua, designándolos candidatos a gobernadores.
-Están anulados de muchas formas, porque tienen más de una década siendo ignorados cada vez que expresan una idea propia o asoman una iniciativa. Anulados porque en vez de adelantarse y decidir a qué grupo o personas proponen, postergan la decisión. Y ya se sabe que los tres recursos no renovables de las campañas electorales son tiempo, dinero y recursos humanos.
-Los recursos humanos escasean, el dinero les sobra… 
-Pero el tiempo no. 
-Lo pueden comprar postergando las elecciones. 
-¿Para qué postergar las elecciones si ellos mismos no saben qué pasará? Por más improvisado que seas no puedes mover fechas porque no sabes si te va a perjudicar o beneficiar. 
-¿No es una gran irresponsabilidad por parte de Chávez no prever una situación política en la cual él deje de estar presente súbitamente? 
-A nivel personal es su decisión y ahí no lo cuestiono porque tú decides qué haces con el tiempo que te queda, si es el caso. Es cosa privada. Ahora, como presidente es otra cosa, aunque desde hace años la agenda no privilegia al ciudadano. Aquí se está jugando a un proyecto personalista, para la permanencia en el poder. 
-¿El hecho de que este sea un régimen personalista no implica que con la desaparición física de Chávez ocurra la desaparición del chavismo? 
-Todo parece decir que sí, pero hay que esperar. Ahora, si el partido gira alrededor de Chávez y hay unos líderes que nunca intentaron caminos novedosos, limitándose a esperar la línea para repetir hasta las palabras del jefe, ahora que carecen de esa cabeza visible, me los imagino corriendo en una pista sin haber caminado nunca antes. No es imposible pero sí complicado porque el equipo cercano al Presidente está muy desprestigiado, presenta un gran desgaste y muchas veces él mismo les endilga la responsabilidad por los problemas del país. Según estudios que hemos hecho, la sensación es que el Presidente es un hombre con buenas intenciones pero mal rodeado. Entonces, ¿cómo apostar por dirigentes criticados por el mismo Presidente? 
-¿Son así todos los chavistas?
-Yo tengo alumnos chavistas muy valiosos en la UCV. Inteligentes, e incluso más críticos que yo. Ellos tienen una vivencia que habla de frustraciones, de intentar hacer cosas y toparse con una dirigencia que no está a su altura y cuya virtud es la fidelidad al Presidente. 
-¿Más allá del cáncer, hay una causa estructural para la derrota del chavismo? 
-Claro. Más allá del monstruo a vencer, el cáncer, está la percepción sobre los logros de un gobierno en crisis. En los grupos que hemos hecho con chavistas y simpatizantes, ellos reconocen en Chávez buenas ideas, logros parciales, pero igual sienten que su tiempo ya pasó, que 13 años es demasiado, un tiempo más que justo y muchas promesas no se cumplieron. Para los jóvenes es un período demasiado largo. En los estudios percibimos un anhelo de cambio, una necesidad que es una ola, una matriz natural de opinión creciente en todo el país y que trasciende la enfermedad de Chávez. 
-¿Cómo vislumbras la campaña electoral? 
-La oposición adelantó varios pasos y ha resuelto problemas que el chavismo tiene pendientes. Hay una campaña que se presenta caótica, complicada, improvisada, imprevisible del lado chavista. Mientras, la campaña de la oposición es perceptible, ordenada. Tiene los objetivos claros, bien trazados y avanza según un plan. Luego está el país, que es como un paraguas y el Presidente y su responsabilidad ante lo que pueda ocurrir. La campaña no es una burbuja, está inserta en una realidad y si me preguntas cómo veo esa realidad, de aquí a octubre, digo que absolutamente explosiva, fuera de control, movida, con medidas desesperadas e ingredientes que sólo podemos vislumbrar. 
-¿Por qué explosiva? 
-Por los escenarios ¿Qué pasa, por ejemplo, si el desenlace de la enfermedad del Presidente es negativo, no se recupera y fallece? ¿Quién asumiría el cargo? Y que el que lo sustituya, ¿cómo va a llenar el vacío? ¿Qué autoridad tiene sobre las facciones presentes en el chavismo? ¿Cómo funciona ese cambio hacia afuera? ¿Cómo reaccionará la gente? 
-¿Ves a Chávez ungiendo a su hija como sucesora? 
-Todo es posible en Venezuela, país caribeño y con Chávez cualquier cosa, por desatinada que sea, se hace aun más probable. Pero como las cosas son así no se puede dejar de considerar otros escenarios: rebeldías internas, pugnas, gente que no acata o el Presidente negándose a dejar el cargo porque se siente aún con fuerza. O lo contrario, que retorne curado y asuma el reto de las elecciones, que sería lo ideal.

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