¡ASCO¡
La formidable jornada democrática cumplida por el pueblo
venezolano el 12 de febrero no podrá ser minimizada u opacada por quienes
aborrecen la libertad en nuestro país.
Cuando los ciudadanos están dispuestos a defender sus
derechos y ejercerlos no hay poder que lo impida.
Más de 3 millones de venezolanos salieron a la calle a
expresarse libremente, a pesar de las amenazas y las presiones de un gobierno
autoritario, ya en decadencia.
El golpe democrático que recibieron los dejó
turulatos. Confundidos, contradictorios e incongruentes han salido de manera
torpe a responder al éxito de un evento que ha trascendido las fronteras
nacionales, y que demuestra al mundo que la Venezuela democrática está viva y
que no se dejará humillar por un tirano.
Tan perturbados quedaron con las primarias que no
les quedó otra que echar mano de un indigno Tribunal Supremo de Justicia para
ejecutar una operación chapuza, aberrante y asquerosa.
No es la primera vez que se prestan para estas
triquiñuelas, que mucho hablan de la condición moral de la mayoría de los
integrantes de ese tribunal. No tienen empacho en judicializar la política, o
al revés, politizar la justicia. Una conducta que va a contrapelo de los más
preciados principios del derecho y de la moral que nos enseñaron nuestros
maestros. Una ideología demencial y una obsecuencia vergonzosa frente al poder
se han apoderado de los espíritus y mentes de quienes están llamados a
representar la institucionalidad más alta en materia de administración de
justicia.
Repito una vez más: es de vómito este proceder.
En esta oportunidad, el TSJ, corrijo, sus
cabecillas, han atendido un recurso de amparo intentado por un señor que alega
haber sido violentado en sus derechos.
Este Tribunal, raudo y veloz, como no lo hace en
otros casos, incluso más importantes, en 4 horas, decide unas medidas
judiciales en favor del recurrente.
Pero no le bastó al inefable tribunal con esta
inusual celeridad, sino que convirtió una acción personal en una demanda de
intereses colectivos y difusos. En dos platos, algo que interesa a un individuo
en un determinado y acotado ámbito territorial, es proyectado a todo el país,
lo que le permite a este tribunal inmiscuirse, no sólo en la jurisdicción del
Distrito Bruzual de Yaracuy, sino en la escala nacional.
¿Por qué esta jugarreta propia de rábulas, que no
de juristas serios?
¿Qué persiguen estos magistrados con tal
desviación?
¿Quien redactó el amparo? ¿dónde? ¿En Caracas o
en Yaracuy?
¿Por qué deciden, incluso, en contra de
anteriores sentencias del mismo tribunal?
Todos los venezolanos conocen las respuestas.
Están arrodillados frente a los deseos de un asustado dictador que pronto va a
tener que irse a su casa.
Como abogado y demócrata, presenciar estas
bellaquerías, nos produce un enorme asco.
Aberraciones como éstas son posibles sólo en
regímenes en los que las libertades y los derechos se pisotean a diario.
Por lo pronto, tal conducta, lamentablemente, ya
cobró la vida de un joven.
Hagan lo que hagan, no podrán impedir que la hora
de la justicia llegue. Hay un pueblo que mayoritariamente seguirá expresándose,
llueva, truene o relampaguee.
Los protagonistas de estas barrabasadas ya están
sentenciados.
EMILO NOUEL V.
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