sábado, 18 de febrero de 2012


LA LECCIÓN DEL 12 F

KARL KRISPIN
Las elecciones primarias dejan una lección. La votación masiva revela que la oposición está y seguirá movilizada con una tendencia de crecimiento. Aprendió que bajo las circunstancias de ventajismo y abuso por parte del Gobierno, no puede sino permanecer unida. Es saludable que Henrique Capriles haya recibido un respaldo masivo lo que implica que se ha votado de forma sabia y con arreglo a una visión colectiva de futuro. ¿Por qué Primero Justicia recibió este apoyo incuestionable?  Desde 1992, entendió la crisis política de los noventa que llevó a los partidos históricos, AD y COPEI, a implosionar por no darse cuenta de que el país aspiraba a más y mejor democracia. Hay que reconocerle a Julio Borges su trabajo minucioso para concretar el establecimiento de un partido político que mira la realidad del siglo XXI. Borges supo entender el pensamiento betancourista y hasta su espíritu leninista cuando exigía que ni un solo distrito del país estuviera al margen del partido.
A Capriles el elector le identificó su experiencia de servicio público porque el tiempo para un político exige maduración y oportunidad. Por más que nos haya entusiasmado María Corina, es terminante concluir que el “loboesteparismo”, la opción independiente sin estructuras basales no tiene cabida en Venezuela. Más allá de haberse apostado a la economía del voto, hay una lealtad hacia el ciudadano que se rompió cuando Machado optó por la precandidatura siendo que en 2010 fue elegida para la AN. La ruptura de ese pacto no escrito suele tener consecuencias irreversibles porque el elector siente que se le ha ignorado.
AD es, como me decía alguien recientemente, algo parecido al latín: el origen de todo pero ya con carácter de lengua muerta. Ramos Allup no ha reparado que las estructuras clientelares tuvieron su tiempo, que había que democratizar la organización y no lo hizo: prefirió seguir dirigiéndola desde su celular y que se dividiera dando lugar a UNT y ABP.  Continúa hablando en adeco antiguo. La socialdemocracia venezolana sólo se rencontrará bajo los esquemas de un partido democratizado, moderno  y participativo.
UNT sigue siendo un partido local y resulta cuesta arriba pensar que se pueda mudar para Maracaibo el centro de gravitación política del país que sigue estando en Caracas, más allá de que todos aspiremos a profundizar la descentralización y construir el Estado Federal. De allí su votación que refleja la del Zulia. La candidatura de Pablo Pérez, por encima del adequismo nostálgico, no se sintió en Caracas. En 2006  Rosales se escogió por consenso y fue un voto obligatorio sin emoción ni arrastre. Los 26 o más puntos que Chávez le sacó evidencian ese desgano.
Chávez tampoco ha sabido leer a Betancourt para quien su máximo orgullo de vida fue fundar AD, un partido que lo sucedería en el tiempo (sólo que no previó la dilapidación de sus sucesores). El MVR fue el chiripero post Caldera. El PSUV es una dedocracia, no hay dirigentes con peso y nadie  se atreve a comprar los chigüís y las colitas de la piñata si el líder máximo no da la orden en su Ciudad Gótica roja-rojita. Ello lleva a que el partido corra la suerte de su piloto. Si Hugo se retira a pescar pavones en el Cinaruco, lo seguirá su plana mayor a aplaudirle la pesca. Ese partido es una oficina de atención al público. Y el público se cansó de las colas, la promesa hueca y tanta ineficiencia. Los números que se iban a dar ya se repartieron.
El Gobierno del presidente Capriles no podrá ser sin embargo un gobierno de PJ sino de unidad y de rescate nacional. En esa nueva época se producirá un reacomodo político que no podrá descuidar que quien vota es un demócrata globalizado que exige atención, que recurre a las redes sociales y que no quiere seguir nariceado en el tema de las grandes decisiones del país.

kkrispin@hotmail.com

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