MAXIM ROSS |
Ha circulado la versión de que Venezuela va dirigida, en "cámara lenta" se ha dicho, a una crisis de balanza de pagos y el asunto es lo suficientemente importante como para dedicarle unos comentarios. En particular, en un país acostumbrado a recibir ingresos externos en una cuantía apreciable y sostenido en el tiempo, debería sorprendernos que debamos enfrentar una crisis de esa naturaleza.
¿Qué es una crisis de balanza de pagos?
En forma genérica se puede definir como la creación de una brecha consistente entre los ingresos y los egresos en divisas de un país, esto es, le ingresa menos de lo que le egresa y esa diferencia no se puede solventar de manera rápida e inmediata. Generalmente una crisis de ese tipo culmina con la necesidad de reducir considerablemente los gastos externos, léase importaciones, pagos de deuda, viajes al exterior, remesas, etc., devaluar la moneda o pedir préstamos en el exterior.
También en general, como ha sucedido a muchos países, esa crisis proviene de una drástica disminución de los ingresos externos, en particular cuando estos dependen de la exportación de los llamados productos primarios. Puede decirse que es un fenómeno muy característico de los países de menores ingresos o en desarrollo, atendiendo a aquella ley de que los precios de las materias primas corrían a menor velocidad que los de las manufacturas y, a la larga, el país exportador no lograba cubrir sus gastos externos.
Venezuela y su petróleo
Siguiendo esa línea de razonamiento nuestro país, y otros también, estarían expuestos a esa ley, salvo por el hecho de que muchos de ellos se organizaron para defender los precios de sus productos de exportación, como es el caso de la OPEP con el petróleo. Otra manera de atacar esa debilidad fue reformando sus economías hacia la fabricación de manufacturas, revirtiendo la tendencia de aquella relación.
Venezuela, promotora por excelencia de la creación de la OPEP por allá por los años sesenta, logró revertir esa tendencia y se puede decir, hoy día, que los precios de crudo en los mercados internacionales se han mantenido en buen nivel o han aumentado dado el grado de intervención y de poder que tiene la OPEP en el mercado. Desde luego, ese peso puede variar en el tiempo, como de hecho ha sucedido y hoy la OPEP no tiene el mismo poder de ayer.
Ahora bien, a los fines del tema que nos interesa, la lógica nos lleva a la conclusión de que un país con ese poder de influir en los precios no debería incurrir en una crisis de balanza de pagos. Sin embargo, esta es previsible dadas las siguientes circunstancias.
La balanza de pagos de Venezuela
Los egresos externos venezolanos se han multiplicado varias veces, mientras que los ingresos se han mantenido relativamente constantes en los últimos años, a pesar de que los precios del crudo se han mantenido en un buen nivel, como dijimos, en el orden de los US$ 100/b la cesta venezolana. Dos materias concurren aquí para explicar la tendencia hacia una crisis. Por un parte, la producción y las exportaciones petroleras se han estancado o no son canceladas en divisas en efectivo y, por la otra, las importaciones se han disparado a cifras inimaginables, gracias a que un dólar muy barato las promueve y a que el gobierno las ha convertido en un arma en su lucha contra la escasez. El resultado es que el déficit de balanza de pagos, la brecha entre ingresos y gastos, debe estar en el orden de los US$ 20.000 millones, siendo muy conservador y sin tomar en cuenta las deudas pendientes de pago de años anteriores y las cancelaciones futuras de la deuda pública del gobierno y Pdvsa.
Se puede comprender fácilmente que una brecha de esa naturaleza no se puede solventar con herramientas convencionales y con la creación de los Sitme y los Sicad que, se ha demostrado son "paños calientes", principalmente porque, gracias al gran esfuerzo social que hizo Pdvsa en los últimos años Venezuela no ha creado capacidad para aumentar la producción petrolera y los proyectos que "están en línea", como los recién anunciados, generarán ingresos, probablemente, en unos 5 a 7 años si todo sale bien. En conclusión vamos en "cámara lenta", pero vamos, a tener que "ajustarnos el cinturón" o pedir más prestado, devaluar la moneda una vez más o, reestructurar el servicio de la deuda externa. Probablemente tengamos que hacerlo todo de una vez.
maximross@cantv.net
¿Qué es una crisis de balanza de pagos?
En forma genérica se puede definir como la creación de una brecha consistente entre los ingresos y los egresos en divisas de un país, esto es, le ingresa menos de lo que le egresa y esa diferencia no se puede solventar de manera rápida e inmediata. Generalmente una crisis de ese tipo culmina con la necesidad de reducir considerablemente los gastos externos, léase importaciones, pagos de deuda, viajes al exterior, remesas, etc., devaluar la moneda o pedir préstamos en el exterior.
También en general, como ha sucedido a muchos países, esa crisis proviene de una drástica disminución de los ingresos externos, en particular cuando estos dependen de la exportación de los llamados productos primarios. Puede decirse que es un fenómeno muy característico de los países de menores ingresos o en desarrollo, atendiendo a aquella ley de que los precios de las materias primas corrían a menor velocidad que los de las manufacturas y, a la larga, el país exportador no lograba cubrir sus gastos externos.
Venezuela y su petróleo
Siguiendo esa línea de razonamiento nuestro país, y otros también, estarían expuestos a esa ley, salvo por el hecho de que muchos de ellos se organizaron para defender los precios de sus productos de exportación, como es el caso de la OPEP con el petróleo. Otra manera de atacar esa debilidad fue reformando sus economías hacia la fabricación de manufacturas, revirtiendo la tendencia de aquella relación.
Venezuela, promotora por excelencia de la creación de la OPEP por allá por los años sesenta, logró revertir esa tendencia y se puede decir, hoy día, que los precios de crudo en los mercados internacionales se han mantenido en buen nivel o han aumentado dado el grado de intervención y de poder que tiene la OPEP en el mercado. Desde luego, ese peso puede variar en el tiempo, como de hecho ha sucedido y hoy la OPEP no tiene el mismo poder de ayer.
Ahora bien, a los fines del tema que nos interesa, la lógica nos lleva a la conclusión de que un país con ese poder de influir en los precios no debería incurrir en una crisis de balanza de pagos. Sin embargo, esta es previsible dadas las siguientes circunstancias.
La balanza de pagos de Venezuela
Los egresos externos venezolanos se han multiplicado varias veces, mientras que los ingresos se han mantenido relativamente constantes en los últimos años, a pesar de que los precios del crudo se han mantenido en un buen nivel, como dijimos, en el orden de los US$ 100/b la cesta venezolana. Dos materias concurren aquí para explicar la tendencia hacia una crisis. Por un parte, la producción y las exportaciones petroleras se han estancado o no son canceladas en divisas en efectivo y, por la otra, las importaciones se han disparado a cifras inimaginables, gracias a que un dólar muy barato las promueve y a que el gobierno las ha convertido en un arma en su lucha contra la escasez. El resultado es que el déficit de balanza de pagos, la brecha entre ingresos y gastos, debe estar en el orden de los US$ 20.000 millones, siendo muy conservador y sin tomar en cuenta las deudas pendientes de pago de años anteriores y las cancelaciones futuras de la deuda pública del gobierno y Pdvsa.
Se puede comprender fácilmente que una brecha de esa naturaleza no se puede solventar con herramientas convencionales y con la creación de los Sitme y los Sicad que, se ha demostrado son "paños calientes", principalmente porque, gracias al gran esfuerzo social que hizo Pdvsa en los últimos años Venezuela no ha creado capacidad para aumentar la producción petrolera y los proyectos que "están en línea", como los recién anunciados, generarán ingresos, probablemente, en unos 5 a 7 años si todo sale bien. En conclusión vamos en "cámara lenta", pero vamos, a tener que "ajustarnos el cinturón" o pedir más prestado, devaluar la moneda una vez más o, reestructurar el servicio de la deuda externa. Probablemente tengamos que hacerlo todo de una vez.
maximross@cantv.net
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