Francisco José Virtuoso Sj
El Universal
Los representantes de la oposición política al Gobierno tienen en realidad un gran reto: lograr tomar el poder del Estado y ejercerlo de manera estable. Pero ese gran reto se desgrana en una serie de desafíos con densidad propia y específica.
El primero de ellos es alcanzar el poder por la vía democrática, mientras el espacio electoral se mantenga y existan condiciones mínimas para la disidencia, la libertad de expresión y el ejercicio de la oposición política. Un análisis crítico y objetivo puede con justicia concluir que en Venezuela se cierran cada vez más estás condiciones por la partidización de los poderes públicos y el uso descarado de la represión y de las más variadas formas de ventajismo. Soy de los que creo que aún se mantienen condiciones para la competencia política, y, mientras ellas existan, aunque sea de manera ambigua y limitada, habrá que aprovecharlas hasta al máximo posible.
Alcanzar el poder por la vía democrática requiere garantizar una amplia base social de respaldo, consciente de sus intereses y debidamente organizada y movilizada. Soy de los que creo que hasta ahora la oposición ha presentado candidatos, ha hecho campañas electorales exitosas y ha defendido sus votos, logrando canalizar de esta manera la expresión de ese amplio sentimiento de oposición que existe en el país. Sin embargo, no ha logrado convertir ese sentimiento en movimiento político organizado con doctrina política y estructura. Y mientras ello no exista será siempre un flanco fácil para cualquier tipo de triquiñuela.
Para alcanzar este fin me permito hacer una sugerencia concreta. Se ha hablado en estos días de propiciar la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Creo, como otros lo han comentado, que ello es un despropósito. La Constitución vigente es hoy en día el único documento político que goza de consenso en la mayoría de la sociedad venezolana y representa claramente un dique contra el autoritarismo político.
Sin embargo, la oposición, a través de la Mesa de la Unidad, si pudiera convocar en enero de 2014 una Asamblea Constituyente del movimiento social de oposición. Con delegados elegidos en elecciones primarias y con dos mandatos específicos: establecer el contenido programático de su horizonte político y la estructura de su organización social. Comparto que por ahora, la tarea prioritaria es sacar el mejor provecho de las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre. Pero vencido ese plazo el reto mayor es ponerse horizonte, "constituir" políticamente a la oposición, de manera democrática y dotarla de condiciones objetivas para alcanzar el poder.
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