domingo, 22 de septiembre de 2013

ENTREVISTA XOCHIL SCHÜTZ, POETA ALEMANA

"La poesía no puede ponerse al servicio de un régimen"


ROBERTO GIUSTI | 
 EL UNIVERSAl
Cuando el Muro de Berlín cayó Xochil Schütz tenía catorce años y algo de la sombra que proyectaba la vieja pared derribada la recibió en Venezuela. Apenas al descender del avión que la trajo como figura estelar del Décimo Festival Mundial de Poesía (junio de este año), chocó con una realidad que, si bien había intuido por la información que pescó en la red casi al desgaire, sobrepasó sus peores previsiones. Tres meses después el portal Prodavinci ha publicado la crónica de su incursión en el desatinado Socialismo del Siglo XXI ("Esta no es una Canción de Amor para Hugo Chávez") y el texto produjo revuelo porque, si bien es sabido lo que denuncia, está escrito desde una perspectiva desasida y candorosa que se va transformando en desengaño a medida que se desarrollan las aventuras y desventuras de la poetisa.

-Si lo que leía sobre Venezuela le sonaba a dictadura, ¿por qué decidió aceptar la invitación a participar en el Festival Mundial de Poesía? 

-Cuando recibí la invitación me alegré porque adoro Sudamérica. No obstante, en las semanas previas a mi viaje, al informarme más precisamente acerca de la situación política actual de Venezuela, pensé en cancelar mi participación en el festival. Pero lo cierto es que mi boleto ya estaba emitido, los preparativos para el viaje ya se habían iniciado y mi mejor amiga me aconsejó realizar el viaje porque, en su opinión, las personas de ese país necesitan justamente poesía. Todo ello me convenció y decidí viajar. Vivo para la poesía y pensé que sería maravilloso poder compartirla con otras personas en Caracas. De no haber estado el festival prácticamente dominado por esa suerte de Chávezmanía, me habría sentido cómoda. Gran parte de los preparativos fueron realizados amablemente por los organizadores y el encuentro con poetas de todo el mundo era muy grato.

-Lo primero que llamó su atención fue un gran fotografía de Chávez en el aeropuerto y luego, subiendo a Caracas, "miles de chozas armadas de ladrillos. ¿Podría describir esa impresión?

-Las grandes fotografías de Chávez me sorprendieron desde el principio. En mi opinión, tienen algo de dominante y patriarcal. Pero lo que más me sorprendió fueron las numerosos grafitis en las avenidas principales con el rostro de Maduro. Se le suele criticar al capitalismo su apropiación del lenguaje de las subculturas para vender productos. Pero el actual gobierno venezolano intenta, abiertamente, utilizar ese lenguaje para vender a Nicolás Maduro. Es evidente que su Gobierno hace propaganda al mejor estilo capitalista. En cuanto a las "miles de chozas armadas de ladrillos", solo me pregunto si sus habitantes tendrán lo suficiente para vivir.

-¿No hay un dejo de colonialismo y también de inocencia en esa que fue su primera mirada, europea, sobre Venezuela? 

-Creo en los derechos humanos y tengo fe en que el hombre, sobre su debilidad, puede vencer aquello que lo perjudica. Si mi visión es colonialista, europea o ingenua, no lo sé.

-¿Cómo enfoca el comportamiento de los poetas invitados? ¿No estaba dispuesto todo para convertir el Festival en un gran acto de culto a la personalidad de Chávez?

-Había autores internacionales a los que les agrada Chávez y había chavistas venezolanos que escriben poemas. Unos escriben buenos poemas y no tienen ningún tipo de problema en asistir a un festival en donde se le rinde homenaje a Chávez. Otros lo aman y escriben pésimos poemas. Quizás sea injusta con algunos poetas venezolanos, pero me pareció que había una tendencia, en muchos de ellos, a presentar cantos de alabanza a Chávez. Continuamente se les oía exclamar con gran entusiasmo "Chávez", "Presidente" y "Comandante".

-Dice usted que en "Alemania nadie tiene idea de lo que está pasando aquí". ¿No indica eso que en realidad los intelectuales europeos ven con indulgencia y falso romanticismo lo que ocurre en Venezuela y que en el fondo lo rechazan para sus países? 

-Seguramente la extrema izquierda alemana tiene una visión romántica de la situación venezolana y sus seguidores desearían que esa misma política existiera en mi país. Pero en Alemania hay muy pocas personas que comulgan con la extrema izquierda. La mayoría de sus habitantes están al menos medianamente conformes con el sistema de economía social de mercado en el que vivimos.

-Dice usted que la poesía no debe estar al servicio de la política, pero, al decir eso ¿no está adoptando una posición política con sus críticas a lo que está ocurriendo en Venezuela? 

-La poesía debe adoptar una postura política si las circunstancias lo exigen. Lo que sí no debe hacer nunca es ponerse al servicio de un determinado régimen, gobierno o partido. Si en Venezuela, en algún momento, la corriente opositora actual reemplaza al gobierno a Maduro y comienza a hacer las cosas peor que como lo hizo éste, los primeros en denunciarlo deberían ser los poetas que tienen posiciones críticas al actual gobierno. Entonces, al igual que ahora, deberían ser los primeros en prestar atención a los abusos. El poeta debe tener un comportamiento independiente. Junto a los medios de comunicación, los escritores conforman el cuarto poder del Estado que debería vigilar la actuación del Gobierno, el Parlamento y la Justicia. No obstante, a mí, personalmente, me gustan en especial los poemas de amor y la poesía lírica naturalista. Es por eso, también, que me sorprendieron los numerosos himnos de alabanza a Chávez durante el festival. Para mí hubo mucho espacio para lo patético y muy poco para el crecimiento, la ternura y las expresiones de amor interpersonal.

-¿Por qué luego de lo que experimentó se sigue preguntando "si lo que acabo de ver es una dictadura?".

-Antes de mi viaje leí en Internet que los órganos de justicia eran controlados por el gobierno y que sus decisiones ya no eran tomadas de forma independiente. Supe, también, que algunos opositores al gobierno fueron encarcelados arbitrariamente, obligados a gritar consignas a favor de Chávez y que se les torturó orinándoles encima. También que el Gobierno había adquirido algunos medios de comunicación impresos y canales de televisión y que éstos ya no continuarían informando de forma independiente. Sin embargo, no tuve oportunidad de constatar si estas cosas son ciertas. De ser así, en Venezuela ciertamente existe una dictadura. Pero seguramente serán ustedes, quienes viven en Venezuela a diario, los que pueden responder mucho mejor esta pregunta.

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