domingo, 29 de septiembre de 2013

¿ EN CUAL GALAXIA VIVE ESTE PRESIDENTE?


Luis García Mora
 
El impacto cuando escribo este sábado la columna me impide razonar bien. Las imágenes son deprimentes. Una turba de motorizados como una plaga de velociraptores se lanza sobre una gandola cargada de carne, accidentada en esta Caracas del siglo XXI que se deshace, con su chofer agonizante, para famélica y ansiosamente saquear la carga sin ni siquiera sacarse los cascos.
El trazo de esta Venezuela de hoy es la imagen al menos para mí escalofriante, de una sociedad post mortem, a la deriva, sin control y sin ley, pero, sobre todo, dolorosamente deshumanizada. Y sin un vestigio de instancia moral.
Nada. Cómo viajar en este intento de análisis desde esta foto jurásica y atravesar una balacera entre más motorizados y Guardias Nacionales en Petare por enfrentar seguramente la matraca. No son todos, pero sí bastantes, muchos, no motorizados: venezolanos. Y lo que se nota de inmediato es la desaparición de las alcabalas, entre el territorio de la ley y el del delito, hacia una tierra de nadie.
Y es muy difícil orientarse. Demasiado pantano. Demasiada mierda.
Un veterano corresponsal extranjero de muchas guerras me dice, luego de un recorrido intenso por las barriadas caraqueñas, que “la percepción que hay es la de que todo se está deshaciendo. Sí, las clases más bajas están mejor que hace veinte años. Y hay otra identidad. No hay el mismo sentido de exclusión absoluta, pero la gente no le tiene respeto. Para nada. Dicen aún que el gobierno de Chávez era el mejor gobierno del mundo, pero que éste es el peor gobierno del mundo”.
Y que Maduro es un error. Y cunde una paranoia hacia el mañana.
El error más grande de todos los tiempos.
Y uno recuerda al Stalin de Robert Service, no en lo sanguinario y lo bestia, porque Nicolás Maduro no lo es, sino en la frecuencia con la que Stalin “le mentía al mundo cuando al mismo tiempo se mentía a sí mismo”. Maduro denunció en Unasur que en Nueva York intentaron matarlo y uno imagina que se rieron. Ingenuo. Naif. Habita dentro una inmensa burbuja. Su mundo no existe. Mientras que el que sí existe y lo rodea a todas horas se desmorona. ¡Y es el Presidente de la República! Con un gabinete económico y todo. Aunque paralizado, empantanado más bien. Como la ética nacional.
Imagino que a Maduro, como a mí, la cabeza le debe dar vueltas con este déficit gubernamental de 15% del PIB, para él absolutamente inmanejable. En las últimas semanas, la disminución de los ahorros de la Nación coloca la caja (dicen) en 900 millones de dólares, que sólo alcanzan para cubrir seis días de importaciones.
Es como para poner la renuncia.
La Guerra Económica, dice. Me matan en Nueva York. Me devuelvo de Vancouver. No asisto a la ONU. Me cago en el valor propagandístico y los varios millones de dólares dilapidados por la Citgo (un gasto de más de 800 mil dólares en el Hyatt Grand Central por 56 habitaciones desde hace 15 días, por ejemplo). ¿Para qué? ¡Estoy hasta los huevos de esta vaina!
Uno se pregunta de qué intenta huir este buen hombre en el gigantesco Ilyushin 96 de Cubana de Aviación, porque el Airbus ya no le sirve. Va a China a una visita de doce días, que es abortada el cuarto día de manera abrupta para aterrizar luego en Vancouver, Canadá, sin combustible, después de empeñar nuestro futuro ante unos tipos a los que no se les mueve un músculo.
Y el país (realmente) no sabe qué pasó. En qué condiciones lo entregó. Qué hacía Giordani en la foto, frío, hierático, obtuso. Para levantarse todos en un santiamén y regresarse con comitiva y todo. Doscientas personas, dicen. Un tumulto encaramándose en la nave sin poder hacer el acostumbrado shopping.
Otra rocambolesca situación.
Dicen que intentó colar en Estados Unidos a varios agentes cubanos sin permiso de entrada en el país, pero a los que el mandatario intentó camuflar con pasaportes venezolanos. Que pretendió cambiar de avión para quitar hierro al conflicto, pero ya era tarde. Que Canadá se rehusó a venderle gasolina ya que el avión era cubano. Que luego de cinco horas sin bajarse, PDVSA o Citgo envió dos Falcon para que pudiera llegar a Nueva York, pero tenía tal rabieta que se devolvió para Caracas. Que embarcó a las Naciones Unidas y suspendió su viaje a EE.UU. para “preservar” su vida, cuando ni Arafat ni los palestinos y ni siquiera los iraníes temieron jamás ni temen eso.
O la improvisación evidenciada en la decisión de última hora de no ir.
Son demasiadas cosas. Unas sobre otras en una sola. La burla para su gobierno (y para él) por la incautación de 1.382 kilogramos de cocaína en 31 maletas que atravesaron el Atlántico en un vuelo de Air France procedente del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar bajo su total responsabilidad civil y militar como Presidente de la República. ¿Su incapacidad o impotencia para desmontar al “Estado delincuente”?
Ya se maneja la tesis de que “ahora los carteles mexicanos infiltraron los aeropuertos nacionales y utilizan las pistas en complicidad con las autoridades que las administran”, sin necesidad de pistas clandestinas.
¿Militarizar los supermercados? ¿Descongestionar los puertos de la enorme cantidad de buques estacionados cargados de toneladas alimentos importados mientras en la calle los velociraptors asaltan cavas? ¿Entregarle a los chinos la administración económica del país porque, como dijo Chávez, “China es una superpotencia, pero no un imperio”?
¿En cuál galaxia vive este hombre?
¿Hacia dónde demonios nos lleva a todos?
Cráteres
- El comentario de otro corresponsal internacional, con su media lengua, a uno le da pena: “Paga Venezuela, China es muy impogtante. Para China, Venezuela no existe más allá de su combustible. China es un país tan grande, con una economía tan enogme: ahí nadie habla de Venezuela. En su cancilleguía no hay un centgo de estudios sobge Venezuela, como sí lo hay sobge Bgasil. Igual que Estados Unidos. Sólo a tges tipos del Depagtamento de Estado les pgeocupa”.
- Y otro: “Aquí todos gastando porque mañana el dinero vale menos. Y él cada cinco minutos dice que lo van a matar y esa noche ni siquiera Venezolana de Televisión tituló con esa noticia. Abrieron con los acuerdos con China. ¿Cree su propia propaganda? ¿Realmente cree que en Nueva York el imperio lo va a matar? ¿Creen eso dentro de su propio entorno?”
- Ojo: mientras mayor se hacía la crisis multidimensional del Estado de Weimar, y cuanto más opresiva se hacía la camisa de fuerza que inmovilizaba las estrategias políticas alternativas, mayor margen había para “iniciativas personales” inconformistas.
- En las clínicas privadas, ni las divisas ni el instrumental ni los recursos técnicos. ¿Cuál es el objetivo? ¿Eliminar la medicina privada para volcarse sobre un inexistente servicio de salud pública? Eliminar la medicina privada es ir a la quiebra del sistema de salud, tal como hicieron con el servicio de Salud Pública. ¿Quiénes son los cabezas de mosquito que dirigen esto?
- Stalin había confeccionado un cuento para sí y para otros y luego trataba de aplicarle una capa de verosimilitud. A menudo, dice Robert Service, “los contenidos eran suspicaces, conspirativos o vengativos. Suponía que los conspiradores trabajaban en todas partes y tenían que ser descubiertos y castigados. Estaba en su elemento cuando actuaba en un ambiente caótico. Y acudía a una artimaña que consistía en un coctel de sospecha y fanatismo en un ambiente sin escrúpulo moral alguno que le sirviera de freno”. Y veía a los opositores de otras facciones como “cerdos” y “escorias”, como “horribles individuos insignificantes, traidores, gente acabada (Trotsky, Kámenev y Zinóviev), y añadía: “Esta escoria venenosa y miserable debe ser aniquilada”. ¿Qué tal?

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