EDUARDO FERNANDEZ
Cinco problemas acosan a Venezuela y a los venezolanos en el día de hoy: el desabastecimiento, el alto costo de la vida, la inseguridad, la falta de medicinas y la corrupción. Exigen respuestas inmediatas. La solución no puede diferirse para el próximo mes, y mucho menos para el próximo año.
Los venezolanos estamos desesperados por la falta de bienes y servicios, por el vacío en los mercados -incluyendo los del Gobierno. Cuando finalmente encontramos un producto, entonces no alcanza lo que llevamos en el bolsillo para pagarlo.
Es insostenible la situación de la salud. Los hospitales en el suelo y los médicos y enfermeras desesperados por la falta de insumos. No hay medicinas, y cuando se consiguen son demasiado caras.
Es indescriptible la angustia de un padre o de una madre que no consigue los medicamentos indispensables para restablecer la salud de los hijos.
A este cuadro dramático tenemos que agregar el miedo desatado por la delincuencia que se ha apoderado de Venezuela. La delincuencia y la inseguridad parecen apropiadas de las ciudades y los campos generando zozobra e intranquilidad permanente.
A todo esto tenemos que agregar la crisis energética y la falta de agua. El pueblo, es decir, el conjunto de los ciudadanos, siente una gran angustia. No hay derecho a que este país esté en este estado de abandono y frustración.
Esa indignación crece aún más cuando nos enteramos de los casos escandalosos de corrupción. Da una tristeza profunda la inmensa cantidad de dólares que deberían financiar las importaciones de los bienes y productos que necesitamos con tanta urgencia que terminan en los bolsillos de unos cuantos corruptos a los que nada les importa el sufrimiento de las familias.
Y mientras tanto, los responsables de resolver los problemas no actúan distraídos en una diatriba innecesaria y estimulando un clima de confrontación y de división dentro del cual no puede el país enfrentar la crisis y encontrar soluciones.
Deberíamos exigir una tregua política y pedirle a nuestro liderazgo, tanto del Gobierno como de la oposición, que hagan una pausa en el pleito político y se aboquen, en un ambiente de cooperación y de unidad, a buscarle solución al problema del hambre, de la salud y de la inseguridad.
Un gobierno nuevo es lo que se necesita, con nuevos hombres, nuevos procedimientos y nuevos ideales. Mañana puede ser demasiado tarde. Retrasar las soluciones no es una opción.
Seguiremos conversando.
@EFernandezVE
Los venezolanos estamos desesperados por la falta de bienes y servicios, por el vacío en los mercados -incluyendo los del Gobierno. Cuando finalmente encontramos un producto, entonces no alcanza lo que llevamos en el bolsillo para pagarlo.
Es insostenible la situación de la salud. Los hospitales en el suelo y los médicos y enfermeras desesperados por la falta de insumos. No hay medicinas, y cuando se consiguen son demasiado caras.
Es indescriptible la angustia de un padre o de una madre que no consigue los medicamentos indispensables para restablecer la salud de los hijos.
A este cuadro dramático tenemos que agregar el miedo desatado por la delincuencia que se ha apoderado de Venezuela. La delincuencia y la inseguridad parecen apropiadas de las ciudades y los campos generando zozobra e intranquilidad permanente.
A todo esto tenemos que agregar la crisis energética y la falta de agua. El pueblo, es decir, el conjunto de los ciudadanos, siente una gran angustia. No hay derecho a que este país esté en este estado de abandono y frustración.
Esa indignación crece aún más cuando nos enteramos de los casos escandalosos de corrupción. Da una tristeza profunda la inmensa cantidad de dólares que deberían financiar las importaciones de los bienes y productos que necesitamos con tanta urgencia que terminan en los bolsillos de unos cuantos corruptos a los que nada les importa el sufrimiento de las familias.
Y mientras tanto, los responsables de resolver los problemas no actúan distraídos en una diatriba innecesaria y estimulando un clima de confrontación y de división dentro del cual no puede el país enfrentar la crisis y encontrar soluciones.
Deberíamos exigir una tregua política y pedirle a nuestro liderazgo, tanto del Gobierno como de la oposición, que hagan una pausa en el pleito político y se aboquen, en un ambiente de cooperación y de unidad, a buscarle solución al problema del hambre, de la salud y de la inseguridad.
Un gobierno nuevo es lo que se necesita, con nuevos hombres, nuevos procedimientos y nuevos ideales. Mañana puede ser demasiado tarde. Retrasar las soluciones no es una opción.
Seguiremos conversando.
@EFernandezVE
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