Un Aciago Día de las Madres
Pedro Luis Echeverria
Próximamente, el país celebrará el Día de las Madres, pero
lo hará con inmenso dolor. Ese día se hará presente la solidaridad humana con
las madres de hijos asesinados, desaparecidos, detenidos, torturados, sometidos
al aislamiento y vejados por la vesania gubernamental y por la impunidad del hampa común. Será un día lleno de lágrimas,
nostalgias, tristezas, rabia e impotencia. Desde hace 17 años, en Venezuela,
esa celebración conjuga la alegría del reconocimiento al inmenso amor y entrega
de las madres a sus hijos, con el dolor
que éstas padecen por las crueles vicisitudes que actualmente las afectan. El
régimen que se autoproclama hacedor de la mayor suma de felicidad posible, con
sus despropósitos irracionales, es el responsable de miles de muertes y
desolación y del lúgubre y tenebroso ambiente de angustias, desesperación,
ansiedad y represión que hoy ensombrece la vida de muchas de las madres venezolanas.
El régimen, con sus insensatas acciones recientes, ha
provocado el recrudecimiento de la protesta callejera y el enfrentamiento entre
disidentes y las fuerzas represivas, regulares e irregulares, de las que se
vale el gobierno para golpear, atemorizar y disuadir, sin contemplaciones, a
los que protestan. El gobierno, desesperado por el creciente rechazo de la
opinión pública a su gestión trata de evitar, a cualquier costo, que sus
falencias y equivocaciones queden al desnudo y que la delincuencia, inflación, decrecimiento económico,
pobreza, escasez, corrupción, hambre e insensibilidad social, - -productos
cotidianos de la siembra oficialista-, se conviertan en una matriz de
opinión mayoritariamente negativa que le terminará de corroer el cada vez más
precario apoyo popular que le queda, asociada con la pérdida de autoridad y la desaparición de la credibilidad de las que gozó por tanto tiempo. Teme el
régimen que esa matriz de opinión
lo conduzca al desastre político y a una solución constitucional que
recorte la duración y vigencia de su mandato, como en efecto ha venido
ocurriendo con el gran entusiasmo popular mostrado en la recolecta de firmas
para iniciar el proceso del referendo revocatorio y la disposición de revocar a
Maduro que refleja el 69% de los encuestados en los sondeos de opinión . Este inepto régimen levanta a diario
cortinas de humo para ocultar la terrible realidad que el país se consume por
la negligencia y la falta de visión gubernamental, por ejemplo, aprueba
demagógicamente un decreto de incremento de
30% del salario mínimo cuando la pérdida del poder adquisitivo de los
ciudadanos, en lo que va de este año, supera el 40%.
Esa cortina de humo
del régimen cívico-militar del madurismo pasa por el desarrollo de una
estrategia contra sus oponentes absolutamente represiva, violadora de las
leyes, abusiva, despiadada, desconocedora de los derechos humanos y con el
ejercicio a ultranza de la coacción y el dominio hegemónico lo que siembra más
incertidumbre, desesperanza y dolor en el ánimo de las madres que perciben muy poco esperanzador y seguros el presente y
el futuro de sus hijos.
Los tiempos que
se avecinan estarán signados por la violencia, la intransigencia y la
confrontación. La acción del régimen fundamentada en un discurso de exclusión y
odio, es una de las estrategias más visibles que ha venido utilizando contra
los disidentes. La violencia institucional del gobierno al causar el cierre
deliberado de las instancias a las que se podría acudir en demanda de justicia y el alevoso acoso a
los opositores y sus dirigentes, forjado en la penumbra de la perversidad y basado en la mentira y en
indicios de dudosa veracidad, evidencian
el endurecimiento del contenido del discurso político que acentúa las
diferencias: por un lado, la disposición de los opositores a actuar con mayor
decisión y audacia, compelidos por la provocadora actitud gubernamental y, por
el otro, las acciones violentas e ilegales del gobierno y sus grupos de apoyo,
que son realizadas impunemente con la complicidad de las autoridades de las
instituciones públicas y exacerbadas por la dirigencia del aquelarre
“revolucionario”.
La sociedad
venezolana no puede aceptar pasivamente que sean la violencia, la confrontación
y la subversión social la única salida política que le quede a la oposición
frente a las inaceptables pretensiones
del régimen actual de conculcar los derechos básicos a la vida, la libertad y
la dignidad. No se debe tolerar que el gobierno acose a la oposición, por pretender cambiar democráticamente el
estado de cosas que vive el país. Todos tenemos derecho a participar, nadie
debe ser excluido y menos si la exclusión obedece a que no coincidimos con el
totalitarismo del pensamiento oficial. No sigamos permitiendo que la motivación
más importante en la celebración del día de las madres continúen siendo el sufrimiento y la angustia por la suerte de sus hijos; revoquemos el
mandato de la canalla que nos desgobierna.
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