jueves, 28 de enero de 2010

The Economist: Venezuela cambia de rumbo hacia el autoritarismo

Londres.- Los opositores de Hugo Chávez con frecuencia han deplorado su capacidad para encubrir el autoritarismo en formas aparentemente democráticas. Así que quizás estén agradecidos de que el Presidente venezolano ya está abandonando la pretensión. El 23 de enero, la fecha en que el país celebra el derrocamiento en 1958 de su último dictador militar, las operadoras de televisión por cable recibieron órdenes de dejar de transmitir la señal de RCTV Internacional. Ha sido la última de una serie de acciones que han colocado al régimen electo de Chávez a un estrecho margen de dictadura. Hace tres años, a RCTV no se le renovó la concesión de radiodifusión, lo que la confinó al cable. Ahora, el gobierno acaba de decretar que, pese a ser un canal por cable, debe, junto con muchos otros canales, adherirse a una ley que le exige, entre otras cosas, transmitir las peroratas del Presidente cada vez que le venga en gana. Se le antojó casi inmediatamente, durante una concentración. Como RCTV Internacional no quiso satisfacerlo, su destino fue sellado.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) se quejó de que RCTV y los demás canales fueron penalizados sin el debido proceso, y exhortó a que se restauraran sus derechos. El régimen, que reiteradamente ha hecho caso omiso del organismo regional, le hizo la señal de costumbre. Los venezolanos se disponen a votar por un nuevo parlamento en septiembre. El año pasado, Chávez ganó un referéndum destinado a abolir el límite del mandato para la presidencia y otros altos cargos de elección popular. Ahora, los sondeos de opinión señalan niveles sin precedentes de descontento a causa de la delincuencia, la inflación, la crisis eléctrica y la falta de agua. A raíz del cierre de RCTV se produjeron grandes protestas contra el gobierno en Caracas, las cuales fueron contrarrestadas por una concentración gubernamental más modesta. Estos problemas, con el consiguiente descontento, podrían intensificarse en los próximos meses. Ni siquiera su insospechado carisma lo ha inmunizado. En una encuesta llevada a cabo recientemente, 66% contestó que no quiere que siga en el poder cuando se cumpla su actual mandato dentro de tres años.

Si las elecciones pautadas para septiembre se celebrasen conforme a la Constitución, que establece la representación proporcional, Chávez seguramente perdería su fuerte mayoría en la Asamblea General. Sin embargo, una nueva ley electoral le permite a la fracción más grande prevalecer por completo. La autoridad electoral dominada por el gobierno redefinió las circunscripciones electorales este mes, con el efecto de reducir al mínimo las posibles victorias de la oposición. El cierre de RCTV, uno de los principales bastiones de la oposición, pareciera seguir la misma lógica. En su discurso anual ante la Asamblea Nacional a principios de mes, el Presidente, para sorpresa de nadie, se autoproclamó marxista. Ya no habla de la boca para afuera de separación de poderes, lo que en la práctica desapareció hace tiempo. La presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estella Morales, opinó el mes pasado que tales sutilezas simplemente "debilitan el Estado". Aristóbulo Istúriz, dirigente del Partido Unido de Venezuela (PSUV) abogó por el desmantelamiento de las gobernaciones y alcaldías, que Chávez busca reemplazar con comunas.

La Constitución de 1999 garantiza los derechos de propiedad y la existencia de la empresa privada. Pero el Presidente ahora dice que las ganancias privadas son la raíz de todos los males. El tono de las llamadas en espera de Indepabis alude a los malos capitalistas. Al insistir que la reciente devaluación de la moneda no es una excusa para subir los precios, Chávez mandó a Indepabis a cerrar cientos de establecimientos comerciales por "especulación". Instruyó a la Asamblea General para que cambie la ley de expropiaciones y expropió a la cadena franco-colombiana de supermercados Éxito para añadirla a Comerso, el nuevo conglomerado gubernamental de ventas al detal. Los partidos de oposición, que se pelean por candidatos "unitarios" para el parlamento, no están preparados para enfrentar la arremetida. Pero hay señales de tensión dentro del propio régimen. El 25 de enero, el Vicepresidente Ramón Carrizález renunció junto con su esposa, la Ministra del Ambiente. Citó motivos personales, aunque el hecho que un aliado cercano, el Ministro para la Banca Pública, también renunciara, por inexplicables "problemas de salud", desató las lenguas. Se han colado rumores de que la partida de Carrizález se debió a las maniobras del Ministro de Obras Públicas Diosdado Cabello, al que muchos perciben como la segunda figura más preponderante dentro del gobierno. Carrizález también se desempeñaba como Ministro de la Defensa, cargo en el que fue reemplazado por un general cercano a Cabello. Así, Cabello, de quien se dice tiene los ojos puestos en la presidencia, ha consolidado aún más su control del ejército. La determinación del Presidente de aferrarse al poder y su intolerancia por todo el que disienta han mermado su popularidad, lo que pudiera, si le va mal en las elecciones, agotar su capacidad para gobernar. Él, tal como lo escribió esta semana Vladimir Villegas, periodista y antiguo aliado, ahora está atrapado en el esquema autocrático que decidió seguir. Ese esquema no se parece en nada a la democracia liberal en la cual lo eligieron.

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