miércoles, 27 de enero de 2010


LAS RENUNCIAS
Teodoro Petkoff (Tal cual)

Al comienzo, cuando rodó la información de la salida del coronel Carrizález de la Vicepresidencia (y del Ministerio de la Defensa), tendimos a restarle significación, pensando en uno más de los enroques a que nos tiene acostumbrados el Presidente. Además, el propio Carrizález, siempre de perfil bajo y más bien opaco, y muy obediente a las órdenes de su jefe, no parecía ser el centro de algunas de esas conspiraciones de palacio, de esa Corte de los Borgia en que se ha convertido el entorno presidencial. Pero su renuncia, acompañada de la de su esposa, Yubirí Ortega, ministra del Ambiente, y la del presidente del Banco de Venezuela, Eugenio Vásquez Orellana, hombre de confianza de Carrizález, le dio una nueva dimensión al asunto. El hombre no había sido destituido. En verdad había renunciado y, además, se llevó con él a su gente más cercana. ¿Qué había pasado? El detonante parece haber sido una acusación de corrupción contra su esposa, la ministra del Ambiente, según la cual en el mantenimiento de las cuencas de los ríos, se habría producido un guiso de altas proporciones. Verdad o mentira, ante lo que estimó como un ataque a su esposa y, por mampuesto, a él mismo, el coronel se enfureció, pidió su sombrero y su bastón y se fue pa’l carajo. Pero la cosa no es tan sencilla. Tiene otros bemoles. En el torneo de zancadillas que se libra entre la gente del Presidente, Carrizález estaba ubicado en el grupo fieramente enfrentado al de Diosdado, ahora aliado estrechamente con Freddy Bernal.

El minpopopa’todo, quien hasta hace poco, según confesión propia, recogida por Simón Boccanegra, "no estaba en el mejor momento de sus relaciones con Chávez" y pasó agachado ante la embestida de éste contra la chavoburguesía (con la cual Diosdado mantiene fuertes lazos), parece haber recuperado terreno. Su paciencia como trompo servidor de la iracundia de Chacumbele le produce buenos réditos. La obsecuencia con la cual atacó a los medios, y en particular contra RCTV, le añadió puntos adicionales. La salida de Carrizález, de la esposa de este y de Vásquez Orellana, pone el score a favor de Diosdado-Bernal. El ex alcalde, ya instalado en Miraflores, continúa ascendiendo en los círculos privilegiados de la Corte. ¿Qué significación política puede tener esta guerra de intrigas? El gobierno nunca fue monolítico, pero el forcejeo entre tendencias poseía cierta discreción y no era visible. Sin embargo, ahora, la crisis nacional en todos los órdenes comienza a abrir grietas que ya no se pueden ocultar. Los factores de poder chavista comienzan a sentir que el hombre se les está volviendo disfuncional y se tornan más atrevidos. Hasta ayer se decía que a Chávez no le renuncia nadie. Bueno, le renunciaron tres. Quién sabe si Chávez recordará la anécdota de Guzmán Blanco, quien ante la descomposición de su régimen, le dijo un día a su esposa: "Ana Teresa, nos vamos para París, que aquí las gallinas están cantando como gallos".


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