DIEGO BAUTISTA URBANEJA |
EL UNIVERSAL
5 de septiembre de 2013
El Gobierno de Maduro no responde a ningún proyecto político. La idea de proyecto político era aplicable, si acaso, al Gobierno de Chávez. En ese caso el proyecto político era indivisible de un proyecto de poder personal, pero al menos era posible pensar que ese poder personal se orientaba a la realización de algún tipo de idea de país. Pero el objetivo de este Gobierno de ahora es el puro conservar el poder, para simplemente permanecer en él, y no para llevar a cabo ninguna idea que lo trascienda.
Es importante desligar a este Gobierno de toda noción de proyecto político. Es notorio que la camarilla que lo conduce hace grandes esfuerzos por vincularse a lo que pueda haber sido el proyecto de Chávez. Es la manera de dignificar, por decirlo así, su ambición de mantenerse en el disfrute del poder. Pero no: este Gobierno es simplemente un muy mal Gobierno y así tiene que ser desnudado ante la población.
Si vamos a decirlo todo, las cosas pueden ser un poco complicadas. Una de las causas por las que lo de Maduro es tan mal Gobierno, es la de que le tocó administrar el estropicio que hizo Chávez con ocasión de llevar a cabo su propio proyecto político. Pero no es ese al análisis en el nos interesa centrarnos aquí. A nuestros efectos, estamos ante un pésimo Gobierno, y punto.
Esto tiene que ver con el tema de las próximas elecciones municipales. Está en el tapete el asunto de si esas elecciones son un plebiscito o no lo son, o de si deben ser presentadas como un plebiscito o no.
Confirmación
Sin duda que las elecciones municipales de diciembre contienen elementos asociados a la noción de plebiscito: compiten dos grandes tarjetas, está el asunto de que los resultados del 8D confirmarían o no la idea de que Capriles ganó en abril, etc. Todas estas cosas rondan en las cabezas de muchos electores y jugarán su papel en el voto de muchos de ellos.
Pero creo que lo que la oposición democrática tiene que plantearse es conquistar la mayoría el ocho de diciembre, más que ganar un plebiscito. Parece lo mismo pero a mi juicio hay entre ambas cosas una diferencia importante. No es lo mismo derrotar un proyecto político que votar contra un mal Gobierno. Es a lo primero a lo que se aplica la idea de plebiscito, tal como estamos entendiendo las cosas en este artículo. Contra un simple mal Gobierno lo que se aplica es una mayoría que vota en contra. Ahora bien, el proyecto político falleció con su principal conductor y protagonista. Lo que quedó es un mal Gobierno que se quiere poner el manto de un proyecto político. A un mal Gobierno se le vence cuando una mayoría vota contra él y a favor de lo que se plantea como una opción superior, pero eso no es un plebiscito.
A Maduro le interesa que se hable de un plebiscito. Eso polariza y siempre se dice que la polarización favorece al Gobierno. Pero además, eso lo elevaría de categoría. Lo conectaría de algún modo con el proyecto de Chávez. Le permitiría afirmar ante el electorado que es ese proyecto el que estaría en juego en un plebiscito ¡Qué más quisiera este Gobierno que se le considerase posible objeto de un plebiscito, a cuenta de proyecto político! ¿Un plebiscito? ¿Contra esta torta de Gobierno?
Mal Gobierno
Como he sugerido líneas arriba, es importante lograr que este Gobierno sea visto cada vez menos como un Gobierno chavista y cada vez más como un mal Gobierno. El Gobierno tiene claro lo grave que sería para él que el vínculo con Chávez se rompiera en la mente de los venezolanos, y en especial de los que siguieron al comandante. También debería estar claro para quienes queremos que el país sea gobernado de otra manera.
Poner las cosas en ese plano facilita la solución de muchos problemas para la oposición democrática. Votar plebiscitariamente contra Maduro es más costoso para quien ha sido seguidor de Chávez que lo que le resulta votar contra un mal Gobierno.
Lograr esa conversión mental puede llevarse algún tiempo. Posiblemente se requiera un tiempo más de puro mal Gobierno para que penetre en círculos amplios de sus seguidores la idea de que el Chávez en el que creyeron ya no anda por todo eso. Ya vemos la avalancha publicitaria y comunicacional destinada a mantener el vinculo filial de la camarilla de "los hijos de Chávez" con su padre putativo. Pero precisamente porque recorrer ese trayecto puede llevarse su tiempo, mientras antes se empiece, mejor.
dburbaneja@gmail.com
Es importante desligar a este Gobierno de toda noción de proyecto político. Es notorio que la camarilla que lo conduce hace grandes esfuerzos por vincularse a lo que pueda haber sido el proyecto de Chávez. Es la manera de dignificar, por decirlo así, su ambición de mantenerse en el disfrute del poder. Pero no: este Gobierno es simplemente un muy mal Gobierno y así tiene que ser desnudado ante la población.
Si vamos a decirlo todo, las cosas pueden ser un poco complicadas. Una de las causas por las que lo de Maduro es tan mal Gobierno, es la de que le tocó administrar el estropicio que hizo Chávez con ocasión de llevar a cabo su propio proyecto político. Pero no es ese al análisis en el nos interesa centrarnos aquí. A nuestros efectos, estamos ante un pésimo Gobierno, y punto.
Esto tiene que ver con el tema de las próximas elecciones municipales. Está en el tapete el asunto de si esas elecciones son un plebiscito o no lo son, o de si deben ser presentadas como un plebiscito o no.
Confirmación
Sin duda que las elecciones municipales de diciembre contienen elementos asociados a la noción de plebiscito: compiten dos grandes tarjetas, está el asunto de que los resultados del 8D confirmarían o no la idea de que Capriles ganó en abril, etc. Todas estas cosas rondan en las cabezas de muchos electores y jugarán su papel en el voto de muchos de ellos.
Pero creo que lo que la oposición democrática tiene que plantearse es conquistar la mayoría el ocho de diciembre, más que ganar un plebiscito. Parece lo mismo pero a mi juicio hay entre ambas cosas una diferencia importante. No es lo mismo derrotar un proyecto político que votar contra un mal Gobierno. Es a lo primero a lo que se aplica la idea de plebiscito, tal como estamos entendiendo las cosas en este artículo. Contra un simple mal Gobierno lo que se aplica es una mayoría que vota en contra. Ahora bien, el proyecto político falleció con su principal conductor y protagonista. Lo que quedó es un mal Gobierno que se quiere poner el manto de un proyecto político. A un mal Gobierno se le vence cuando una mayoría vota contra él y a favor de lo que se plantea como una opción superior, pero eso no es un plebiscito.
A Maduro le interesa que se hable de un plebiscito. Eso polariza y siempre se dice que la polarización favorece al Gobierno. Pero además, eso lo elevaría de categoría. Lo conectaría de algún modo con el proyecto de Chávez. Le permitiría afirmar ante el electorado que es ese proyecto el que estaría en juego en un plebiscito ¡Qué más quisiera este Gobierno que se le considerase posible objeto de un plebiscito, a cuenta de proyecto político! ¿Un plebiscito? ¿Contra esta torta de Gobierno?
Mal Gobierno
Como he sugerido líneas arriba, es importante lograr que este Gobierno sea visto cada vez menos como un Gobierno chavista y cada vez más como un mal Gobierno. El Gobierno tiene claro lo grave que sería para él que el vínculo con Chávez se rompiera en la mente de los venezolanos, y en especial de los que siguieron al comandante. También debería estar claro para quienes queremos que el país sea gobernado de otra manera.
Poner las cosas en ese plano facilita la solución de muchos problemas para la oposición democrática. Votar plebiscitariamente contra Maduro es más costoso para quien ha sido seguidor de Chávez que lo que le resulta votar contra un mal Gobierno.
Lograr esa conversión mental puede llevarse algún tiempo. Posiblemente se requiera un tiempo más de puro mal Gobierno para que penetre en círculos amplios de sus seguidores la idea de que el Chávez en el que creyeron ya no anda por todo eso. Ya vemos la avalancha publicitaria y comunicacional destinada a mantener el vinculo filial de la camarilla de "los hijos de Chávez" con su padre putativo. Pero precisamente porque recorrer ese trayecto puede llevarse su tiempo, mientras antes se empiece, mejor.
dburbaneja@gmail.com
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