domingo, 17 de noviembre de 2013

COMPRAR SIN PAGAR


CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ |

EL UNIVERSAL
 
Un capítulo más del régimen contraconstitucional, la dictadura zombi, es la teoría de "comprar sin pagar". El terrible 27-28F de 1989, la gente salió a robar ya que la policía estaba en huelga. Pero el actual 9N es mucho peor porque arranca de esa voz oficial, primera vez de décadas en A.L. y copiado de Mugabe. El Gobierno con el que cuentan los ciudadanos para que proteja sus vidas y el producto de su trabajo, es inductor declarado de semejantes acciones. Katherine Mansfield escribió el thriller sicológico de un padre con dos niños. El mayor, aplicado, afectuoso, equilibrado y perseverante, tenía sus juguetes cuidadosamente coleccionados en el armario. El segundo, al contrario, disfrutaba con malignidad precoz despedazar los trenes y carritos del hermano. Y el padre intervenía por la fuerza para que el otro no pudiera hacer nada, mientras con sadismo ambos se burlaban de la impotencia de la víctima.

En el relato, ya adulto, el destructor terminó trágicamente su vida maligna luego de desbaratar las de quienes lo rodeaban. El instigador argumenta que el "pueblo quiere comprar a precios justos". Pero "el pueblo", chavista o no chavista, no es proclive a teles y se faja duro a trabajar para ganarse la vida y levantar su familia, como se ve en el transporte colectivo atestado a partir de las 5 am. Se trata de huestes prepagadas, a las que Hannah Arendt llamó populacho, que el 9 de noviembre de 1938, la Kristallnacht, saquearon las tiendas judías en Alemania con apoyo de la SA. Son aquellos que sin importar el grupo social al que pertenecen, ricos o pobres, están a la disposición del poder para cometer diversos tipos de ignominia, para mantener o mejorar su status.

Guillotina humanitaria

En Roma las clientelas de los senadores mataban y golpeaban adversarios. Durante el horror revolucionario en Francia, las turbas se solazaban en las decapitaciones, verdaderas ferias en las que tomaban vino, comían castañas, vísceras y papas asadas. Entregaban el hacha a adolescentes delgadas y débiles para que el sufrimiento de los ajusticiados fuera largo, y también el placer de la chusma. Una sola decapitación podía durar horas, precedida por amputaciones de brazos, fracturas de clavícula, mandíbula, costillas, omoplatos, cortes de la columna, porque la niña verdugo de once años no podía con el peso del arma. Y reos con recursos, pagaban mucho para tener un verdugo fuerte y diestro. Por eso el Dr. Guillotin consideró su invento un aporte humanitario.

En el Estado saqueador creado en Venezuela por la revolución, banqueros, fiscales, magistrados, comerciantes, parlamentarios, periodistas, igual que gente que vive de limosnas en los márgenes de la sociedad, son factores activos de la degradación e integrantes del populacho. Es el hombre nuevo en acción. Por orden del gobierno inventan delitos a comerciantes y productores que apenas sobreviven sin mercancía, insumos, materias primas, divisas ni repuestos. Desacreditan a banqueros honorables para usurpar los bancos y como testaferros construyen fortunas siderales con trapicheo del presupuesto. Del lado opositor, la antipolítica es más útil al gobierno que a la oposición, y después de todos los desmadres causados desde 1989, sigue viva, con pretensiones de dirigirla y lo que venga luego. Es el imperio de la vacuidad, planteamientos descabellados, ignorancia de los procesos políticos, pasiones y torpezas de inexpertos, y la inmoralidad disfrazada de moralismo: el hombre nuevo opositor.

El hombre nuevo opositor

¿En algún cerebro cabe que se siembren seudosospechas sobre la "nacionalidad polaca" de Capriles? Es un extravagante acto de traición. En la historia abundan las delaciones, pero generalmente siempre bajo tortura o coacción de los inquisidores. No ha sido común esta modalidad del delator-diletante confortable, instalado en la intangibilidad, para liquidar un liderazgo construido con esfuerzos, sacrificios y riesgos de la propia vida. También inquieta el silencio de varios que debían defenderlo, porque la política es juego de equipo y no por mucho madrugar amanece más temprano. Ha sido dura la lucha en Venezuela, cárceles, aporreos e insultos cotidianos. Se cometieron errores, pero se impidió que desapareciera la esperanza democrática, cuando se le arrebató la dirección a la antipolítica.

La oposición real, está el terreno y no en la tribuna. Encabeza los actos que convoca, cuida las vidas de quienes asisten. No se encubre en convocatorias anónimas, ni de Fuenteovejuna, porque sabe que cualquier desgracia servirá al gobierno. El sábado 9 de noviembre hubo expresiones disidentes en algunas plazas públicas. Fueron legítimas y también, modestas, como varias de las anteriores. Pero algunos querían que sonara a bofetada a la Mesa Unitaria. Hoy vale preguntarse... ¿pasó el 9N algo distinto, que superara y compensara las deficiencias anteriores? ¿Surgió algún hito, una nueva época, un cambio en la calidad de la lucha, como anunciaba el hombre nuevo opositor, pregón de una supuesta sed de "calle" que calcina "las masas", traicionadas por sus dirigentes? Lo único llamativo, no necesariamente unido a la concentración de gente bienintencionada: el hombre nuevo opositor también delata, traiciona, tiene trolles bocasucias, -si es que no son impostores del gobierno- equiparables a la "guerrilla comunicacional", ahora tropa. Tan inescrupulosos como éstos, dicen mentiras gruesas, calumnian, ensucian. Con ellos la distancia moral entre el gobierno y la disidencia se redujo.

@carlosraulher

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