domingo, 17 de noviembre de 2013

ENTREVISTA A JORGE ROIG , PRESIDENTE DE FEDECÁMARAS

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"No quiero la vida de Maduro y mucho menos su cargo"

ROBERTO GIUSTI

EL UNIVERSAL          
 
Es el único presidente de Fedecámaras con un pasado político de izquierda del cual no reniega y más bien reivindica. Militante de la Causa R en su momentos de esplendor, advierte que nunca antes ningún Gobierno había logrado el milagro de reunir bajo un solo propósito a empresarios y trabajadores. Supuesto comandante de las fuerzas de mal que pretenderían desestabilizar al Gobierno, no le concede mucho tiempo a la radicalización del modelo económico y más bien se atreve a vislumbrar la despenalización del régimen cambiario en un país que, su juicio, se encuentra a punto de ebullición: "El Gobierno pretende exponernos al escarnio público. Imprime afiches, nos acusa de hambreadores del pueblo y nos insulta en cadena sin oportunidad de defendernos. Para alguien que está en mi posición, es indignante y hago responsable al presidente Maduro de lo que pueda ocurrirme por desatar un odio que no merecemos, ni la institución ni yo. No tengo diferencias personales con el Presidente. Adverso sí, con toda mi alma, el modelo fracasado que se obstina en imponer. Ese es mi trabajo, lo hago lo mejor que puedo en circunstancias complejas y confío en que el tiempo nos dará la razón".

-¿No es lícito que cuando quieren liquidarte como empresario y a la empresa privada, tú respondas con la misma moneda porque si no lo haces, desapareces?

-Si no fuera Presidente de Fedecámaras mi reacción habría sido muy diferente. Pero a mí no me escogieron para enfrentarme al Presidente, sino para defender los intereses de los agremiados y tender puentes. Según una encuesta reciente el 72% del país considera que el presidente Maduro no puede salir adelante sin la ayuda de Fedecámaras. Por eso digo que la economía es más testaruda que la revolución. Toda sociedad que se ha visto dividida en conflictos termina reconciliándose porque el diálogo es el único camino hacia el progreso.

-Pero Maduro te acusa de negociar un cargo en un Gobierno de transición.

-Yo no quiero la vida del presidente Maduro ni mucho menos su cargo. Me queda año y medio al frente de Fedecámaras. Fui electo por unanimidad y cumpliré mi responsabilidad hasta el último día. Pero no aspiro a ningún cargo de elección popular, ni ahora, ni después.

-¿No te eligieron Presidente de Fedecámaras porque habiendo sido de izquierda se pensaba que podías tener mayor influencia, ante el Gobierno, que tus antecesores?

-No creo. Tengo 35 años en el movimiento empresarial. He sido Presidente de la Cámara de base en Puerto Ordaz, Director de Conindustria, Presidente de la Cámara Metalmecánica, Vicepresidente de Fedecámaras. Pero era evidente que en momentos de tanta politización yo habría podido tener lazos más abiertos con un Gobierno que no habla con el empresariado.

-Es decir, que al final fue más de lo mismo.

-En las primeras de cambio sentí que venía una comunicación importante. Recibí llamadas de algunos amigos del Gobierno según las cuales el presidente Maduro se quería sentar a dialogar con Fedecámaras. Esa reunión jamás ocurrió y la relación con el movimiento empresarial es ahora peor que con el presidente Chávez.

-¿A qué atribuyes ese cambio tan radical de Maduro?

-No soy psicólogo pero, el poder es algo perverso y, además, siento que ante las circunstancias económicas, marcadas por indicadores catastróficos, el presidente Maduro no tiene cómo echarle la culpa al Gobierno anterior y entonces la toma con los empresarios.

-¿No obedece ese cambio a la pugna, ya no sólo por el poder, sino al predominio de la facción más radical?

-Esa es la visión del momento. Pero en los pocos meses del Gobierno ha habido una suerte de montaña rusa. Primero ganaba el pragmatismo, ahora parece imponerse la ortodoxia. Pero la economía es más testaruda que la revolución y al final sabrás que no puedes seguir con un esquema económico que está destruyendo el país.

-¿No hay que darle crédito a un escenario en el que esa destrucción siga y se mantenga el Gobierno, sobre las ruinas de la empresa privada?

-Esa aventura tiene patas cortas. Quien te diga que sabe lo que está pasando no está bien informado. Toda aventura tiene sus opciones. Yo quisiera darle a esa la menor de las posibilidades. Aquí hay una resistencia de la población y eso impedirá que se vaya muy lejos. Siento que llegará el momento de pragmatizarse y corregir los errores en la economía. No quiero pensar que se siga aplicando un modelo fracasado.

-Hay medidas, que más allá del efecto electoral, son definitivas. Si intervienes las tiendas de electrodomésticos, les impones los precios y no les permites la reposición, desaparecen y el espacio lo ocupa el Estado. Se comen el elefante a pedacitos.

-Pero llega el momento en que los pedacitos del elefante te atragantan y no puedes comer más. El sostén democrático, la civilización contemporánea y las relaciones internacionales impedirán esa aventura. Además, ellos avanzan cuando hay campaña electoral pero luego bajan el radicalismo. Es triste que las grandes decisiones se tomen al calor de las elecciones.

-Por eso hay decisiones cuyos efectos se prolongan más allá del día de las elecciones.

-El ratón que vamos a tener después de esta borrachera consumista, impuesta por el Gobierno, será mucho más largo que la alegría de comprar electrodomésticos en la fiesta que ahora termina. Cuando nos levantemos veremos los resultados: el vidriero en el piso (negocios devastados, empresarios arruinados, trabajadores desempleados). Todo por un show.

-El hecho es que bajaron precios a veces escandalosos.

-Ni Fedecámaras, ni ningún venezolano, puede defender posturas reñidas con la ética comercial. Eso lo condenamos.

-¿Reconoces que había especulación?

-Claro que lo reconozco.

-Entonces el Gobierno actuó de manera correcta.

-No. Reconozco que la especulación es consecuencia del modelo, no causa. En este caso estás rompiendo el termómetro en vez de curar la enfermedad.

-Porque quieren apropiarse del aparato productivo y de los circuitos económicos.

-Así es, pero es imposible controlar todo, una tentación desde Adán y Eva hasta hoy.

-En Cuba lo hacen desde hace más de medio siglo y los soviéticos lo hicieron por más de 70.

-Los cubanos ya están de vuelta y los rusos terminaron despedazando el modelo.

-¿Hay que esperar tanto?

-No hay que ser tan impaciente. Los procesos sociales tienen una dinámica y en Venezuela está muy claro eso. La visión a corto plazo es que la revolución le quita espacios al sector privado. Hoy hay 4700 industrias y 226 mil empleos menos que hace 10 años. Pero al mismo tiempo se ha construido un sostén democrático poderoso, la gente está dispuesta a defender su libertad y en cualquier momento puede ocurrir el punto de quiebre.

-¿Cómo puede ocurrir? ¿Con un cambio de actitud y del modelo del Gobierno o con un cambio de Gobierno?

-Las dos cosas. Una llegará primero que otra. Fedecámaras reconoció al presidente Maduro desde su nombramiento. Y por el bien de los venezolanos espero, de verdad, que termine su mandato en el 2018. Pero para que eso ocurra debe cambiar el modelo económico.

-¿Se puede negar mientras destruye el sector privado?

-No va a desaparecer. Lo minimizará, golpeará, reducirá, pero no podrá liquidarlo. En este momento se sienta con las transnacionales para la explotación del petróleo de la Faja.

-Las transnacionales no piden dólares, sino más bien dan y no les importa lo que ocurra en el país.

-¿Acaso Chevron está en guerra económica? Lo pregunto porque pide lo mismo que Fedecámaras: transparencia y manejo de los dólares. No entiendo que por un lado cierren una tienda que vende pocetas, mientras por otro se firma acuerdos con poderosas transnacionales. Creo que Maduro, con la Habilitante, va a despenalizar el régimen cambiario. Lo hará porque lo necesita y mientras más temprano mejor.

-Mientras tanto, ¿no puede venir un sacudón social?

-Haré lo posible por llamar a la tranquilidad. El sacudón hubiera podido ocurrir en estos días. Pero es como un vaso lleno de agua. No sabes cuán caliente está al hacer contacto. Así, puede faltar un grado para que hierva y no lo sabes. Lo seguro es que Venezuela tiene la temperatura alta.

@rgiustia

"Yo era jefe de la fracción parlamentaria de la Causa R, que estaba en pleno proceso de división. Había gente, con la que hoy mantengo relaciones cercanas, que trató de halarme hacia su lado. Al fin y al acabo yo militaba en un partido de trabajadores y mi militancia significaba un acercamiento a la clase media. Pero mi decisión, ignorando lo que ocurriría el 4F, pero consciente de que andaban en una actividad conspirativa, fue rechazarlos e irme con Andrés Velásquez, Lucas Matheus y José Lira. Hoy ellos son ministros y tienen posiciones de poder con este gobierno. Ahí quedó demostrada mi vocación democrática"

-El 12 de abril (2002) te reuniste con Pedro Carmona en Miraflores.

-Yo fui Secretario de Conindustria con Carmona, era su amigo y fui el último en salir de Miraflores antes de la firma del decreto. Cuando con Andrés y Lucas nos reunimos con él y nos habló del decreto, le advertimos que era una locura y que no firmara un documento que implicaba la liquidación de la Asamblea Nacional. Cuando Carmona nos respondió que era una decisión irrevocable, nos levantamos y nos fuimos. Entonces llamamos a Alfredo Ramos , quien asistiría a la juramentación y le dijimos que se devolviera, que no entrara a Miraflores, ni mucho menos se le ocurriera suscribir ese documento. Por eso, cuando lo llamaron por el altavoz para que firmara, alguien dijo: "está en el baño". Mentira. Estaba ya con nosotros y se había negado a firmar aquella basura. Esto no lo conté antes públicamente porque no había habido necesidad. Pero mi convicción democrática la tuve cuando parte de la Causa R se anotó a un golpe de estado y la sostuve ante Carmona. Ahora me siento obligado a darlo a conocer para que quede claro cuál es posición. Así que no me vengan con el cuento de que ando en una de conspiraciones.

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