martes, 5 de noviembre de 2013

MALA LECHE

CARLOS MACHADO ALLISON | 

EL UNIVERSAL
 
Hace varios años utilicé un título similar y en quién sabe en cuántos artículos hice pronósticos negativos sobre lo que ocurriría en Venezuela como consecuencia de las disparatadas políticas públicas aplicadas al agro venezolano. "Mala leche" es una frase popular que equivale a mala suerte, al devenir de eventos a los que deseamos culpar al azar, a la "suerte", no se refiere a la leche producida o procesada, ni tampoco a la inexistencia de ella en los establecimientos. No es por mala suerte que falta leche en los anaqueles, es por las malas políticas.

Asistí al evento de los ganaderos del Táchira, Asogata, y escuché excelentes ponencias, que sumadas a las conversaciones con los ganaderos, me dejó bien claro porqué no hay leche en los anaqueles. Para comenzar, los productores no sólo han sido afectados por expropiaciones, invasiones y agresiones físicas y verbales, sino que la inflación ha determinado que sus costos de producción están bien por encima de la regulación impuesta por el Gobierno.

Ni siquiera la promesa de un subsidio a quienes arrimen su leche a las pasteurizadoras, hace que cuadren las cuentas. Ellos, como cualquier otro ciudadano, sufrirán este año una inflación cercana al 50, además pagarán el precio de la nueva Ley del Trabajo, cuyos artífices no tomaron en cuenta que a las vacas hay que ordeñarlas todos los días. Así que tendrán que contratar más personal ya que la ley no sólo limita severamente el número de horas extras, sino que carga a las vacaciones cualquier día adicional trabajado. Los más afectados son los pequeños y medianos productores.

El resultado está a la vista. Una proporción creciente de la leche no será procesada, irá por caminos verdes a queseras artesanales. Otra proporción será utilizada para productos derivados como bebidas lácteas que están fuera de la regulación de precios. Como si no fuera suficiente, el precio internacional de la leche en polvo anda por los 5.000 dólares la tonelada, y más en el mercado "spot" ya que, como país, no somos muy confiables en lo que a la regularidad en el pago en divisas se refiere. Si no paga a tiempo, pues paga más caro. Además, tenemos un atraso científico y tecnológico considerable, aunque no faltan héroes en nuestras universidades, fundaciones y grupos de productores que intentan capturar algo del estado del arte internacional de la producción ganadera. En el evento escuchamos a colegas investigadores: pocos, aislados, sin el apoyo económico necesario, con gran entusiasmo y a veces con singular ingenuidad, porque sin políticas públicas que construyan una base para la competitividad, los esfuerzos científicos y tecnológicos suelen fracasar. Si los productores pierden dinero colocando la leche en el mercado formal, sólo una fracción de ellos invertirá en tecnología.

El precio de un vehículo rústico equivale a 144.000 o 216.000 litros de leche. Cien vacas producen 400 litros diarios en promedio, así que se necesitan 540 días de producción para poder comprarlo. ¿Mala leche? ¿Mala Suerte? O ¿Malas políticas?

carlosmach2013@gmail.com

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