domingo, 24 de noviembre de 2013

La oposición marcha contra la deriva autoritaria de Maduro

Ewald Scharfenberg

EL PAÏS

Más vale una protesta pendeja que un pendejo que no protesta”. La proclama, escrita con una caligrafía dubitativa sobre un trozo de cartón por un manifestante que la exhibía este mediodía de sábado en Caracas, resume el desafío que se le presenta a la oposición venezolana, cada vez más desprovista de recursos mientras se enfrenta a un Gobierno a la ofensiva.
La oposición convocó para este sábado a protestas en los 335 municipios del país, buscando así poner de manifiesto su rechazo a los poderes especiales otorgados por la Asamblea al presidente Nicolás Maduro. A la vez, pretende amalgamar a sus partidarios de cara a las próximas elecciones municipales del 8 de diciembre.
El líder opositor y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski, subrayó el significado implícito de esos comicios en un breve discurso durante la protesta de Caracas: “A quienes piensan que sólo vamos a elegir alcaldes les digo que esto se puede poner mucho peor”, advirtió. “Si el oficialismo gana el 8 de diciembre, este caos que estamos viendo ahora se va a agudizar”.
Capriles se refería a las filas de consumidores que persisten al frente de tiendas de electrodomésticos y otros productos de bienes de consumo esporádico a las que el Gobierno de Maduro ha ocupado y confiscado mercancía. “La gente hace cola porque sabe que quizás hoy haya, pero mañana quién sabe”. Ironizó sobre la visita que en ese momento, ocasión del cumpleaños del presidente Maduro, le hacían los reyes de Holanda, Guillermo y Máximo, al sucesor de Hugo Chávez: “Quisiera saber si ese personaje está informando a los reyes de los Países Bajos sobre cuánta gente está haciendo cola ahora para conseguir un paquete de harina o papel higiénico”.
El mitin, que representaba el regreso de las fuerzas opositoras a la calle desde las elecciones presidenciales del pasado abril, mostró una notoria reducción en su asistencia con respecto a los mítines de las elecciones. La convocatoria, amén de precipitada, se hizo casi boca a boca. El Gobierno busca ahogar los ímpetus de la disidencia al adelantar por decreto las fiestas de Navidad o mediante la indiferencia de los medios radioléctricos, ya por fin domesticados desde el poder. Pero también se vale de otras artimañas. Un área importante de la Plaza Venezuela —el sitio que por mera convención, más que por geografía, divide a Caracas entre el oeste obrero y el este de clase media—, donde la oposición congregó a sus simpatizantes, amaneció ocupada por una enorme tarima que instaló la petrolera estatal PdVsa.
También durante la madrugada, las autoridades de inteligencia militar habían detenido a Alejandro Silva, Coordinador de Giras de Capriles Radonski, bajo cargos que anoche todavía no se habían hecho oficiales. Su arresto, practicado sin orden judicial, generó vaticinios ominosos en Capriles, quien dijo: “Quizás esta sea la última oportunidad que yo tenga para dejarles estas reflexiones”. En efecto, la víspera numerosos rumores corrieron en la capital sobre un inminente arresto de dirigentes como Leopoldo López, Ismael García, Henri Falcón o el propio Capriles.
Sin embargo, la escalada represiva dio con Silva. Capriles acusó al Gobierno de Venezuela de usar a Silva como una diana de práctica, y al presidente Maduro, de cobarde. “Si yo soy el problema, ¿por qué no me ponen preso de una vez? ¡Ven a buscarme, Nicolás, échale piernas!”.
Capriles predijo que las dificultades en el abastecimiento de productos de primera necesidad se agudizarán pronto, una vez agotadas las existencias de comercios requisados. “Es una operación irresponsable  de este gobierno que sólo está pensando en comprar votos para diciembre, pero no le importa lo que vaya a pasar en enero o febrero”.

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