DIEGO BAUTISTA URBANEJA |
EL UNIVERSAL
Por lo visto el aumento de la gasolina va. Los venezolanos estaremos, pues, con el alma en vilo, pendientes de hasta dónde va a subir.
Hasta no hace mucho el discurso oficialista vinculaba medidas como esa con el demonizado discurso neoliberal, cajón de sastre en el que el Gobierno metía, para descalificarla sin fórmula de juicio, toda idea económica que respondiera al más elemental sentido común.
La idea de que el precio de la gasolina en Venezuela es irrisorio se ha planteado en el país desde hace bastantes años, y varios intentos se han hecho para superar gradualmente esa situación. Pero a poco de arrancar, tales intentos han chocado una y otra vez con el hecho de que tal precio ha sido también por todos esos años un tema tabú, cosa repetidamente explotada, y de todas las maneras imaginables, por aspirantes de toda laya al favor popular. Diversas circunstancias de cada momento hicieron políticamente muy costoso a los gobiernos del caso -Pérez II, Caldera II- insistir, de modo que tales intentos tuvieron que detener su marcha a poco andar.
Pero no es porque a este gobierno le ha entrado de repente por ponerse seriecito y responsable, que el tema del aumento se está planteando con desusada insistencia y, al parecer, con buenas posibilidades de llevarse a la práctica en el muy corto plazo. No. La cosa es más sencilla y más trágica. Lo que ha ocurrido es que el Gobierno se quedó "limpio". Obligado como está a buscar recursos hasta en las gavetas más olvidadas, de pronto recordó que en el desván de los recuerdos se encontraba este viejo baúl, con la etiqueta: "aumento del precio de la gasolina". Así que ni corto ni perezoso se ha echado mano a este arcón, que tan prometedor luce. Así de paso se da el Gobierno un baño de seriedad, pues ¿quién podría en su sano juicio oponerse a medida tan racional? ¿No tienen años todos los economistas de fuste del país abogando por terminar con semejante disparate? ¿No está repleto el mencionado baúl de argumentos para todos los gustos?
Todos los países tienen sus tabúes y sus mitos. Francia ha puesto a la Unión Europea a hacer maromas para que las políticas agrícolas de la unión no signifiquen la ruina de su adorada "campiña francesa". Nosotros tenemos el tabú del precio de la gasolina, y algunos otros por cierto. Pero no será este columnista el que se oponga a que, por las razones que sea, un gobierno encuentre la manera de romper el celofán, y desbancar un mito que tantas distorsiones económicas causa, como ese del precio al que en este país se expende esa otra modalidad de "precioso líquido".
Pero hay algo que los venezolanos no podemos aceptar así como así. Este gobierno se quedó sin real y es por eso que quiere aumentar el bendito precio. Tenemos que tener plena conciencia de esa situación. Tenemos que exigir explicaciones de ese hecho. Formular preguntas implacables.: "Ven acá, ¿cómo es eso de que te quedaste sin dinero y tienes que venir a pedirme a mí que pague más por la gasolina? ¿Cuántas veces dijo el difunto comandante que eso no iba a ocurrir nunca bajo un gobierno inspirado por sus ideas? Hay videos en abundancia para demostrarlo. Así, pues, ¿cómo te las arreglaste para hacer las cosas tan mal de modo que te veas forzado a nada menos que incumplir uno de los más explícitos y repetidos compromisos del líder al que invocas incesantemente?".
Lo ideal sería que unas explicaciones como esas pudieran ser exigidas en un debate público. Sabemos que en la Venezuela de hoy tal cosa es imposible. Entonces, por lo menos, que todo venezolano se haga esa reflexión y se formule esa queja para sus adentros y con toda fuerza. Que no pueda el Gobierno salir "liso" de una decisión a la que se ve obligado por las consecuencias acumuladas de casi tres lustros de disparates, al cabo de los cuales se ha quedado sin dinero.
De allí que resulten deseos piadosos todo eso que se dice del destino que se debe dar a esos nuevos ingresos. Por Dios. El Gobierno usará esos ingresos como ha usado aquellos cuyo despilfarro lo obliga a esa medida tan desagradable. En el mejor de los casos, para tapar los huecos dejados por la incompetencia de que se ha hecho gala todo este tiempo.
De manera que dentro de poco los venezolanos habremos de pagar más por llenar el tanque de nuestros ve- hículos y Pdvsa podrá llevar a sus cofres una buena cantidad del dinero que este gobierno insaciable necesita desesperadamente. Pero los venezolanos no debemos nunca olvidar que la causa de ello es una incapacidad tan grande como la cantidad de real que se ha botado a lo largo de quince años.
dburbaneja@gmail.com
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