EUGENIO G. MARTÍNEZ
EL UNIVERSAL
Chavismo y oposición se han declarado ganadores de las elecciones municipales del 8 de diciembre. ¿Cuál bando tiene la razón? La oposición perdió su principal apuesta: el plebiscito. Además el chavismo (a pesar del retroceso porcentual) mantuvo la mayoría de las alcaldías en dispuesta. Sin embargo, el triunfo de los candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en las ciudades más simbólicas del país (por su población o por su identificación con la revolución) provocan que la oposición genere en sus electores una percepción de triunfo que el chavismo a pesar de sus evidentes logros numéricos no logra contrarrestar.
Resumiendo los resultados: El PSUV domina 242 alcaldías (71% de los gobiernos locales. Hace cinco años ganó en 84% de los municipios). Tomando solo como referencia el voto marcado en las dos principales tarjetas, el PSUV obtuvo 5.265.930 votos (48,76%), mientras los aspirantes de la oposición capitalizaron 4.410.238 sufragios (40,84%). Si se suman los partidos aliados el chavismo alcanzó 5.818.083 sufragios (53,87%) y la oposición aglutinó 4.671.870 votos (43,26%).
No obstante, los candidatos de la MUD triunfaron en la Alcaldía Metropolitana de Caracas más cinco de sus seis municipios, además de ganar las alcaldías de Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maturín, San Cristóbal y Mérida. Propiciaron la caída de bastiones del chavismo como El Vigía, Valle de la Pascua y Valera; además de ganar –por segunda elección consecutiva – en la cuna de la revolución bolivariana: La ciudad de Barinas. Este es el punto de partida de 2014. Un año de radicalización.
Teóricamente los venezolanos tendremos un receso de, al menos, 18 meses sin elecciones. Una situación sin parangón desde hace una década (entendiendo que el año 2011 estuvo condicionado por el debate de primarias de la oposición). Este lapso sin elecciones puede ser decisivo para el mediano plazo. Por primera vez el chavismo podrá ser el movimiento político y social que aspira sin necesidad de estar condicionado por decisiones que les permitan seguir ganando elecciones, pero sin avanzar en la imposición de sus dogmas a los ciudadanos que no comulgan con sus ideales.
Los próximos 18 meses serán la primera oportunidad que tendremos los venezolanos de poder apreciar al chavismo sin condicionantes electorales.
Por otra parte, la oposición –que el chavismo aspiraba a pulverizar el 8 de diciembre – se presenta con unas perspectivas menos desoladoras que aquellas que proyectan los estudios de opinión pública antes de las elecciones.
No obstante, el parón electoral opositor comenzó con la disputa de las cuotas de poder municipal entre los partidos, y del liderazgo dentro de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). La rapidez –y precisión – con la que se resuelvan estas disputas domésticas incidirá en la forma en que la oposición podrá defender a los ciudadanos que no comparten los deseos del civismo y las cuotas de poder que –a pesar de todas las desventajas que plantea el sistema – logró ganar el 8 de diciembre.
A partir de enero el debate electoral podría desaparecer del verbo de los venezolanos. Lo que evidentemente agradecerán muchos ciudadanos. No obstante, la forma en que se presentaron los resultados de los últimos comicios no debe pasar desapercibido durante este Aarón electoral.
La designación de tres nuevos rectores (o su ratificación) debería servir para acabar con el performance en que se ha convertido los anuncios electorales en Venezuela.
El sistema electoral que utilizamos permite –si así lo autorizaran los rectores – que los ciudadanos observen en tiempo real el porcentaje de transmisión de máquinas después del cierre de las mesas, además de observar en tiempo real la forma en que avanza la totalización de resultados hasta llegar al famoso "resultado irreversible".
Evidentemente esta decisión restaría todo el protagonismo que en los últimos años han ganado los rectores; no obstante, si se explicara bien este proceso serviría para disipar las dudas que existen en un sector de la población sobre lo que ocurre en el CNE después de que se cierran las mesas de votación.
Radicalización del chavismo, unidad de la oposición y condiciones electorales. Las tres variables de, al menos, un año sin elecciones en Venezuela.
emartinez@eluniversal.com
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