(Tomado de PRODAVINCI)
MARGARITA LOPEZ MAYA:
¿Cómo entra dentro de las dinámicas políticas nacionales el encuentro sostenido ayer entre el Ejecutivo Nacional y los alcaldes? ¿Qué suma? ¿Qué resta?
Voy primero al contexto. En mi artículo en Últimas Noticias del pasado martes 17, a propósito de los resultados electorales del 8-D, escribí que el país reiteró una vez más su polarización en términos bastante parejos. El gobierno y aliados con cerca de la mitad del electorado, la MUD e “independientes” la otra mitad. Afirmé que, dada la extrema intimidación, el ventajismo y el clientelismo que practicó el gobierno, que medio país siguiera resistiendo al modelo oficialista o al estilo de gestión del mismo hacía poco viable ese modelo a mediano plazo. También interpreté los resultados como una especie de estancamiento o techo a la que habrían llegado ambos polos.
Siendo esto así, el gobierno está frente a dos opciones. La primera es seguir imponiendo su modelo estatista como hasta ahora, con más autoritarismo y militarismo, dada la ausencia del líder carismático y los problemas económicos que tenemos, que obligarán a tomar medidas impopulares en los próximos meses. La otra es intentar echar puentes con sectores de oposición, con la esperanza de hacer el país más gobernable y eventualmente ganar nuevos adeptos. Como conclusión, disculpen la cita, afirmé: “En los próximos meses está planteado la reinvención de ambos polos políticos para adaptarse a las condiciones difíciles venideras, para superar el techo que ambos parecen haber alcanzado. Quién sepa navegar aguas turbulentas con discursos menos polarizados y liderazgos más representativos de nuestra diversidad social e ideológica tendrá ventaja.”
Creo que mi lectura de los resultados tiene coincidencias con el oficialismo y han decidido cambiar tácticas, a ver si es posible mejorar la gobernabilidad y superar el techo alcanzado. Pienso que ha jugado un rol importante el hecho de que candidatos de la MUD ganaron ciudades emblemáticas. Lo de Ledezma, una verdadera hazaña, destacando que en el Municipio Libertador el alcalde Rodríguez apenas creció 27.000 votos con relación a 2008, pese a tanto amor y repartidera de prebendas. Fue impactante que ganaran Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal, Porlamar, Barinas, Maturín, Valera, Puerto Ayacucho. Esto lo digo porque creo que el oficialismo –o sectores de él– comienzan a comprender que de seguir en la senda que llevan sólo continuarán estancados o debilitándose. Aunque en posesión del ingreso fiscal petrolero, no sé cuántos bienes más podrán seguir regalando en cada coyuntura electoral. En todo caso, ahora faltan dos años antes de las parlamentarias y pueden ensayar un cambio de juego político, que cuando lo consideren desventajoso para su caudal electoral –digamos en 2015– siempre queda la posibilidad de revertirlo.
El encuentro del Presidente con los alcaldes opositores lo veo en ese contexto: el gobierno juega una pieza en el tablero que asoma un cambio de estrategia. El Presidente cambia de discurso y va de una posición de intolerancia e intransigencia a otra de apertura y comprensión. Esto sin rubor. Los alcaldes y gobernadores de oposición llegaron aprendidos y preparados, aprovecharon la oportunidad para hacer públicos sus principales demandas, nadie se fue de bruces. Hasta allí todo bien. Ambos juegan con cautela porque ambos tienen necesidad de esa despolarización, pero tienen que hacerlo sin enajenar sus bases “duras”, aquellas que sólo quieren radicalismos y una caída del tablero. Adicionalmente, después de catorce años de sectarismo chavista nadie puede pensar que ahora están convencidos de lo contrario y se pasaron a un talante democrático.
¿Qué suma? A los venezolanos suma la posibilidad de retornar a un país más vivible, menos estresado en el día a día. Si las autoridades nacionales están dispuestas a dejar gobernar en sus territorios a las autoridades de oposición legal y legítimamente electas, se abre la posibilidad de que comiencen a coordinarse y solucionarse problemas de la vida cotidiana y regresemos a las dinámicas y temporalidades de la vida republica y civil. Pero es un camino lento lleno de escollos. Lo importante es que si el Ejecutivo Nacional reconoce y deja trabajar a los alcaldes de oposición de acuerdo a sus atribuciones y recursos constitucionalmente establecidos, volvemos a ver vida democrática en los espacios territoriales primarios de nuestra sociedad. Con ello el oficialismo ganaría legitimidad y la oposición la posibilidad de fortalecerse si demostrase que puede gobernar mejor que el gobierno.
Adicionalmente, pudiera disminuir las condiciones de la intolerancia sociopolítica y desobediencia ante la ley, que han permeado nuestra vida social haciéndonos una sociedad llena de individualismos egoístas, desconfiados los unos de los otros, violentos, sometidos a inventar permanentes estrategias de sobrevivencia en nuestras relaciones laborales, familiares, de amistad y con los entes públicos.
¿Qué resta? El ofrecimiento de apertura pudiera ser una farsa. No sería la primera vez que el gobierno hace gestos de que va a abrirse a la Política con mayúsculas, y luego se retrae y vuelve a su talante autoritario, cerrado al reconocimiento del otro, al aniquilamiento de toda disidencia política. De esto ocurrir, volverá a defraudar a muchos venezolanos y tocará seguir luchando por mantener abiertos los espacios democráticos alcanzados, resistiendo las tendencias autoritarias e inconstitucionales del oficialismo y demandando con formas creativas, organizadas y dentro de la Constitución la vuelta al pluralismo y a la descentralización contemplado por la Carta Magna, como parte de la Democracia Participativa y Protagónica.
2. ¿Cuál debería ser el próximo paso dentro de estos acercamientos entre las instancias nacionales y las autoridades municipales recién electas?
El gobierno de Maduro tiene aún que tomar algunas iniciativas que hagan ver que no fue sólo un discurso para la prensa internacional, los aliados latinoamericanos, mundiales o Telesur, donde se distorsiona la realidad interna venezolana con un aparato propagandístico bien aceitado de petrodólares. Si retirase los inconstitucionales “protectorados” y ministerios que con presupuestos paralelos están destinados a erosionar la legitimidad de autoridades electas, enviaría un mensaje claro. Podría seguirse reuniendo con los alcaldes de oposición, pero junto a los oficialistas e independientes, en señal de que no hay discriminación entre unos y otros, recuperándose la institucionalidad y desechando los discursos diferenciados para unos y otros. Lo podría hacer, por ejemplo, por entidades federales o regiones. Podría devolver instituciones que corresponden y fueron sustraídas a alcaldías donde la oposición fue autoridad en el período anterior. Y podría dejar de jugar a restar o demorar los recursos que constitucionalmente le corresponden a los municipios que han decidido por alcaldes y concejos municipales con mayorías adversas al PSUV.
Los alcaldes tienen todas las de ganar si continúan receptivos a las iniciativas del Ejecutivo Nacional de abrir espacios para coordinar acciones conjuntas en pro de sus comunidades municipales. Como norte tienen sus programas ofertados tras la participación ciudadana en asambleas de muchas comunidades y parroquias; seguir oyendo a los vecinos y comunidades organizadas en consejos, comunas y otras organizaciones sociales. Sobre todo encontrar respuestas creativas, eficientes y de calidad a las necesidades de los venezolanos que viven en sus territorios y que los eligieron para hacer gestión local participativa y protagónica, dentro de lo que expresa la Constitución. Y esto es válido para todos los alcaldes recién electos.
EDGAR GUTIERREZ
¿Cómo entra dentro de las dinámicas políticas nacionales el encuentro sostenido ayer entre el Ejecutivo Nacional y los alcaldes? ¿Qué suma? ¿Qué resta?
El reciente encuentro Alcaldes-Maduro es, lamentablemente, una excepción y no la regla en la política venezolana actual. En Venezuela nos estamos acostumbrando demasiado a entender la política en términos de amigo-enemigo, al mejor estilo de Carl Schmitt y mucho me temo que esa concepción ha penetrado con profundidad en la cultura política criolla. Por eso nos parece “noticioso” lo que ocurrió, cuando debería ser algo rutinario. El encuentro mismo, por sí sólo e indiferentemente de lo que ocurra después, suma. ¿Por qué? Porque contribuye aunque sea parcialmente a modificar ese paradigma; porque muestra una faceta distinta de nuestros políticos; porque les enseña a muchos que hacer política desde trincheras distintas no es excusa para la descalificación sino para la confrontación de argumentos.
Sin embargo, no se puede pecar de ingenuo. No hace falta ser un gurú para entender que detrás de esta maniobra de Maduro hay una intención muy clara: ganar legitimidad y reconocimiento, cosa que logró. Además, hay otro objetivo de mayor envergadura: sumar a la oposición en una dinámica en la que pueda compartir culpas a futuro, visto lo precario y difícil que será el próximo año. La oposición tiene que plantear una estrategia lo suficientemente robusta para capitalizar este encuentro, mientras sigue haciendo dos cosas fundamentales: fustigar las cosas con las que no está de acuerdo y proponer alternativas creativas que contrasten con las soluciones y políticas que adelanta el chavismo.
Como he dicho en otros espacios, ante la convocatoria de Maduro no había opción: los alcaldes debían concurrir a la cita y en varias de sus intervenciones –exceptuando algunas que rayaron en lo pedigüeño– dejaron muy en claro sus propósitos, aprovechando esa tribuna única para amplificar sus mensajes. Ahí hay otra suma: por algunas horas la oposición derrotó a la invisibilización sin claudicar en sus posiciones. Destaco una intervención en particular: la de David Smolansky, quien en pocos minutos y de manera contundente logró demostrar que “el rey está desnudo”, aludiendo al déficit democrático sin que ello significase que se alejara de su narrativa municipal. Todavía Maduro está acusando recibo de ese golpe.
¿Qué resta? Eso está en veremos. Lo determinarán los hechos y decisiones que veremos o no en los próximos días. Si el Gobierno no declina en sus intenciones de seguir creando y empoderando autoridades paralelas, de menoscabar las competencias y recursos municipales, entonces habrá muchas perdidas. Si eso no ocurre, el encuentro quedará como una estratagema para ganar tiempo y como un torneo de discursos que tan solo sirvió como breve paréntesis en la lucha sin cuartel que todos conocemos.
¿Cuál debería ser el próximo paso dentro de estos acercamientos entre las instancias nacionales y las autoridades municipales recién electas?
Deberíamos observar con mucha atención cuál será el destino e importancia de esa comisión creada en el encuentro para hacerle seguimiento a lo conversado en Miraflores. La oposición debería comunicar insistentemente los avances o retrocesos que ocurran según sea el caso, colocando el peso de las responsabilidades en Miraflores. El Gobierno, por su parte, deberá demostrarle al país que no actuará conforme a la naturaleza del alacrán, que es lo que muchos, incluyéndome, piensan que es lo que ocurrirá.
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