Mi punto de vista
RICARDO COMBELLAS |
EL UNIVERSAL
El ser humano, como ser racional analiza y opina, ofrece su punto de vista, en este caso el mío sobre las pasadas elecciones municipales. No abrigo ambición de poder ni defiendo ninguna clase de intereses, sólo mi vocación democrática y el amor a mi patria; como el plebiscito cotidiano del cual hablaba Renán, me despierto todos los días orgulloso del calor del sol que enternece su tierra. Numeraré mis reflexiones, y así facilitaré la exposición del punto de vista:
Primero: Ganó el pueblo venezolano. Fue una jornada cívica y pacífica. En definitiva, cada quien depositó libremente su voto, independientemente de los abusos del régimen y las carencias de autoridad del CNE, que empañaron con su grosero ventajismo la campaña electoral.
Segundo: No hubo el cacareado plebiscito del que tanto habló Henrique Capriles. Muy por el contrario, se ratificó sin ninguna clase de dudas la legitimidad del mandato del presidente Maduro. En suma, de esta jornada sale fortalecido el Presidente y por supuesto el régimen. Pero no es el caso disfrutar de los laureles. Sigue suscitando el régimen un fuerte respaldo, pero la mitad del país es oposición. Gobernar sin entender esta realidad constituye, para decir lo menos, un craso error.
Tercero: La oposición salió también fortalecida. Cierto que no fueron alcanzadas las expectativas por algunos ilusos soñadas, pero se mantuvo el grueso de la votación y se obtuvieron alcaldías de alto valor simbólico y estratégico.
Cuarto: Sobre el futuro de los liderazgos mi opinión es la siguiente: Maduro se consolida como el líder del régimen. Ese liderazgo debe fortalecerlo, dando ante la ciudadanía la efectiva sensación de autonomía de acción frente a sus compañeros, y revelando su auténtico ser político, no cubierto excesivamente por la rutinización del carisma del líder desaparecido. Sería excesivo e injusto destacar la declinación del liderazgo de Capriles en la oposición. Pero los errores en política se pagan caros, y pese a su impulsividad muestra carencias que contestarán su liderazgo. Voluntad Popular se ha consolidado como una pujante nueva fuerza política. Su líder, Leopoldo López, dará mucho que hablar y tendrá mucho que decir en los tiempos por venir.
Quinto: Al PSUV le recomendaría democratizarse. Abrir sin miedo el debate político interno y deshacerse de las imposiciones "militaristas" que le hacen tanto daño. Además, debería ser más generoso con sus aliados, que no son comparsas sino coautores en el hacer político de la pretendida revolución.
Sexto: En lo que respecta a la oposición su gran logro es y será por mucho tiempo la unidad. La unidad debe conservarla, pero no a costa de descuidar otras dimensiones de la mayor relevancia. Pienso que debe ser más proactiva y menos reactiva frente a las acciones y decisiones del régimen. Debe abandonar el electoralismo y el excesivo partidismo, involucrándose más con las organizaciones democráticas de la sociedad civil. Debe su organización y estilo de dirección ser más horizontal y menos verticalista, en fin, creativamente novedosa. Su forma de actuar y sus voceros nos recuerdan demasiado a la fenecida IV República.
Séptimo: Por último, last but not least, algunas palabras sobre el futuro del régimen. El socialismo tiene la alternativa de ser autoritario o democrático. El democrático implica en la modernidad el respeto al Estado constitucional y sus valores superiores. No ha sido el régimen todo lo respetuoso que debería ser con la carta fundamental. Demasiadas aristas autoritarias integran su ser. Tener la valentía de eliminarlas y abrirse al pluralismo político es la vocación abrumadoramente mayoritaria del pueblo que se expresó el antepasado domingo. Cualquier otra alternativa, la senda autoritaria que a algunos cautiva, sólo traerá consigo sangre, sudor y lágrimas. Venezuela no se merece tan ominoso destino.
ricardojcombellas@gmail.com
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