La Cumbre de las Cumbres
Milos Alcalay
Recordando las primeras películas del Hombre de Acero, en las que aparecía el publico preguntando qué era lo que estaba sobrevolando la ciudad de Metrópolis: “Es un ave? No. Es un avión? No. Es Superman!” Pues esa misma sensación la tuvimos con la reciente Cumbre realizada el 17 de Diciembre en Caracas, en las que no pudimos identificar qué tipo de Cumbre se realizó: Se trataba de una Cumbre de Petrocaribe? O una Cumbre de la ALBA? De UNASUR? De MERCOSUR? De CARICOM? O simplemente la conmemoración de la muerte de El Libertador en el nuevo Mausoleo? o la conmemoración de un Chávez que “vive”? O todo a la vez?
El resultado final de la “Cumbre de la Cumbre” fue muy débil, ya que no logro que se suscribiera el confuso Tratado Constitutivo de un marco jurídico aun indeterminado, pero que sirvió para que Maduro se “legitimara” ante los asistentes al presentar su “extraordinario” triunfo electoral del 8 de Diciembre, convenciendo a los asistentes de manera abusiva haber sacado el 75% de las Alcaldías, gracias a la presentación de una dudosa matemática electoral, con verdades a media en la que omitió referirse al triunfo por parte de la oposición de las principales ciudades del país como la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Mérida, San Cristóbal, y las capitales emblemáticas de Barinas (tierra de Chávez) y Maturín (tierra de Diosdado) ni tampoco referirse al número de votos. Claro que gracias a esa presentación obtuvo las felicitaciones entusiastas de la mayoría de los asistentes, lo que no deja de reflejar una gran debilidad de la MUD para comunicar sus resultados en el terreno internacional.
Las conclusiones alcanzadas en la “Cumbre de las Cumbres” fueron muy mediocres: tan solo se obtuvo la aprobación de un proyecto de Universidad para formar médicos que no se sabe cómo se financiará (pero que los venezolanos ya nos imaginamos quién pagará y quien pondrá los médicos) y un Acuerdo con la FAO con el que supuestamente se erradicará el hambre en la región gracias a una política de seguridad alimentaria. Nadie puede estar en contra de esta “Meta del Milenio”, pero como acertadamente señaló el Presidente de República Dominicana, es imprescindible fomentar la participación activa de los empresarios para lograr un desarrollo sostenible. De resto, se produjo el catalogo de promesas, proyectos y quimeras improvisadas sin posibilidades reales para poder potenciar la acción de los organismos que deben actuar en el marco de su propia especificidad institucional.
La tan anunciada zona económica que se propuso, pone en el mismo saco a instituciones ideológicas distintas como ALBA, uniéndolas caprichosamente con mecanismos de Cooperación como Petrocaribe; con mecanismos de integración económica como Mercosur o con alianzas regionales como UNASUR, lo que produjo un “arroz con mango” cuyo objetivo es colocar el Caballo de Troya de un neo-imperialismo hegemónico “bolivariano” apoyado por Cuba para impone nuevos elementos de dominación y sujeción. Los oradores de la clausura de la Cumbre (no se entiende el protocolo aplicado) fueron los Presidentes Daniel Ortega y Rafael Correa, quienes se encargaron de definir un proyecto conflictivo y desintegrador, sin dejar de intervenir en asuntos internos venezolanos al descalificar a los dirigentes no identificados con el “proceso”. Por supuesto que se hizo la convocatoria a todos los presentes para que asistan en Enero a la próxima Cumbre del CELAC en La Habana para acompañar a Raúl Castro, Presidente de la América Latina “democrática” del Siglo XXI quien hablará de los logros de su coordinación. Fidel debe sentirse orgulloso de haber apoyado al Gobierno “bolivariano” en el área de la “integración”, porque con una diplomacia tan desacertada, logrará lo que no pudieron hacer con la exportación de la revolución Cubana, ni con las guerrillas al estilo Che Guevara: el colapso de la integración hemisférica, tal como ha sido el colapso de las realidades socio-económicas en sus respectivos países.
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