sábado, 14 de diciembre de 2013

Derrota disfrazada de victoria 


     Américo Martin

1 El presidente Maduro ­él es así­ canta victoria a sabiendas de que falsea la realidad.

Por segunda vez no puede recuperar el caudal de Chávez. Ha repetido la gran merma electoral que sufrió el 14 de abril, pese a todas las barbaridades que hizo para contrarrestar la caída. La MUD, en cambio, mejoró posiciones, como se verá. 

Se daba por descontado que el gobierno retendría la mayoría de las alcaldías, lo cual no mide en absoluto quien fue el vencedor en las municipales. En las presidenciales, con más alcaldías (y menos la MUD) el voto físico se distribuyó por mitad, como volvió a ocurrir el 8D. 

Venezuela cuenta con una amplia faja costera en la que se empoza la economía dinámica y se concentran las mayorías poblacionales. En tales espacios se conforman polos de desarrollo que obran como imán de corrientes migratorias. Es en esas áreas donde prosperan las ideas y avanzadas formas de organización de la sociedad civil y la política, las Universidades y las turbulencias del saber y del opinar. 

En unas elecciones municipales no es quién tuvo más sino quién gana más población y controla gobiernos locales decisivos. En las presidenciales los votantes no están directamente sometidos al poder y por eso pueden votar como lo hicieron el 14 de abril: mitad y mitad con milimétrica ventaja para cualquiera de los dos. En ese caso, los electores rurales tienen más libertad de movimientos. Amparados en el secreto del voto y la lejanía de los caporales pueden inclinarse a favor del cambio Hay un vasto hinterland frente al territorio moderno. Es más extenso y menos poblado. Allí se multiplican los municipios rurales. Su densidad demográfica es pequeña. Por causas fáciles de imaginar, el predominio del Gobierno es en ellos determinante, sobre todo si recordamos de lo que se valió para obligarlos a votar. 

El comportamiento de los Municipios rurales obedece a dos determinaciones.

Cuando se trata de asuntos locales, opera el miedo a desatar la ira del gobierno nacional. Para los pusilánimes es suicida votar contra el régimen en municipios campo adentro. Queriendo fabricar una victoria falaz, Maduro se aferra a ese dato.

Pero en comicios regionales o nacionales es otro cantar. Amparados en el secreto del voto pueden inclinarse a favor del cambio democrático, como lo probaron en la confrontación Maduro-Capriles.


2 Tampoco es del todo cierto que estos comicios hayan sido una confrontación del voto rural favorable al PSUV y el voto urbano, inclinado a la MUD. Esa alineación es en cierto modo correcta, pero no es absoluta. La oposición ganó en las ciudades y avanzó en municipios rurales. A pesar ­repito­ que mayoría en más alcaldías no sea prueba de victoria en elecciones municipales, es importante observar la tendencia. Con 243 alcaldías (en su mayoría rurales), el PSUV perdió 44 de las que tenía. Y con 76 alcaldías (en su mayoría urbanas) la oposición sumó 26 a las que ya controlaba.

En Aporrea, órgano del chavismo crítico sin dejar de ser chavista, aparece un artículo declarando por todo lo alto que el 8D el PSUV sufrió una costosa derrota que a duras penas trata de disfrazar de victoria.

Impresiona la franqueza y minuciosidad del columnista. Llama al pan, pan y a la derrota, derrota y procede a demostrarlo en forma muy detallada. Lo cierto es que una vez más los estólidos cantos de victoria lanzados a los cuatro vientos por el gobierno revolucionario no parecen dar en la diana.


3 El esfuerzo de Maduro para consolidarse en estas elecciones no tiene precedentes.

Nunca nadie torció tantas normas, desvalijó tantas empresas para sobornar electores, inhabilitó candidatos, persiguió, calumnió sin pruebas a los líderes de la disidencia, decretó reducciones de precios de mercancías sin pensar en el costo de producirlas ni en el gasto de su reposición. E incluso alentó saqueos para sobornar electores con el antiguo ardid de Robin Hood. No obstante, la MUD retuvo sus posiciones, las mejoró en casos claves y alcanzó otras. Significa mucho su triunfo en Guasdualito y otros Municipios fronterizos donde reinan las FARC, el narcotráfico y tolerantes autoridades del gobierno.

El pueblo se cansó y le entregó esa responsabilidad a la oposición. El gobierno, por supuesto, no dice esta boca es mía.

Uno de los problemas de Maduro es ese. Espera que las cosas se arreglen solas. 

Lleva al país a una tormenta perfecta tal vez encubriéndose en el aforismo de que los problemas nunca son tan graves como parecen. Créeme Maduro, pueden ser más graves. Lo malo es que tus actos dañan tus palabras. Angustiado por la caída de Villegas a manos de Ledezma, pones a lo macho al perdedor sobre el ganador. Pisoteas la voluntad popular sólo porque te muerde la sensación de la derrota. 

Pusiste en peligro inminente la economía y la sociedad. La moneda sufrirá otra dura devaluación, la inflación sigue incontenible, las reservas internacionales se esfuman, los anaqueles se vacían. 

PDVSA desfallece, la producción estancada, la cotización internacional bajando. 

Irán, Irak. México y la pujanza petrolera de EEUU pueden afectarla más. 

Afrontas una prueba de fuego. ¿Seguirás agrediendo a tus adversarios en lugar de tender puentes? ¿Te sobrepondrás ante los que te quieren ver en el fondo del barranco? ¿Seguirás chapoteando en una revolución edificada sobre la destrucción, el odio y los controles sable en mano?. 

De ti depende... y del entorno que te azuza, hombre. 

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