La
tragedia de un gobierno empeñado en engañarse a sí mismo
Humberto García Larralde
A
propósito de la devaluación encubierta
El
ministro Ramírez, en su rol de vicepresidente del Área Económica, anunció el
miércoles un nuevo esquema cambiario en el que se pasarán transacciones del
mercado de divisas de 6,30 Bs/$ a la tasa que resulta de las subastas SICAD (por
ahora Bs. 11,30/$), pero que, según dijo, “no es devaluación”. Más allá del
enorme cinismo con que este gobierno pretende meternos, por enésima vez, gato
por liebre -¡realmente cree que somos pendejos!-, llama la atención la
liviandad con que examina las consecuencias de esta decisión. Informó que se
transarán USA $ 220 millones por semana a través del SICAD en vez de los 100
millones que se ofertaron a lo largo de 2013, para un total anual de $11.400
millones. Como quiera que el presupuesto de divisas será de $42 millardos este
año, presumiblemente quedarían $30,6 millardos disponibles para transacciones
realizadas a la tasa anterior, de Bs. 6,30/$. Y luego señaló que, al aumentar
la oferta (¿?), se “pulverizará” el dólar paralelo (¡!). Parece que el flamante
vicepresidente del Área Económica, además de las pocas luces que exhibe en el
tratamiento de problemas que atañan a esta responsabilidad, no domina las
cifras que publica el propio gobierno sobre la economía venezolana.
Sucede
que, desde el año 2007 las importaciones de bienes y servicios han superado
largamente los 42 millardos de dólares presupuestados para este año. En 2012,
por ejemplo, éstas fueron de $75,3 millardos y el año pasado, aunque no se
conocen las cifras del 4° trimestre, habrían terminado por encima de los $65
millardos. Precisamente por no poder atenderse estas magnitudes con el dólar
oficial en años anteriores cogió vuelo el mercado paralelo. Sencillamente, la
oferta no alcanzaba para satisfacer la demanda y el tipo de cambio oficial
sobrevaluaba cada vez más el bolívar. De hecho, en 2012, CADIVI sólo pudo
cubrir el 38,4% de las importaciones de bienes y servicios y, hasta finales de
septiembre 2013, sus dólares habían llegado apenas a atender el 40,3% del
total. Es obvio, entonces, que buena parte de lo importado se tuvo que
financiar a tasas de cambio superiores.
Como se
sabe, hasta 2012 parte de la demanda legal de divisas se transaba en el SITME
y, a partir de 2013, entró a funcionar el SICAD.
No
obstante, tampoco estos dispositivos suplementarios completaban la totalidad de
las importaciones faltantes. Así lo demuestra el hecho de que el tipo de cambio
efectivo para las importaciones de bienes por parte del sector privado superó
los Bs. 15/$ durante el tercer trimestre del año pasado, tasa bastante superior
a la del SICAD. Lo único que explica esto es que una porción de las
importaciones del sector privado tuvo que acudir al mercado paralelo. Pero el
ministro Ramírez, muy orondo, sostiene que con una cantidad de dólares bastante
menor a lo requerido y ofertándolos a tasas de Bs. 6,30 (73% de los
$42
millardos presupuestados) y de Bs. 11,30 (27% restante), ¡pulverizará el dólar
paralelo! Lo absurdo de estas pretensiones es todavía mayor cuando el propio
ministro señala que la oferta para viajeros se reducirá desde $8,6 millardos
demandados en 2013, a $5 millardos este año (42% menos). ¿A dónde se va a
dirigir esta demanda insatisfecha? ¿Todo este exceso eran “raspacupos” que “no
tenían por qué viajar”? ¡Con razón el innombrable amaneció el jueves por la
mañana dando un salto de canguro a una tasa bastante más alto que la del día
anterior! Tremendo negocio le ofrece el gobierno a quienes logran conseguir
dólares SICAD con esta espantada de la divisa verde hacia arriba en el mercado paralelo.
¡Y el ministro pretende que creamos que va a “secar” la demanda especulativa de
dólares!
Lo que
el gobierno no quiere admitir es que las divisas simplemente no alcanzan, pues
se las despalilló para asegurar el triunfo de Chávez en las elecciones de 2012
y por mantener los bolsillos rebosantes de la camarilla que hoy expolia el
país. Como he aclarado antes, el monto de dólares que efectivamente ingresa al
país por exportación de petróleo es bastante menor al que registra el BCV en la
balanza de pagos. Una parte de lo que se factura a los miembros de PetroCaribe
la financia la propia PdVSA y otra se “paga” en especie, no en dólares. Según
los Estados Financieros de PdVSA, las Cuentas por cobrar[1] se incrementaron en
USA $12,3 millardos entre 2011 y 2012, dinero que no entró. Por otro lado, el
préstamo chino lo amortiza PdVSA con las ventas de petróleo a ese país y podría
haber consumido más de $8 millardos adicionales de ventas petroleras en 2012.
Es decir, unos 20 y tanto de millardos de dólares que se registraron como
exportación petrolera ese año no se hicieron efectivos. Si adicionalmente se
incluyen los pagos de la deuda externa pública, que montaron en USA $14,1
millardos ese año (hasta finales de septiembre de 2013 ya superaba los $12
millardos), entonces el saldo efectivo de divisas por exportación petrolera
quedó en $58,9 millardos, $34,7 millardos menor que el valor total exportado
según registros del BCV. Comoquiera que las exportaciones no petroleras fueron
de apenas $3,8 millardos en 2012 (unos $3,3 millardos en 2013) las cuentas no
cuadran, es decir, no hubo cómo pagar el total de importaciones de bienes y
servicios -$75,3 millardos-, a no ser que se contratara deuda externa.
El
problema está en que pocos quieren prestarle a Venezuela a menos que sea con un
rendimiento altísimo. Los riesgos por la pésima gestión de su economía han
degradado el rating crediticio del país al subsuelo. De hecho, lo que registra
la cuenta financiera de la balanza de pagos desde 2002 es una salida de
capitales, tanto del sector público como del sector privado. Desde que se
instrumentó este peculiar control de cambio al revés a comienzos de 2003, se
han expatriado casi $160 millardos por esta cuenta, suponiendo ciertas las
cifras de exportación de PdVSA[2], casi 15 veces lo que salió por esa vía
durante los 40 años del “odioso puntofijismo”. $50 millardos de esta sangría la
originó el sector público. Esta fuga significa que ambos sectores, público y
privado, acumularon activos fuera. Es decir, el Estado tendría unos $50
millardos en el extranjero, ahorro que debería permitir cubrir los déficits en
la compraventa de divisas y mantener el tipo de cambio. De hecho, la subcuenta
de moneda y depósitos registra un retorno de dinero del sector público por
$17,6 millardos desde el 2° trimestre de 2012, presumiblemente con ese fin.
Sin
embargo, el ingreso neto de todas las transacciones del Estado por la cuenta
financiera fue de sólo $3,6 millardos durante ese lapso, cifra muy inferior a
la requerida. ¿Será que las cifras de exportación que suministra PdVSA no son
ciertas (la AIE registra una exportación un 20% menor)? ¿Será que parte de ese
dinero corresponde a regalos de la “Revolución” a países amigos? ¿Será que
mucho no es rescatable porque terminó en algunas cuentas “revolucionarias”
particulares?
Pero en
lo que el ministro no aclaró también hay motivos de preocupación. Puede
desprenderse que una buena porción de los $30,6 millardos que habrán de
transarse a Bs. 6,30/$ serán reservados al sector público. La creación del Centro
Nacional de Comercio Exterior, por otra parte, augura la centralización ahí de
la compraventa de divisas, quedando la duda de si este ente se convertirá en
intermediario que agenciará las importaciones tanto del sector público como del
sector privado, o si estas últimas simplemente habrán de desaparecer
eventualmente y, con ello, el sector privado propiamente dicho. Lo cierto es
que las importaciones del sector público vienen aumentando vertiginosamente,
hasta superar el 42% del total en los primeros nueve meses de 2013. En 1998
eran de apenas 12,1%. Este año, en todo caso, parte de los importadores
privados tendrán que pujar en las subastas de SICAD y, para completar la
demanda, acudir al estratosférico mercado paralelo. Aquellos rubros cuyos
precios domésticos eran controlados porque su componente importado se sufragó a
Bs. 6,30/$ y ahora pasaron a 11,30, se les tendrán que ajustar ese precio -con
un inevitable impacto inflacionario- o desaparecerán.
Por
último, todo indica que PDVSA seguirá vendiendo sus dólares a 6,30 bolívares
mientras se vendan dólares a esa tasa. Ello habrá de agravar el ya de por sí
deficitario flujo de caja de la empresa, dado el escalamiento de los precios
internos, y obligará a continuar con el pernicioso financiamiento del BCV -Bs.
430 millardos de dinero sin respaldo para fines de 2013-, a menos que se decida
pronto subir el precio interno de la gasolina. A pesar de que el Gobierno ha
reconocido la necesidad de ajustar este precio, se ha mostrado bastante
timorato con relación a cuándo y cuánto.
Para
concluir, no existen los dólares -ni los habrá mientras continúe la actual
gestión de la industria petrolera- para cubrir su demanda a los precios
oficiales fijados. Un estudiante que inicia sus estudios de economía aprende de
seguidas que, si el precio de un bien se fija a un nivel menor de lo que es su
precio de equilibrio -el que resulta del libre juego de la oferta y la demanda
en mercados competidos- se reduce (o desaparece) la oferta y se genera un
mercado negro por la presión de la demanda insatisfecha. El esquema de
controles de precio del Gobierno, incluido el precio del dólar, genera
incentivos perversos que propician la actividad especulativa, mientras atenta
contra la provisión de los bienes y servicios que requiere la población. Pero
los que usufructúan actualmente el poder creen más útil para apuntalar su
permanencia ahí desatar una cacería de brujas buscando “culpables” de una
supuesta “guerra económica” que, según tales dislates “revolucionarios”, es
causa del desabastecimiento y de la inflación. Un gobierno empeñado en
engañarse a sí mismo es una tragedia para el país. Lamentablemente, el
fanatismo por los dogmas embrutece. Preparémonos: esta devaluación no será la
última del año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario