Latinoamérica no es Zimbabue
Andrés Oppeeheimer
AOPPENHEIMER@ELNUEVOHERALD.COM
Un chiste que circula en círculos empresariales latinoamericanos dice que Brasil se está pareciendo cada vez más a Argentina, Argentina se está pareciendo cada vez más a Venezuela, y Venezuela se está pareciendo cada vez más a Zimbabue.
Pero, ¿se justifica una visión tan pesimista? ¿O es totalmente exagerado afirmar que la región se está encaminando hacia el autoritarismo mesiánico y el caos económico que caracterizaron a Zimbabue en años recientes?
Analicemos el chiste de atrás para adelante, empezando por la afirmación de que Venezuela se está convirtiendo en Zimbabue. En este caso particular, la respuesta parece ser afirmativa.
Según el Indice de Libertad Económica, un ranking mundial publicado la semana pasada por la Fundación Heritage, con sede en Washington D.C., Venezuela y Zimbabue están prácticamente empatados en los últimos puestos de la tabla.
De los 178 países incluidos en el ranking, que va en orden descendiente de las economías más libres a las más reprimidas, Venezuela ocupa el puesto 175, y Zimbabue el 176. Sólo hay menos libertad económica en Cuba (puesto 177) y Corea del Norte (178).
El índice de inflación de Venezuela es de más del 50 por ciento anual, uno de los más altos del mundo. En ese sentido, Venezuela está mucho peor que Zimbabue.
La nación africana emitió dinero como loca durante la década pasada —como lo está haciendo Venezuela ahora— y acabó con hiperinflación en 2008, pero en 2009 adoptó el dólar estadounidense y otras monedas duras, y redujo la inflación a un 10 por ciento anual.
A pesar de ser uno de los mayores productores de petróleo del mundo, Venezuela sólo crecerá un 0.5 por ciento en 2014, la menor tasa de Latinoamérica, según el Banco Mundial. Zimbabue, en cambio, crecerá un 3.3 por ciento este año, según el Banco Mundial.
En lo que hace al clientelismo, la burocracia y el caos administrativo, Venezuela posiblemente sea el campeón del mundo. El presidente venezolano Nicolás Maduro acaba de anunciar días pasados la creación de 111 vice-ministerios, incluyendo el “Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo”.
Para empeorar las cosas, Venezuela se ha convertido en uno de los países más violentos del mundo, con índices de homicidios mucho más elevados que Zimbabue, según datos de las Naciones Unidas.
¿Argentina se parece cada vez más a Venezuela? Sí y no.
Según el Indice de Libertad Económica, Argentina ocupa el puesto 166 en el mundo. O sea, está nueve lugares mejor que Venezuela, aunque dentro del mismo grupo de “economías represivas”.
Al igual que Venezuela, Argentina ha nacionalizado empresas, hay una enorme corrupción gubernamental, una inflación galopante del 25 por ciento (según el gobierno es del 10 por ciento) y la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner ha intentado controlar todas las instituciones.
Pero, a diferencia de lo que ocurre en Venezuela, el gobierno aún no ha logrado silenciar a los medios —pese a que lo sigue intentando hacer— y no puede manipular las elecciones tan fácilmente. El gobierno perdió las recientes elecciones legislativas, y existe la expectativa general de que Argentina tendrá un gobierno más serio después de las elecciones presidenciales de 2015.
¿Brasil se parece cada vez más a Argentina? En realidad no, pese a que a veces da esa impresión.
Según el Indice de Libertad Económica, Brasil ocupa el puesto 114 en el mundo, unos 40 puestos por encima de Argentina, y unos 50 por encima de Venezuela.
Es cierto que la presidenta Dilma Rousseff, que se presenta como candidata a la reelección en octubre, no está adoptando medidas económicas para promover la inversión y sacar al país de su actual letargo.
Pero Rouseff está en otra categoría: ha destituido a más de media docena de ministros acusados de corrupción, y en general respeta las instituciones. La Suprema Corte de Brasil acaba de condenar a la cárcel a importantes políticos del partido gobernante. Nada de eso ha ocurrido en Argentina, ni en Venezuela.
De manera similar, Brasil piensa a largo plazo en temas tales como educación, ciencia y tecnología, algo que no ocurre en el caso de sus vecinos.
Mi opinión: El chiste de que gran parte de Latinoamérica está cayendo en una espiral descendente que podría terminar en un caso como el de Zimbabue es una exageración.
Venezuela está yendo derecho hacia la ruina, pero tiene menos seguidores en la región. Lo más probable es que Argentina cambie de curso en los dos próximos años, y Brasil, en el peor de los casos, seguirá igual que ahora.
Hay que tener en cuenta que México, Colombia, Perú y Chile están funcionando bien, y que —junto con Brasil — estos países representan más del 75 por ciento del producto bruto regional.
Más que una espiral descendente, probablemente estemos viendo la recta final del ciclo populista, y pronto veremos el comienzo de una espiral ascendente.
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