martes, 14 de enero de 2014

Ultima Hora-Acarigua. Portuguesa.- 12/01/2014
AGUDO: Ha disminuido el consumo per cápita de la producción nacional 

(María Beatriz Parilli)

El 2014 entra con grandes expectativas dentro del sector agropecuario, pues pese al aparente repunte en algunos de los rubros que se generaron en el país el año pasado, el comportamiento de la producción nacional en la última década apunta hacia un estancamiento, con niveles insuficientes para satisfacer las necesidades alimenticias de la población venezolana.

En el último balance ofrecido por el Ministerio de Agricultura y Tierras, el titular de este despacho, Yván Gil, calificó al 2013 como un año exitoso en materia de producción nacional, principalmente en maíz blanco y amarillo, en los que el incremento frente al 2012 se ubicaba en 14% y 49%, respectivamente.

En otros rubros como la caña de azúcar, el aumento fue de 10%, mientras que la producción de carne y leche registró un alza de 3%, aunado a un 8% en la cosecha de papa, según Gil, quien indicó que en parte estos incrementos fueron posibles al despacho de insumos de la estatal Agropatria, que solamente en el caso de cereales aportó el 80% de los requerimientos.

Aunque el gremio cúpula de productores agropecuarios, Fedeagro, aún no ha contabilizado el total de la producción del año pasado, en declaraciones para Ultima Hora, el presidente del gremio, Antonio Pestana, manifestaba que en general -y exceptuando el café, cuya producción cayó-, la cosecha de varios rubros había crecido en comparación a 2012, pero no llegaba a sus niveles más altos, que fueron los obtenidos en el período 2007-08.

El representante de Fedeagro señalaba que en gran medida la producción de cereales del año pasado se vio favorecida por las condiciones climáticas, aunque no fue así en Guárico y una parte de Aragua. En cuanto al café, precisaba que la depresión que atraviesa el rubro desde hace años, ha impedido el crecimiento de la cosecha.

Ante los últimos datos sobre los resultados agropecuarios de 2013, el experto agroalimentario Rodrigo Agudo, hizo referencia a que el problema del sector no es si repuntó en un 5% o 10% con respecto al 2012, sino cómo se ha desenvuelto en los últimos 10 a 12 años, en los que -asegura- ha disminuido el consumo per cápita de la producción nacional y ha crecido progresivamente el déficit de insumos agrícolas.

“Si nosotros aumentamos un 10% en cereales con respecto a 2012, eso no tiene un impacto real sobre el problema del desabastecimiento agroalimentario (…) El resultado que hemos obtenido en el 2013 sólo ratifica un déficit de por lo menos 30% en cultivos de ciclos cortos como los cereales, 40% y 50% en los de mediano plazo como los frutales y musáceas, café y caña de azúcar, y peor aún en la actividad de ciclo largo como la ganadera donde el desabastecimiento ronda el 55% y 60%”, dijo.

Agudo cuestionó las cifras ofrecidas por el MAT en cuanto a la cosecha de maíz blanco y amarillo de 2013, al destacar que si es verdad que se han recogido del campo alrededor de 2 millones 200 mil toneladas de este cereal, se trataría de un crecimiento de 20% en comparación a los 2 millones de tons. de 2011 y un descenso de 9% si se comparan con los 2 millones 450 mil tons. generados en el 2012.

“Por eso, creo que el problema del sector agrícola no es dar unas cifras con base a valores relativos de un año a otro, sino ver cómo ha sido su comportamiento de forma dinámica en los últimos 10 años, y ver si realmente se está cumpliendo con el objetivo de crecimiento estable para garantizar la soberanía agroalimentaria”, recalcó.

Emergencia

Para el asesor agroalimentario, el sector agropecuario está emergencia y como tal debe ser declarado, para que se empiecen a diseñar políticas que lo saquen del atolladero. Considera que se ha desperdiciado la bonanza de la última década, período en el que “todos los países latinoamericanos crecieron en su producción agrícola y exportaciones, menos nosotros que hemos decrecido”.

El gran reto del ministro Gil, es reorientar el modelo aplicado a la actividad agropecuaria. “Para rescatar la soberanía agroalimentaria, el Estado debe dedicarse a lo que tiene que hacer y en donde hay profundas carencias, como es el tema de vialidad y servicios en la zonas rurales, así como garantizar la infraestructura y la renovación del parque de bienes en el campo”, sostuvo.

Por lo menos en cereales, Agudo cree que a pesar de que su producción es de ciclo corto, se necesitaría de tres a cuatro años para duplicar su siembra y empezar a estabilizar su crecimiento.

Disparidades

El experto precisó que no es ampliando más viceministerios dentro del MAT como se va a garantizar una eficacia en las políticas a desarrollar, sino que este organismo empiece a trabajar de manera concertada con el Ministerio de Alimentación, puesto que -a su juicio- hasta el momento han evidenciado tener disparidades en sus objetivos, pues el primero se concentra en cambiar la relación de propiedad y el segundo en importar.

“Hay que reconocer el gran esfuerzo del ministro Gil, pero lamentablemente se enreda cuando lo obligan a dar declaraciones con alto nivel de ideología para defender un proyecto que se agotó, lo cual lo hacer perder credibilidad con respecto a las buenas intenciones que, a lo mejor tiene, por ser un profesional del área que es un avance porque antes lo que habíamos tenido en el MAT eran unos improvisados”, aseveró.

Criterios

En una “profunda crisis” el presidente de Fedenaga, Rubén Barboza, estima que se encuentra la actividad agropecuaria. “Corremos el riesgo de que nos ataque el flagelo del hambre, porque Venezuela no se abastece sino que importa el 50% de los alimentos que come”, expresó.

A criterio del dirigente ganadero, llegó la hora de unificar criterios entre el sector público y privado, a fin de superar esta crisis, mediante políticas a corto y mediano plazo, en las áreas técnicas y científicas que estimulen el aumento del rebaño que, en Venezuela, debe ser de uno por persona, a manera de cubrir el consumo de carne y leche.

Fedenaga presentará en los próximos días, un programa de desarrollo pecuario que hará llegar al Ejecutivo nacional, en quien Barboza reconoce una actitud positiva al abrirse a escuchar los planteamientos de los productores.

El presidente de Fedenaga le da una lectura positiva al compromiso del titular del Instituto Nacional de Tierras (INTI), William Gudiño, en frenar las invasiones en el campo. “Aquí no hay personas necesitadas de tierra, sino mercaderes que están invadiendo negocios (…) Si se va devolviendo la confianza y el día en que a las zonas rurales vuelva la seguridad jurídica y estabilidad laboral, la gente volverá a trabajar”, puntualizó.

Por la parte agrícola, la dirigencia del sector espera que se mejore el suministro de insumos tanto por el Gobierno a través de Agropatria, como por el área privada que ha disminuido su capacidad de despacho, por deudas con los proveedores internacionales, al tener inconvenientes con la asignación de dólares oficiales, según refirió el presidente de Fedeagro.

Pestana también hizo alusión al tema de vialidad, cuyas reparaciones no se terminan de efectuar pese a que han sido anunciadas en más de tres oportunidades -inclusive en el marco del Gobierno de calle en el estado Portuguesa- y en las que los agricultores estarían dispuestos a tender la mano, puesto que se trata de “un problema de todos”

A los productores, se les hace imprescindible que cesen las amenazas a la propiedad, así como algunas complicaciones que -de acuerdo con el presidente de Fedeagro- se vienen presentando en la venta de las tierras, en el caso de los agricultores que las han trabajado toda su vida pero no tienen hijos para heredárselas.

Traumático

El clamor por la seguridad, es otro tema que cada día cobra mayor fuerza en el campo. Antonio Pestana aseguró que las experiencias de robos en los predios son traumáticas. “En algunas fincas de Portuguesa -no contentos con el robo- le regaron cloro por la espalda a obreros y patronos. Nos golpean, intentan violaciones, asesinan a quien creen que se van a defender, etc.”, denunció.

Hizo un llamado a que se le dé un parado a la delincuencia y a la impunidad, instando al sistema judicial a que “se ponga la mano en el corazón y entienda que este es el país de sus hijos, de su descendencia, y que no pueden soltar alegremente a los delincuentes, porque éstos tienen que pagar por lo que hacen”.




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