Deroguemos la Ley de
la Oferta y Demanda
Pedro Pablo Fernandez
El mejor ejemplo lo tenemos con el cemento. En Venezuela se llegó a producir tanto que exportábamos. Todo el que quería cemento lo conseguía a buen precio.
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Hay dos leyes que este gobierno no puede derogar: La Ley de la Oferta y la Demanda y la Ley de Gravedad. No importa cuántas veces lancemos una pelota al aire, ni importa la fuerza con que lo hagamos, ella siempre va a regresar a la tierra. Con la misma terca persistencia suben los precios cuando la demanda aumenta y bajan cuando lo hace la oferta.
La inflación y el desabastecimiento se generan a partir de un aumento de la demanda producida por un gasto público creciente y una disminución de la oferta producida por una fuerte caída del aparato productivo.
El Gobierno viene aumentando desordenadamente el gasto público gracias al chorro de petrodólares que le entró al país en los últimos años, al fuerte endeudamiento y al financiamiento vía BCV con dinero inorgánico, es decir, dinero que se imprime sin tener respaldo. Este dinero puesto a circular en la economía genera inmediatamente un fuerte aumento en la demanda porque todo el que tiene dinero en el bolsillo lo gasta inmediatamente consciente de que con él no va a poder comprar nada en el futuro.
Al mismo tiempo que aumenta la demanda ha venido disminuyendo la oferta como resultado de la caída en la producción que se ha generado a consecuencia de un modelo económico que ha desestimulado la inversión a través de las estatizaciones y los controles de cambio, precios, ganancias, etc. Todo esto se agrava porque los compromisos de pago de la deuda se han hecho muy fuertes y cada vez alcanzan menos los dólares que tenemos para importar lo que hemos dejado de producir.
No importan los buenos deseos del Gobierno de bajar los precios, si la demanda es mayor que la oferta los precios subirán y el intento por controlarlos lo único que traerá es desabastecimiento. El mejor ejemplo lo tenemos con el cemento. En Venezuela se llegó a producir tanto que exportábamos. Todo el que quería cemento lo conseguía a buen precio. El Gobierno expropió las empresas cementeras, cayó la producción y hoy la única forma de conseguirlo es pagándolo carísimo. Cayó la oferta y subieron los precios. La Ley de la Oferta y la Demanda.
En 2007 se llegó a la cifra récord de 172.000 vehículos ensamblados y se importaron unos 250.000. Todo el que quería un carro lo conseguía a buen precio en cualquier concesionario. Este año no llegamos a ensamblar 20.000, los concesionarios están vacíos y como consecuencia el que quiere un carro tiene que comprarlo usado al doble de su valor. Otra vez la bendita Ley de la Oferta y la Demanda.
El Gobierno hace un esfuerzo enorme por controlar la inflación en los alimentos y las medicinas. El resultado es que se forman colas enormes en todas las farmacias y supermercados del país con gente comprando cosas que después revende en la calle cinco veces más caro. Leche de fórmula para niños que se vende en la farmacia a Bs 250 lo venden los buhoneros en 900 y 1.000. Eso sucede porque la gente quiere comprar más leche de la que hay disponible.
Con el salario pasa lo mismo. El Gobierno sube el salario mínimo pero eso no aumenta el poder adquisitivo. La única forma de que el salario real de los trabajadores mejore es aumentando la demanda de trabajadores y eso solo se logra reactivando la economía, produciendo más, incentivando que haya inversiones que generen muchos empleos. En la medida en que se van instalando nuevas empresas y los trabajadores van ocupando los puestos de trabajo van quedando menos trabajadores disponibles y las empresas se ven forzadas a ofrecer una mejor remuneración para poder conseguirlos. La bendita Ley de la Oferta y la Demanda.
Enfrentar las distorsiones generadas en la economía y los desequilibrios fiscales y monetarios con el peso de la deuda acumulada va a requerir medidas de ajuste que tienen un costo social importante. El costo va a ser menor mientras más rápido logremos reactivar el aparato productivo y eso solo lo vamos a lograr si se corrige el modelo económico. Cada día que se posterga la tarea se hace más difícil.
Ojalá que después de este artículo no salga alguien a decir: “Si la culpa de la inflación es la Ley de la Oferta y la Demanda, deroguémosla”.
@pedropabloFR
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